El informe del accidente apunta a errores en los controladores rusos y a deficiencias en el aeródromo, pero también a carencias en el entrenamiento de los pilotos del avión presidencial.
Los manifestantes criticaron al actual jefe del Gobierno polaco, el liberal Donald Tusk, al que acusaron de impedir que avancen las investigaciones para determinar qué causó la colisión del aparato.
El Presidente del Gobierno ha considerado que «es mejor» que la izquierda abertzale radical rechace «algo tan salvaje y vil como planificar atentados o asesinatos».
El Gobierno de centroderecha de Donald Tusk denuncia las «amenazas» y el «chantaje» de la Iglesia católica, que califica la FIV de «aborto encubierto».