Hace ya algunos meses visitaba Cangas de Narcea, junto a su alcalde José Víctor, en un recorrido de varios días por el suroccidente asturiano. En una aldea de Cangas visité un obrador de pan de una familia emprendedora que tenía varias panaderías en toda la región. Desde allí y gracias a internet gestionaban todas sus panaderías, ajustando gustos del consumidor, variedad, surtido y volumen de producción. Se quejaron amargamente del servicio de la red de telecomunicaciones, que fallaba muy a menudo, dificultando así la dirección de su empresa. También hablamos, obviamente, de la necesidad de mejorar las infraestructuras físicas, resolviendo de una vez el enlace con León y Portugal y la zona central de Asturias. Pero los problemas de acceso estable y rápido a la red se introdujeron así en nuestra conversación.
En otra ocasión, me reuní en el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) en Llanera, acompañado también del alcalde del municipio, Gerardo, con varias empresas, algunas aún incipientes y otras en la fase de crucero, volcadas en buscar nuevos mercados de exportación o líneas de colaboración de la Unión Europea. Hablaban con entusiasmo, con optimismo, explicándome sus modelos de negocio, sus planes de crecimiento y la novedad de sus productos o servicios.
En San Martín del Rey Aurelio, su alcalde Enrique me invitó a conocer el Centro de Investigación de Nanomateriales y Nanotecnología, entidad adscrita al CSIC. Allí me encontré a un grupo de investigadores en la frontera del conocimiento, participando de las redes globales de la ciencia, con la ambición de ayudar a vivir en un mundo mejor.
Estos son sólo tres ejemplos, pero me bastan para publicitar, para llamar la atención sobre una Asturias de la que se habla poco. Desde el ámbito rural o desde las zonas urbanas, en sectores tradicionales o futuristas, en el sector privado o en el público, existe una nueva Asturias que construye futuro, que no se resigna y que combate. Quizá esa sea la verdadera herencia de la Asturias revolucionaria, porque lo que están haciendo es auténticamente desafiante.
No sé cómo será el futuro de Asturias, aunque trabajo cada día para ayudar a que sea un poco mejor, desde muy lejos pero con efectos en lo más cercano. Pero estoy seguro que nuestro futuro pasa por esas personas y por su ejemplo. Pasemos página y conquistemos el futuro. Hay muchos en Asturias que ya están en ello. Unámonos para soñar y trabajar en esa dirección. Adelante.
Comentarios