Hiperconexión digital: ¿por qué nos sentimos solos en un mundo cada vez más conectado?

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Que tengamos cientos o miles de seguidores en una red social, no significa que contemos con apoyo emocional real

17 feb 2025 . Actualizado a las 11:46 h.

Nos encontramos en la era de la hiperconectividad digital. Las redes sociales, los mensajes instantáneos y las videollamadas han reducido las distancias y propiciado el contacto.

No obstante, paradójicamente, cada vez más personas sufrimos soledad y aislamiento. Si quieres saber por qué sucede esto, acompáñame en esta lectura.

La paradoja de la hiperconexión

Cómo nos comunicamos ha sido revolucionado por la tecnología. Esto, a su vez, también lo ha facilitado. Sin embargo, esta facilidad no siempre se tradujo en conexiones auténticas.

Las interacciones que solemos tener en un entorno digital suelen ser superficiales y efímeras. Esto nos complica establecer lazos profundos y significativos.

En las redes sociales, por ejemplo, podemos mantenernos al día con la vida de los demás. No obstante, no debemos olvidar que puede tratarse de versiones idealizadas de la realidad.

Compararnos con el resto de esta forma puede generarnos insatisfacción e incluso una innegable sensación de desconexión emocional.

Además, la dependencia de este medio de comunicación ha contribuido a la disminución del contacto cara a cara, lo cual es imprescindible en la nutrición de las relaciones auténticas.

La falta de los signos no verbales (tono de voz o expresión) favorecen una escasa empatía y el auge de los malentendidos.

Redes sociales y la ilusión de compañía

Si tenemos en cuenta que las redes sociales han cambiado cómo nos relacionamos, estas también son culpables de las falsas sensaciones de compañía.

Que tengamos cientos o miles de seguidores en una red social, no significa que contemos con apoyo emocional real.

Existen muchos estudios que corroboran que el uso excesivo de redes promueve la ansiedad, depresión y soledad. Esto debido a que, en lugar de facilitar la interacción, las plataformas nos atrapan en el consumo pasivo de contenido.

Otro problema recurrente es la presión que algunos sienten por tener una atractiva imagen digital. Ya sea buscar validación a través de “Me gusta” o comentarios, la tendencia puede influir de forma negativa sobre nuestra autoestima.

Desconectarse en la era digital

El ininterrumpido flujo de información y mantenernos disponibles, nos ha generado agotamiento digital. La hiperconexión hace que estemos siempre atentos a nuestro teléfono. Esto merma nuestra capacidad de atención y disminuye la calidad de nuestras interacciones reales.

En este escenario, es común encontrarnos con personas que pueden estar en la misma habitación con nosotros, pero atentas a su dispositivo. Pueden estar muy activos en las redes e interactuando en línea, pero descuidando a quienes estamos a su lado.

Este fenómeno, conocido por el neologismo anglosajón “phubbing” (ignorar a alguien en persona por estar usando el celular), es un claro ejemplo de cómo la tecnología, en vez de propiciar la cercanía, algunas veces hace que nos distanciemos.

La falta de atención plena en las conversaciones presenciales puede generar un deterioro en la calidad de nuestras relaciones. Esto, a su vez, terminará por dejarnos con una sensación de vacío y desconexión permanente.

¿Cómo podemos recuperar las conexiones reales?

A pesar de sus efectos negativos, podemos aprovechar la hiperconexión si la equilibramos adecuadamente. Algunas estrategias que podemos seguir son:

  1. Priorizar el contacto: Organizar reuniones para conversar y fomentar los vínculos emocionales.
  2. Limitar las redes: Disminuir el consumo de redes sociales. Así evitaremos la comparación social e incrementaremos el bienestar emocional.
  3. Practicar la desconexión: Establecer recesos lejos de las pantallas. Aprovechar el tiempo para leer, meditar o compartir en familia.
  4. Filtrar las conexiones: Preferir calidad antes que cantidad al interactuar en redes sociales.

Sumado a esto, también podemos aprovechar herramientas digitales para facilitar la navegación en línea. Como ejemplo, una VPN para iPhone no solo protege nuestra información, sino que también evita distracciones innecesarias y nos ayuda a optimizar el uso del tiempo en línea.

La clave para no sentirnos solos en un mundo hiperconectado es encontrar la forma de equilibrar la vida en línea con la vida real. Esto podemos lograrlo priorizando la calidad por sobre la cantidad de nuestras relaciones.

A su vez, debemos ser conscientes de nuestro tiempo frente a una pantalla, fomentando espacios de conexión auténtica, con el fin de alimentar nuestro bienestar emocional.

La tecnología es una poderosa herramienta que, sin embargo, depende del uso que le otorguemos.