Diez razones sobre por qué amamos al «Leónidas de la comida» asturiana: «¿Cómo puede arrollar a todas las franquicias?»

M. S. REDACCIÓN

VIRAL

Vídeo de Jorge Yorya «¿Por qué amamos el cachopo?»
Vídeo de Jorge Yorya «¿Por qué amamos el cachopo?» Jorge Yorya

El humorista expone por qué esta estrella de la gastronomía asturiana resiste «como una ferretería en una calle hasta arriba de locales que ahora son Airbnb»

05 oct 2024 . Actualizado a las 13:52 h.

¿Por qué amamos el cachopo? Para un asturiano es fácil de responder, ¿cómo no hacerlo?. Es versátil, nunca te deja con hambre y es seña de identidad. En esta ocasión es el humorista Jorge Yorya quien argumenta, más allá del sabor, por qué entre todas las opciones que puede haber, la elección correcta es ser «como el cachopo». ¿Por qué? «porque no da problemas, no te pone reglas especiales».

A través de un vídeo en sus redes sociales, el madrileño aporta una decena de razones sobre la resistencia del cachopo ante cadenas que ocupan, a paso acelerado, cada esquina de las calles. Básicamente, el cachopo es un símbolo de resistencia gastronómica, es el Don Pelayo de la comida en España.

@jorgeyorya

Sé como el cachopo. 📺 Completo en mi canal de YouTube. ðŸŽŸï¸ Entradas a todos mis shows en el link de mi perfil. #Comedia #Humor #Cachopo #Paella #Comida

♬ sonido original - Jorge Yorya

El humorista destaca que sin una campaña de marketing detrás y sin un símbolo representativo, «¿cómo es posible que en la era en la que la identidad gastronómica de cada región está quedando sepultada bajo una montaña de tequeños y poke bowls, el cachopo resista?». Porque es asturiano y porque es una de las estrellas de la comunidad.

Más allá de eso, el hombre se pregunta «cómo puede arrollar a todas las franquicias con empresas de publicidad que las apoyan, un plato que en su mejor estado parece que se ha caído de un quinto». Porque no necesita de un emplatado geométrico, cuidado, con equilibrio ni armonía. Un cachopo ocupa el 80% de la bandeja y el espacio restante lo ocupan patatas fritas, en ocasiones también lo corona un trozo de pimiento, pero es opcional.

«¿Alguna vez has visto el logo de un sitio de cachopos? Exacto». No, no tiene un logo que lo identifique, como puede suceder con cadenas como MacDonals o, como menciona el humorista, «la palabra Nemtur con el mismo diseño que la portada de un trabajo de cuarto de la ESO dedicado a las mitocondrias». Y sin todo eso ahí sigue resistiendo, «contra viento y marea, es el Leónidas de la comida pesada», bromea Jorge Yorya.

Para que en las grandes ciudades se entienda, «es una ferretería en una calle hasta arriba de locales que ahora son Airbnb». Eso es, resistiendo en identidad, resistiendo en las cartas de restaurantes y sidrerías como unas patatas tres salsas. «Y no necesita un equipo de marketing porque es un producto que confía en sí mismo».

«Es un feo con carisma», es decir, una combinación que triunfa porque lo importante es la actitud. Sin una presentación cuidada, en una mesa que haya un cachopo no destaca el mejor plato michelín del mundo. Yorya no olvida la parte negativa, el efecto secundario: «Un plato que te va a dar una digestión de 48 horas», el precio a pagar por disfrutarlo, sale barato. Para los seriéfilos explica que tiene «un sabor que haría llorar al fulano de The Bear que trata a sus compañeros como si fuera el encantador de perros y que en la vida real se tala 30 pitis cada finde frente al parking de Candlelight con Rosalía».

En resumidas cuentas y para el entendimiento de cualquiera, «es ese colega que va a un plan y te dice ‘¿que hacemos hoy?' y le da igual si la respuesta es ir a la bolera o recuperar Yugoslavia, él rema a favor y te lo pone fácil». En menos de 48 horas tiene más de 33.800 visualizaciones y entre los comentarios que quieren comparar al cachopo con otros alimentos, destaca quien lo sigue defendiendo: «El cachopo es la planta urbana que crece en el pavimento, es fuerte, resistente y no necesita a nadie para sobrevivir. Nos enterrará a todos»