El «secreto» asturiano que enamora al diario británico The Guardian: «Es la antítesis de Ibiza; la vida es lenta y la gente amable»
![Nel Oliveira](https://img.lavdg.com/sc/0mxy1a-Vt3mD71FJF54f_kzPncA=/75x75/perfiles/1624362420707/1624363321358_thumb.jpg)
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![Anochecer estrellado en una playa de Luarca, fotografía seleccionada por el certamen de Instagram Mi Rincón Favorito](https://img.lavdg.com/sc/g-F9PACL8C1jeA8fO-VHRujlU9U=/480x/2023/09/13/00121694598601071712516/Foto/luarcaraulg.jpg)
«La famosa sidra, que tradicionalmente se sirve desde la altura de la cabeza, fluye libremente desde la hora del vermut junto con el resto de bebidas alcohólicas de consumo socialmente aceptado», describen a sus lectores
13 ago 2024 . Actualizado a las 19:10 h.«En cierto modo es la antítesis de Ibiza. El ritmo de vida es lento y la gente amable». De esta forma define el diario británico The Guardian el que han elegido como uno de los «secretos de verano en la fría costa norte de España». Situado en Asturias, describen a sus lectores que este en este lugar «la famosa sidra, que tradicionalmente se sirve desde la altura de la cabeza, fluye libremente desde la hora del vermut junto con el resto de bebidas alcohólicas de consumo socialmente aceptado hasta que cierra la última discoteca, alrededor de las seis de la mañana».
No es la primera vez —y tampoco será la última— que medios europeos e internacionales se deshacen en elogios hacia los encantos que alberga el Principado. Desde los envidiables paisajes de la región hasta la gastronomía o la amabilidad de los residentes. Todos ellos factores que encandilan a todo el que pasa por la comunidad. Sin embargo, también es frecuente que estos mismos medios incidan en aquellos rincones que más les llaman la atención en aras de descubrir a sus lectores enclaves popularmente desconocidos más allá de la frontera autonómica. En esta ocasión, The Guardian —a través de un texto escrito por la periodista Alyssa McMurtry— se ha centrado en los encantos de Luarca.
En un contexto donde el turista británico opta, en general, por acudir a las localidades más masificadas de las costas españolas, este texto comienza explicando precisamente que «las vacaciones en España no tienen por qué implicar playas abarrotadas de gente y un calor abrasador». «En este pequeño pueblo pesquero, rodeado de verdes colinas y algunas de las playas más bonitas de Asturias, el ritmo de vida es lento incluso en verano», recoge la corresponsal del diario británico en su artículo.
![Luarca desde los Jardines de la Fonte Baixa](https://img.lavdg.com/sc/6KUgKOquv7gXzDNfykCHVkfGihs=/480x/2023/03/30/00121680188411839966320/Foto/vaq6.jpg)
McMurtry comparte a los lectores que Luarca se encuentra tan solo a una hora en coche de Oviedo, donde ella reside. «Había asumido que las mejores ciudades costeras estarían abarrotadas de gente y serían caras, pero estaba equivocada», señala en un texto en el que se le terminan las palabras para elogiar la parroquia, capital del concejo de Valdés, bien conocida por todos aquellos que viven en la región: «Las casas blancas, flanqueadas por verdes colinas, parecen caerse hacia su pintoresco puerto. En muchas ciudades turísticas españolas, es mejor no comer en el paseo marítimo para evitar que te estafen. Pero en Luarca, el hermoso paseo marítimo alberga muchos de sus mejores restaurantes».
«Había asumido que las mejores ciudades costeras estarían abarrotadas de gente y serían caras, pero estaba equivocada»
Tras una travesía por la localidad pesquera describe que «el animado puerto está salpicado de coloridos barcos, los edificios desgastados por el clima están medio abandonados e incluso la tienda de recuerdos rebosa de personalidad». Además de contar varias historias humanas que hacen que los lectores empaticen más si cabe con la descripción de Luarca, línea tras línea ensalza la naturaleza y la arquitectura: «No hay palabras para describirlo, pero es muy tranquilo y tiene una cualidad espiritual». «Cada vez que rasco la superficie, Luarca parece revelar una profundidad sorprendente», apunta McMurtry, en el que también explica que «de aquí salió el científico ganador del premio Nobel Severo Ochoa, que investigó los mecanismos por los que se forman el ADN y el ARN».
El artículo elogia desde las playas —Cueva, Portizuelo, Otur o Barayo— hasta las vistas desde el Cabo Busto o sus cascadas y bosques, pasando por museos como el Parque de la Vida o el del Calamar Gigante, que «presume de albergar la mayor colección de especímenes conservados del mundo». Todo ello sin olvidar mencionar el jardín botánico de Fonte Baixa, el cual describe como un espacio «repleto de árboles y flores locales y exóticas, que también ofrece vistas extraordinarias de la ciudad, las playas y la impresionante costa».