El escritor irlandés Stephen Phelan revela cuál es la mejor ciudad española: «Venga por la comida, quédese por la mística perdurable»
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Tras una década viviendo en el país se muestra encantado de Madrid, sin embargo, «la aguja de la brújula apunta en la dirección contraria», hacia el noroeste, a una localidad «gris y verde»
29 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Llevo diez años viviendo en España y esta es mi ciudad favorita» así titula el escritor irlandés Stephen Phelan lo que es para él una ciudad asturiana en el periódico The Times. Destaca de este lugar su misticismo, la conservación cuidada del patrimonio medieval y la cultura gastronómica representativa de Asturias.
Mientras que admite que Madrid es su hogar y tiene una vida animada, confiesa que «no siempre compensa el sádico calor del verano». Muchos madrileños veranean en las costas azules y blancas en el Mediterráneo, pero «la aguja de mi brújula apunta en la dirección contraria», comenta, y es que él prefiere el noroeste, el «gris y verde Oviedo».
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El irlandés sitúa la capital asturiana entre el «brumoso» Cantábrico y las «neblinosas» montañas. Elogia su atmósfera, que está reforzada por el orbayu asturiano, «una frecuente lluvia fina», define. Identifica la ciudad como «un reino de lobos y osos» y recuerda que fue donde establecieron el reino los primeros visigodos cristianos.
El escritor describe la ciudad sin olvidar su arquitectura, «gótica y barroca que da una geometría encantadora al casco antiguo», de las fachadas destaca el art decó y nouveau con márgenes modernistas. De hecho, distingue dos emplazamientos que nadie se puede perder en una visita de un par de días: el Museo de Bellas Artes de Oviedo, «un mini-Prado gratuito», y el Campo de San Francisco, «más bonito que el Retiro de Madrid». Y recuerda que en la catedral de San Salvador comienza el camino primitivo, el original Camino de Santiago.
De la gastronomía tampoco se olvida, «manifiestan una tendencia a comer en exceso», un tópico que persigue a los asturianos y que no ofende a nadie, porque probablemente sea cierto al 99%. Recuerda que es la Capital Española de la Gastronomía 2024 y un lugar al que volvería solo para comer: «Yo haría el viaje sólo para comer gambas a la gabardina, con un vermú de barril dulce y fuerte de elaboración propia en La Paloma, un bar fundado en 1900 cerca de la estación de Oviedo».
Elogia también a los carbayones, el dulce emblemático ovetense: «Podría celebrar el centenario comiéndome una caja entera, como si fueran troncos metidos en una astilladora». Destaca la fabada de Casa Ramon, de la que bromea asegurando que «su enamore carga proteica puede haber que el incauto comensal se quede boca abajo en el cuento». Faba y fartura, todo uno.

España es un país vinícola, pero el escritor subraya que Asturias es tierra de sidra, y la oda a este elemento de la cultura más propia asturiana es Gascona y el escanciado: «Un ritual sagrado de los nativos».
Vuelve a definir la cultura gastronómica del Principado asegurando que «los platos pequeños no son habituales en la cocina asturiana, Oviedo es la ciudad española para los que estén hartos de tapas». Culmina recomendando que «venga por la comida, quédese por la mística perdurable».