La ruptura de Pelandy, sin infidelidades pero «muy inesperada»

La Voz REDACCIÓN

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Pelayo Díaz y Andy McDougall en una de las publicaciones de Instagram del ovetense
Pelayo Díaz y Andy McDougall en una de las publicaciones de Instagram del ovetense INSTAGRAM

Una «crisis de verano» ha puesto fin a los cuatro años de matrimonio de Pelayo Díaz

03 dic 2021 . Actualizado a las 22:34 h.

El diseñador ovetense, Pelayo Díaz, ha concedido su primera entrevista tras la separación a ¡Hola!, en la que ha querido aclarar los principales motivos de su ruptura, dejando claro que no ha habido «cuernos» por ninguna de las dos partes. Simplemente, se ha tratado de una «crisis en verano» con «una primera ruptura en septiembre». La decisión final fue tomada en Halloween por Pelayo, aunque confiesa que la separación de septiembre fue decisión de Andy. Pelayo, entonces, se marchó por trabajo y sintió que no podía hacer un «break» que tanto necesitaba, quería haberse ido a Las Maldivas para desconectar, pero sintió que no era «realista», ahora dice que se podría haber ido a «un pueblo de Asturias».

La primera ruptura sorprendió a Pelayo que la tilda de «muy inesperada», puesto que pensaba que «estábamos trabajando en nuestra relación». Sin embargo, confiesa que «no le reprocho nada», sobre todo porque se sincera diciendo que cuando hablan, acaban llorando y fundidos en un «abrazo». Para el diseñador, uno de los principales problemas comenzó cuando terminó la cuarentena, porque «nos apetecía hacer planes por separado y eso motivó un alejamiento».

¿Infidelidades?

El ovetense asegura que no ha habido terceras personas, porque de ser así, Andy no seguiría en su casa, como lo hace «hasta que encuentre una». Por estas razones, ya se adelantaba hace un mes, cuando se hizo público que era una ruptura amistosa, «paseamos a nuestro perro, Vidu, juntos». Además, asegura que les está costando «desengancharnos». Aunque no tiene muy claro qué hubiera sido mejor, si una «ruptura abrupta» porque sería menos «confuso y doloroso».

Sin embargo, aunque le duela, Pelayo tiene claro que no habrá una segunda oportunidad, poniendo así fin al matrimonio de cuatro años con el argentino. No obstante, sabe a ciencia cierta que «vamos a estar el uno en la vida del otro». Es por todo esto que el divorcio sigue sin producirse, tal y como dice el de Oviedo porque «me ha costado quitarme el anillo… Como para pensar en ir al notario» aunque si adelanta que «cuando tenga que hacer otras cosas en el notario, aprovecharé». Tampoco tienen prisa puesto que están casados en separación de bienes y ambos saben que ninguno va a sacar «tajada» del otro.