Michael Williams y su pequeña, Florence siguen desde Swansea al segundo equipo que les robó el corazón: el Real Oviedo
26 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.En 1912, se creó en una ciudad del sur de Gales el Swansea City. El equipo que ocupaba el corazón al completo del galés Michael Williams. Cien años después de su creación, a casi 1.000 kilómetros de distancia, el otro equipo que ocuparía una mitad del corazón de Williams comenzaba una lucha contra la desaparición. Por aquel entonces, el actual exfutbolista asturiano y director deportivo del Burgos C.F., jugaba en el equipo galés y contó en una entrevista a un medio local la difícil situación que pasaba su equipo del alma. Michael no lo dudó y decidió convertirse en uno de los tantos accionistas anónimos que ayudaron a resurgir al equipo asturiano.
«Decidí comprar seis acciones en 2012, y luego otras cinco cuanso se reabrió la ventana en 2015», cuenta orgulloso el galés. Desde entonces el galés sigue siempre que puede las victorias y los malos tragos del Real Oviedo. «Tuve la suerte de ver al equipo subir a Segunda División, tras los play offs», cuenta. Y desde hace diez meses cuenta con una pequeña, pero gran, seguidora a su lado: su hija Florence. Con apenas diez meses ya se ha puesto la equipación de los dos equipos de su padre. Blanco y azul son los colores del corazón de la familia Williams.
Michu, la gran estrella
Con la llegada del jugador ovetense al equipo galés, se convirtió en una auténtica revelación. Consiguió marcar 22 tantos en su primera temporada con el equipo y terminaron 9º en la liga. Además, consiguieron la clasificación para la Europa League y ganaron la Copa de la Liga con Michael Laudrup. Fue ese comentario para el medio galés lo que cambió todo en la vida de Michael Williams. «Expresó su amor por Oviedo y cómo necesitaban 2.000.000 de euros para sobrevivir», cuenta el galés.
Un recuerdo común
Ahora, que el equipo asturiano no peligra y con aquel sufrimiento convertido en fruto del pasado, Michael Williams explica que diez años antes que el Real Oviedo, en el 2002, el Swansea City pasó por una situación parecida. Y las desgracias también unen. «El Swansea casi se fue a la quiebra y tuvo que recurrir a los seguidores para que ayudaran con la financiación del club», recuerda. Se jugaron todo en un partido contra el Hull City, que podría ser definitivo: ganar para permanecer en la liga de fútbol o enfrentar la extinción. Finalmente ganaron 4-2, y a día de hoy sigue peleando temporada tras temporada para seguir al pie del cañón. Ahora, con todas las similitudes sobre la mesa, el corazón de Michael y el de su pequeña Florence está dividido en dos: en azul, por el Real Oviedo, y el blanco, por el Swansea.