El director de FAEN defiende un cambio de modelo sin renunciar a las capacidad de dar servicio a la industria
14 jun 2018 . Actualizado a las 22:57 h.Los múltiples retos energéticos a los que se enfrenta nuestro planeta, aunque aparentemente lejanos, tienen su reflejo en Asturias. La profunda relación de la energía con áreas de actividad tan diversas como el medioambiente, la industria, el bienestar, el transporte, el turismo, la agricultura, la edificación o el conocimiento, provoca reacciones inmediatas en todos ellos como consecuencia de la evolución del sector energético. Los cambios que están produciéndose ofrecerán oportunidades globales, generarán incertidumbres locales y sólo si se llevan adelante en sintonía con el entorno internacional permitirán que contribuyamos a hacer nuestro mundo mejor y más habitable. Sin embargo, la tarea de llevar a cabo todos los cambios necesarios es compleja, porque abarca al planeta; requiere de tiempo, porque los cambios a introducir involucran grandes y muy diversos intereses; y es arriesgada, porque cada decisión que se tome localmente definirá nuestro futuro como sociedad a corto y largo plazo.
Los acuerdos internacionales, que hemos ayudado a definir y alcanzar como parte de la Unión Europea, definen un camino a seguir para lograr un objetivo a largo plazo. No se trata de una serie de etapas intermedias de corto plazo que haya que cubrir sin más en 2020, 2030 ó 2050. El objetivo final es hacer virar nuestra economía hacia un modelo descarbonizado, es decir, un modelo libre de emisiones de CO2, compatibilizando dichos objetivos a largo plazo con otras estrategias de reindustrialización, de electrificación del transporte o de construcción del mercado único de la energía a más corto plazo. En ese objetivo de 2050 es precisamente donde laenergía juega un papel relevante, ya que será unos de los sectores que mayor contribución deba hacer a este cambio.
Ha de tenerse en cuenta que los cambios en el modelo energético de territorios tan diversos como la Unión Europea, España, o incluso como Asturias, no pueden realizarse en cortos períodos de tiempo. Baste recordar que el gas natural tardó más de diez años en alcanzar cifras representativas en el mix energético nacional, que la eólica apenas aportaba generación eléctrica en el sistema peninsular hace veinticinco años o que en épocas recientes de crecimiento económico el incremento de la demanda de energía era mayor que la capacidad de instalación de energías renovables. La estabilidad temporal en la planificación del sector energético es esencial para afrontar las inversiones necesarias que acaben por modificar el modelo energético.
Al hablar de planificar el sector energético, consideramos la producción, transformación y transporte de energía, pero es preciso contar también la otra parte del sector: el consumo; y considerarlo no sólo por la demanda total, sino también por sus características intrínsecas. Una planta industrial intensiva en consumo de energía como las que se ubican en Asturias puede tener un consumo equivalente al de una de las grandes ciudades de la región, pero eso no hace que ni sus necesidades a lo largo del día o del año, ni los precios, ni las soluciones tecnológicas que se puedan dar en ambos casos sean las mismas. Definir soluciones estables para alcanzar un suministro energético a la industria es esencial para garantizar su viabilidad, ya que determinarán su competitividad y la continuidad del sector a largo plazo. En los sectores del transporte y la edificación, conocidos como sectores difusos, el consumo tiene sus propias características, ya que prima la toma de decisiones de carácter individual y la realización de muchos pequeños consumos energéticos, lo que introduce una serie de incertidumbres sobre el comportamiento de la demanda. Otro factor adicional, pocas veces analizado, lo representa el hecho de que la ciudadanía, además del consumo energético directo en los sectores difusos, condiciona la demanda energética industrial. La demanda de productos, desde un coche a un vaso o desde una casa a un periódico, condiciona la cantidad de energía que debe consumirse en todo el ciclo de vida de esos productos para ponerlos a nuestra disposición. Los incrementos de consumo de bienes y servicios implican un incremento del consumo de energía, realimentando la complejidad de una planificación energética a largo plazo.
Es aquí, sobre el consumo, donde se pueden generar importantes oportunidades para el futuro y donde hay numerosos agentes asturianos del conocimiento trabajando. Los conceptos de bioeconomía, economía circular, industria conectada o impresión 3D pueden ser tractores de soluciones adicionales a las que a tenemos, entre las que está la industria pesada tradicional. Son muchas las empresas asturianas, los centros tecnológicos y grupos de universidad que desarrollan actividades punteras en actividades relacionadas con la energía. Cabe citar algunos como: la fabricación de componentes y equipos de parques eólicos marinos; la captura de CO2 mediante diferentes técnicas, incluyendo el uso de algas; la gestión energética inteligente de barrios; la movilidad eléctrica de personas y mercancías; la generación de nuevos tráficos marítimos apoyados en el uso de gas natural o las renovables; la industrialización de la edificación para reducir el consumo energético en todo el ciclo de vida del edificio; la fabricación avanzada de componentes destinados a laboratorios energéticos de referencia mundial; la producción de materias primas de bajo coste a partir de biogás; el desarrollo de software y hardware para mejorar la eficiencia energética en el transporte; el análisis con técnicas de minería de datos relacionadas con el comportamiento de consumidores energéticos; el aprovechamiento de agua de mina como geotermia; el uso del gas natural en el ferrocarril; o la producción de pelets totalmente «renovables».
Desde su constitución, la Fundación Asturiana de la Energía viene desarrollando actividades para concienciar de la importancia de la energía en nuestra sociedad. Nuestro objetivo es facilitar el cambio del modelo, de una forma estructurada, sin renunciar a nuestras virtudes regionales y potenciando nuestra actividad industrial, fuente de empleo, riqueza y componente básico para desarrollar la protección ambiental ejemplar de la que disfrutamos. Nuestros trabajos y proyectos han estado y estarán encaminados a introducir nuevas soluciones energéticas, a transmitir conocimiento sobre el sector y a ser facilitadores de la introducción de innovación que permita generar empleo, riqueza y protección ambiental a través de proyectos de mejora energética, que implican ahorro de energía, eficiencia energética y uso de energías renovables, todas ellas acompañadas de conocimiento.