Las 4 claves de la derrota del Sporting y del suspenso a un Albés cuyo futuro está en el aire

Dani Souto

SPORTING 1905

Rubén Albés
Rubén Albés LaLiga

Texto de análisis

31 mar 2025 . Actualizado a las 16:01 h.

En un momento crucial de la temporada, el Real Sporting de Gijón fue incapaz de alejar fantasmas y cayó derrotado, presa de sí mismo, a manos de la SD Huesca que hizo 3 goles calcados haciendo muestra de sus mayores virtudes. Los de Rubén Albés, que sale señalado del partido pero tiene elevadas opciones de seguir ante el Tenerife, no supieron contrarrestar las principales fortalezas de su rival en una tarde para olvidar, desdibujados y superados en el grueso del partido. Analizamos en 4 claves tácticas destacadas el desempeño de los rojiblancos:

Plan de partido contraproducente

Sorprendió Albés con su propuesta táctica al inicio de partido, ordenando al equipo en un inédito 4-1-4-1 sin balón. Un dibujo que alternaba por momentos con un 4-2-3-1 cuando el equipo pretendía dar un paso al frente en la presión. Sin embargo, esto no fue muy frecuente, siendo el origen de uno de los principales problemas en el partido. El Sporting fue demasiado pasivo sin balón, tratando de establecerse en un bloque medio que con el paso de los minutos fue perdiendo altura paulatinamente.

Albés prácticamente renunció a la presión alta, siendo muy puntual, priorizando el orden defensivo, algo que permitía ver un mayormente adecuado reparto de marcas, pero que ante el dominio local fue poco a poco empujando a los asturianos contra su área. Un error tratándose de un Huesca que incomoda tanto a base de centros a la zona de castigo. Fue el propio Sporting quien propició este escenario desde su idea de inicio.

Evidente déficit en la defensa del balón parado

Si algo condicionó el resultado final esto fue sin duda la incidencia de las jugadas de estrategia. Era sabido del potencial del Huesca en acciones a balón parado, con un Sporting alerta que se protegió por acumulación en su área pequeña. Sin embargo, no logró contener al Huesca en este tipo de situaciones, imponiéndose hasta en 3 ocasiones, en un ineficiente reparto de espacios y marcas, especialmente evidente en el 3-2 definitivo. Ya no sólo preocupa esta incapacidad defensiva, sino también el hecho de conceder tantas situaciones a balón parado cerca del área sportinguista, especialmente al ser conscientes del potencial rival. Algo que también va hilado con la clave anterior, pues es más fácil que se den córners y faltas laterales cuando estás pertrechado cerca de tu área en bloque bajo.

Dificultades para progresar con balón controlado y falta de ideas en campo rival

La versión con balón no fue tampoco especialmente rescatable. El Sporting tuvo escasas situaciones de control del esférico en el partido, con contadas posesiones bien ejecutadas. ¿Las hubo? Sí, pero a todas luces fue insuficiente bagaje, otra vez con excesivo protagonismo a un juego en largo infructuoso, con sensación de ser aleatorio. Algo a lo que cabe sumar la famosa falta de ideas cuando el equipo se aproxima a área rival, como si el equipo no tuviera mecanismos y movimientos pensados para esas situaciones. Aun así, hasta encontró el gol en dos de las pocas jugadas ejecutadas con algo de criterio -una vía penalti-. Pero esta vez ni con esas sería suficiente.

Fase de descontrol a base de transiciones que abrió el partido

No me sale ser crítico con un equipo que, consciente de su situación, decide ser valiente en lugar de conservador, pero sí con la forma en que lo haga. El Sporting buscó algo más en el partido en el momento en que puso el 2-2 en el marcador. Con la mayor parte del segundo tiempo por delante, el partido partía de nuevo de cero, con igualdad a goles y más de media hora por jugar, y los de Albés fueron a por la victoria. Sin embargo, no lo hicieron de la forma más conveniente. A base de transiciones el partido se rompió, con muchos espacios y un ida y vuelta excesivamente arriesgado, donde a los golpes, ante un rival como este Huesca tan característico, el Sporting tendría las de perder en ese contexto. Así, eran los locales quienes llevaban un mayor peligro al área rival y no a la inversa. Está bien ser valiente, pero sí se debe demandar mayor inteligencia para traducir esa valentía en una mejor gestión del contexto del partido. Hay más maneras de ser valiente que poniendo en bandeja, otra vez, que el rival desarrolle una de sus principales virtudes.

Los cambios

Serrano por Gelabert. Distinto perfil, pero misma posición. Serrano pudo aportar mayor verticalidad al juego en un contexto que fue tendiendo hacia ello. Le faltó más acierto individual en las situaciones que tuvo en campo rival.

Caicedo por Otero. Mantuvo el sistema con un Caicedo que podía dar más en el juego directo. Sin embargo, como le suele ocurrir, entró pasado de revoluciones y generó más inconvenientes que ventajas.

Campuzano por Dotor. Cambio de sistema en el tramo final, aún con empate, para sumar un segundo delantero prescindiendo de un medio, pasando a un 4-4-2. Voluntad toda, como siempre, pero escasa incidencia esta vez con poco tiempo de juego.

Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. Un partido cuyo planteamiento inicial y gestión posterior pusieron al equipo contra las cuerdas al favorecer dos de las virtudes más marcadas del rival no merece otra nota. El Sporting, desde la idea de su cuerpo técnico, no supo leer este partido. Pecó, en el global de los más de 100 minutos de juego, de ser demasiado conservador y a su vez demasiado valiente. No hubo término medio, y el resultado fue ver a un equipo sufridor en la mayor parte del duelo. Así, ni aunque saques tajada por partida doble a tus escasas llegadas, resulta imposible sacar adelante un resultado ante un rival muy fuerte en sus fortalezas. También muy conocidas.. Una mala imagen, basada además en el error de base, en el peor momento posible.