Del Valle propone convertir Mareo en una fuente de ingresos y analiza la salida de Fernández: «Era necesaria, pero el Sporting sigue en la pobreza permanente con Orlegi»

Dani Souto

SPORTING 1905

Diego del Valle, presidente de Tu Fe Nunca Decaiga
Diego del Valle, presidente de Tu Fe Nunca Decaiga Josu Alonso

Entrevista con La Voz de Asturias

23 mar 2025 . Actualizado a las 15:24 h.

Tras haber presentado las cuentas el pasado mes de diciembre, y con el Real Sporting de Gijón atravesando un momento complicado en lo deportivo, siendo la tercera temporada del Grupo Orlegi al frente de la gestión, el presidente de la asociación Tu Fe Nunca Decaiga (TFND), y accionista minoritario de la entidad, Diego Del Valle, atendió a La Voz de Asturias para hacer su particular balance de la situación económica y deportiva del club desde el punto de vista de la gestión de los nuevos propietarios.

Siendo este el tercer año bajo la gestión del Grupo Orlegi, ¿cómo valoras en líneas generales su trabajo hasta la fecha?

«Hacer una evaluación es muy complicado. Siempre manifesté lo mismo, y es que yo creo que el Sporting necesitaba un cambio. En el momento en el que estaba, hay muy poca gente que pueda decir que las cosas tenían que seguir igual. Igual algún romántico lo pensaba, pero yo creo que ni siquiera los entonces dirigentes pensaban que no hacía falta un cambio. Ahora bien, ya cada uno puede opinar si con el cambio se ha mejorado o empeorado. Al final, todo suena muy similar a lo que había antes en el sentido de que el Sporting sigue siendo un equipo que no puede hacer desembolsos económicos, que tiene limitaciones presupuestarias, que vive en la pobreza permanente. Noto que la vida sigue igual en muchos sentidos. Habrá cosas que se gestionan mejor y habrá otras cosas que se gestionan peor. Pero en términos generales yo lo veo todo muy similar. Sobre todo, en lo que se le transmite al aficionado. El aficionado lo que ve es que aquí gastamos menos que nadie, por no decir que no gastamos nada. Y no hay una inversión.

Hablamos de grupos empresariales que buscan su propio beneficio. Y, lo triste de todo el asunto, aunque ese es otro debate, es que lo hemos asimilado como algo normal. Yo no considero ni medio normal que un grupo empresarial haga negocio con el equipo de mi vida. Dicen, 'no, esta gente viene a ganar dinero'. Que lo vaya a ganar en las minas de oro de donde sea, pero aquí no. Hemos mercantilizado tanto el asunto y lo hemos normalizado de tal manera que no nos hemos parado a pensar que eso está mal».

Del reparto de responsabilidad que deriva de una temporada como la actual, ¿a quién achacas mayor cuota de 'culpa'? ¿Jugadores, cuerpo técnico o dirección deportiva?

«Yo desde hace muchísimo soy muy poco crítico con los futbolistas, con los técnicos y en general con la gente que tiene una parcela donde se ve limitado, con las manos atadas por cuestiones económicas. Ser director deportivo, que no lo debe ni tener, de los grandes equipos que ganan Champions, es sencillísimo. Tiene dinero por castigo y ya está. Nosotros más bien tenemos el castigo de no tener dinero. Eso te sitúa en una situación muy comprometida. Yo creo que un ciego ve que la plantilla del Sporting es corta y que tiene un déficit importante de talento, pero muy importante. El Sporting es un equipo de media tabla de Segunda. No tiene jugadores diferenciales o con los que construir un proyecto. Tiene algún proyecto de jugador, que desgraciadamente tampoco ha tenido demasiadas oportunidades este curso. Y poco más. Con poco dinero no puedes ir al mercado, pero luego ves otros equipos, como el Mirandés, que año tras año hacen milagros y este están arriba cambiando la plantilla entera y te dices, bueno, a lo mejor hay otra forma, ¿no? No lo sé. La dirección deportiva, con lo que tiene, hace lo que puede, aunque seguramente pueda mejorar.

Creo que la apuesta por el entrenador es una en la que se nos dijo una cosa y el entrenador, aunque se esfuerza una y otra vez en decir que el equipo es valiente y todas estas cosas, yo francamente veo los partidos y no veo un equipo valiente. Y luego los jugadores, puedes contar con los dedos de la mano a aquellos que han mejorado en la temporada pasada a esta. Con ese cóctel, hemos ido a un poco peor en todo. Por eso el año pasado fuimos quintos y ahora vamos los duodécimos. Las responsabilidades o las culpabilidades están muy compartidas entre todos ellos, pero vamos, lo fundamental para mí es la de los máximos accionistas».

¿En qué sentido tienen esa responsabilidad los máximos accionistas?

«Los máximos accionistas tienen que definir una filosofía y tienen que definir unas formas. Y yo creo que, otra vez más, después de un montón de años, el Sporting no tiene una filosofía. En el momento en que no tienes una filosofía es imposible hablar de 'proyecto'. Yo escucho a los dirigentes hablar del proyecto y lo que te dicen es que hay que subir. Ascender de categoría no es un proyecto, es un deseo. Un proyecto es otra cosa. Entonces, cuéntenme su proyecto, cuéntenme su filosofía, cuéntenme qué somos o qué queremos ser. Yo no sé a día de hoy si el Sporting es un equipo de cantera o es un equipo que desprecia la cantera y quiere que todos los jugadores sean de fuera. No lo sé. De cómo desarrollarlos para el primer equipo. No tenemos una filosofía ni una idiosincrasia clara. Y de eso también vienen muchos problemas. Eso es lo primero que ha de definir la propiedad. Y a partir de ahí construir. Luego los técnicos hacen lo que pueden con los mimbres que tienen. Y seguramente se equivocarán, como nos equivocamos todos. Eso por supuesto. Pero uno tiene la sensación de que en el Sporting no se asume ninguna responsabilidad por parte de nadie. Es un 'tira que libres' permanente, pero ya lo era antes y lo sigue siendo ahora».

¿Y crees que, al margen de definir ese proyecto real del club, su filosofía e identidad, les está faltando algo más de ambición y de apuesta para que el club vaya en la dirección adecuada para lograr esos deseos de ascenso?

«Yo no sé si son ambiciosos. A mí Alejandro Irarragorri, siempre lo he dicho, me parece una persona muy voluntarista. Me parece la típica persona que dice 'yo quiero esto y lo voy a conseguir'. Lo conseguirá o se pegará el trompazo padre, pero desde el punto de vista de intentarlo, no creo que nadie tenga dudas de que pueda querer intentar hacer las cosas de una determinada manera. Ahora bien, desde el punto de vista comunicativo con la afición, esa ambición no existe. Yo no sé cuáles son las intenciones de esta gente. No lo sé porque no lo transmiten en ningún momento. Las palabras bonitas son palabras bonitas. Vamos a fortalecer, sinergias y tal te lo puede decir cualquier vendedor de crecepelo. Pero al final, cuando te sientas delante de un accionista o de un aficionado tienes que decirle 'esto es así', qué quieres hacer y cómo quieres hacerlo. El otro día vi una entrevista a Garro y hablaba de proyectos olímpicos de cuatro años. Eso es algo palpable. Te equivocarás o no, pero por lo menos tienes una idea en la cabeza y me la transmites. Eso hay que trasladarlo a absolutamente todo.

Hay cosas que el aficionado no entiende, por ejemplo, el tope salarial. Lo que tiene que hacer David Guerra o el contable del Sporting es salir un día a una rueda de prensa y decirme esto es así, así y así, por esto, por esto y vamos a mejorarlo así y así. Y la gente cuando le explicas las cosas las entiende. Si no le explicas nada, la gente entonces fabula. Y la fabulación, en este tipo de cosas, siempre juega en contra de la entidad. Lo decía con los anteriores y se lo dije a Irarragorri en la primera Junta aquí, lo más importante es tener paciencia y sinceridad. Y creo que ni ha sido paciente en muchas cosas y la sinceridad me parece que ha brillado por su ausencia. Al menos, yo creo que más que sinceridad lo que ha habido es un mucho de oscurantismo. Ahí tienen que mejorar para que todos sepamos dónde estamos y dónde queremos ir».

¿Y qué opinión te merece Rubén Albés?

Rubén Albés es un técnico joven, claramente en proceso de formación. Él es el que tiene que dar un paso adelante también en su manera de desempeñarse. Ir con su idea a muerte o decir que igual es mejor reconducirse. Todo eso forma parte de un proceso de aprendizaje. El mismo que tuvo Ramírez. Quien quiera comparar al entrenador de la primera temporada de Ramírez con el de la segunda, no tiene absolutamente nada que ver. Cambió un montón de cosas. Incluso desde el punto de vista personal, en sus declaraciones, en su forma de desempeñarse con los medios, con la grada, en absolutamente todo. Pero es lógico, porque es un proceso de aprendizaje. Entonces, todo el mundo tiene que dar un paso al frente. Todo el mundo.

Dejando a un lado lo deportivo y yendo a lo económico, conociendo ya las últimas cuentas presentadas, ¿aprecias signos de ir a mejor en este sentido con el paso de los años o crees que no van en la dirección adecuada?

«Es innegable que la deuda, si bien en términos generales ha aumentado por el fondo CVC, habría disminuido, así como el patrimonio neto negativo. Existe una ligera mejora, la cual es lógica también empezando por el control económico que hace de LaLiga, que te impone unas restricciones de tope salarial, con lo cual, siempre vas a navegar en el sentido correcto, porque si no llegas en tus ingresos, pues te imponen que no te pases en tus gastos. Los ingresos por abonos han subido de una manera importante, también por publicidad, y el año pasado es una temporada donde hay muy buenas entradas en El Molinón. ¿Qué pasa? Que luego te encuentras con situaciones como la del traspaso de Pedro, cosas que no acabas de entender y que son un tiro en el pie. ¿Han mejorado en lo económico? Se puede decir que sí. Ahora, ¿de manera suficiente? Pues no.

Es cierto que se pretende este año acabar con superávit, lo cual eso sí que sería sorpresivo y sorprendente estando en Segunda. Sería un hito, pero vamos a esperar a ver cómo acaban las cuentas. Lo que está claro es que para que esto se produzca tiene que haber un fin de temporada con mucho ingreso atípico, con una remontada del equipo importante y sobre todo generando ilusión. Al final, el fútbol es una fábrica de ilusiones. Si la gente tiene una ilusión, consume, y si está desencantada no se compra ni una pegatina».

Hilando un poco lo deportivo y lo económico, tú siempre has tenido entre ceja y ceja el trabajo que se hace con la marca 'Mareo'. ¿Crees que se le extrae todo el potencial que tiene o que Orlegi tiene ahí un debe en su gestión?

«Tengo la sensación, y es una apreciación particular, de que el Grupo Orlegi digamos que siente un tanto de rechazo por la Escuela de Fútbol de Mareo. No por el hecho de que exista, que la ve aprovechable económicamente, sino porque no la hicieron ellos. De hecho, le han cambiado el nombre. Ahora es una Academia, no una Escuela de Fútbol, lo cual me parece bastante mal. En los 80 se planearon como transgresoras, como puede ser el Campus de Mareo, y creo que no se han desarrollado lo suficiente. Mareo es una entidad que tiene que aprovecharse durante todo el año y tiene que ser un centro de alto rendimiento, una escuela de tecnificación, tiene que ser algo donde haya muchos futbolistas de muy diversa procedencia que aprovechen unas instalaciones modélicas y una forma de hacer las cosas propia. Que aproveches esas sinergias. Creo que no se hace nada de eso. Creo que está infrautilizado, infravalorado. La Escuela de Fútbol en Mareo tiene muchísimo potencial a nivel histórico, que es algo que tampoco le gusta mucho a Orlegi. Hay que sacar ese valor histórico y hay que comunicarlo y darse a valer en ese sentido.

La Escuela de Fútbol en Mareo es seguramente una de las diez mejores canteras de España que más jugadores ha dado a las selecciones nacionales de nuestro país. Y recordemos que las selecciones nacionales de categorías inferiores de nuestro país, si no son las mejores del mundo, son las segundas después de Brasil. Eso hay que venderlo, hay que exportarlo. Decir que aquí hacemos las cosas bien, y que nosotros formamos futbolistas, con unos valores que queremos inculcar y que queremos impulsar. Ahí es donde creo que estamos fallando. Si consigues hacer eso, Mareo no será un gasto, como ahora mismo se viene considerando, sino que será ya no sólo una inversión, sino probablemente una fuente de ingreso».

Desde Orlegi quisieron dejar claro en la última comparecencia pública de David Guerra que el club no está en venta y que el proyecto del Grupo es a largo plazo. ¿Consideras que es así?

«Hubo una frase, no recuerdo si de Irarragorri o de Guerra, en la que decía que todos los jugadores de la plantilla están en venta. Quien dice jugadores dice activos de la sociedad y quien dice activos de la sociedad dice asociados. Si a Orlegi le ofrecen una cantidad económica importante donde, después de echar sus cuentas, ganan dinero, pues adiós muy buenas y siguiente proyecto empresarial que en este ya me he embolsado lo mío. Esto no tiene que llamar a nadie a escándalo».

Y sobre el proyecto mundialista, ¿crees que ha supuesto un freno en su ambición como club para los próximos años siendo uno de los grandes proyectos a su llegada?

«El Mundial es una palanca de lanzamiento, eso está claro. Quien no quiera ver que un Mundial para una entidad como el Sporting y una sede como El Molinón y para un Grupo como Orlegi era un caramelo, pues no sé para dónde está mirando. Ser sede de un Mundial es un negocio para mucha gente, incluido para las ciudades, aunque nos hayan intentado convencer de lo contrario. No conozco ninguna ciudad que después de ser sede de un Mundial haya caído en la desdicha. Ni siquiera Gijón, cuando lo fue en 1982. Un Mundial es un acontecimiento que promueve una cantidad de movimiento, de inversiones, de posibilidades económicas que no somos ni conscientes de lo que conlleva y lógicamente aquello era una palanca de lanzamiento tremenda para los intereses del Grupo Orlegi. Aquello no se dio, por las circunstancias que fueran, y las explicaciones las tendrán que dar los políticos, Orlegi y toda la gente que se vio inmersa en ello. Eso lógicamente, el que no quiera ver que eso es un freno, también está un poco despistado. Tener en un horizonte temporal un Mundial a las puertas te atrae un montón de inversiones y puedes hacer muchísimas cosas que por desgracia no se van a hacer.

Ahora, parece que Orlegi se va a centrar en hacer del Sporting una entidad viable o por lo menos financieramente estable. Una entidad que no sea deficitaria ni siquiera en Segunda. Eso le va a llevar mucho tiempo y muchos quebraderos de cabeza. Sobre todo, si los resultados deportivos no son muy buenos. Yo desconfío de quien dice que las cosas son fáciles. Dirigir un club como el Sporting no es fácil. Y si quieren ir por ese camino, el Sporting está a años luz en muchas cosas».

Otra cuestión que nos queda por abordar es el tema social, la relación con los aficionados. ¿Cómo valoras la nueva gestión al respecto? ¿Hay considerables diferencias respecto al anterior? A todos los niveles

«Creo que están fallando en la conexión con el aficionado. Que, por supuesto, tiene buenas conexiones. Tiene un equipo de comunicación buenísimo. Hay cosas que han mejorado muchísimo. El tema de los insides y todo eso la gente lo disfruta un montón. Pero creo que hay que hablarle más claro al aficionado. Mucho más claro. Y hay que hablar con mucha más gente. Creo que en ese sentido los Orlegi son un poco introvertidos. Hay que ser más extrovertidos con la ciudad, con el aficionado, con la región, no solo tocar determinados niveles, sino tocar muchos más. Aprovechar el conocimiento de la afición, que hay mucha gente válida que sabe cómo hacer las cosas o las cosas que le vienen bien a la entidad y que les pueden dar más enfoques. Tienen que saber escucharles, no sé si más, pero por lo menos mejor. Y a partir de ahí, sobre eso construir. Puedes ser un grupo empresarial, pero tienes que tener en cuenta que el fútbol tiene una conexión con los aficionados muy fuerte. Si tú vas por un lado y los aficionados van por el otro, en el 90% de los casos la cosa acaba mal. Mi recomendación es que sean más extrovertidos y más empáticos en ese sentido. Que consideren más opiniones, más formas de ver las cosas. En ese sentido han sido un poco pacatos. Quizás sea la palabra. Un poco cortos de miras».

Por último, por si alguien de Orlegi leyese esta entrevista, ¿qué último mensaje les lanzarías, recalcando aquello en lo que consideres que tienen un mayor margen de mejora o algo sobre lo que debieran enfocar su trabajo?

«Yo creo que tiene que potenciarse muchísimo la Escuela de Fútbol de Mareo. Muchísimo. Creo que tiene muchísimas más posibilidades de las que pensamos. Hay que darle mucho más valor no solo a la palabra 'Sporting', sino a la palabra 'Mareo'. También hay que darle mucha más entidad y mucha más valoración a la palabra 'Molinón'. Hay que trabajar en el marketing de todo ello. A todos los niveles. El marketing no es sólo vender camisetas o pegatinas, es vender experiencias, situaciones donde tú puedas aprovechar tu sapiencia o, como dicen los modernos, tu know-how. En definitiva, de lo que Irarragorri siempre ha hablado, y es la tercera vez que sale la palabra en la entrevista, de sinergias. Tienes que crear esas sinergias. Tienes que apostar de verdad por la Escuela de Fútbol de Mareo. Pero con una apuesta innata. Tienes que hacer un crecimiento interno de la entidad total desde ahí, aprovechando mucho más tus propias estructuras. Exprimirlas mucho más. Ahí es donde creo que el Sporting está fallando, además de la conexión con el aficionado que comentaba antes».