«Las 4 claves de la polémica derrota del Sporting en Cartagena y del suspenso a Albés»

Dani Souto

SPORTING 1905

Rubén Albés
Rubén Albés Real Sporting

Texto de análisis

10 dic 2024 . Actualizado a las 19:23 h.

No es capaz el Real Sporting de Gijón de alejar sus males en Cartagonova. Los de Rubén Albés cayeron, como en las últimas tres visitas al estadio del Cartagena, firmando un encuentro muy pobre, especialmente en el aspecto ofensivo, quedando a merced de situaciones incontrolables que nuevamente en este feudo decantaron el luminoso en una mala actuación de lunes noche. Una derrota con muchos condicionantes, ante el que era el colista de la clasificación, y que añade piedras en el camino rojiblanco en la lucha por los puestos más altos de la clasificación. Analizamos a partir de 4 claves tácticas destacadas -arbitraje al margen- los motivos de la derrota sportinguista:

Desacierto colectivo e individual con balón

El gran debe del Sporting en Cartagonova estuvo en su versión con balón. No es sencillo explicarlo con palabras, aunque sí fue muy visual con el transcurso del partido. Más allá de imprecisiones individuales, que se dieron en muchos casos y en la mayoría de jugadores, errando en entregas o controles sin especial dificultad aparente, el equipo tampoco mostró comportamientos y/o automatismos adecuados como para que el resultado con balón fuese otro. Cuando tocaba circular o darle pausa a la jugada, se optó por el envío directo, rozando el nulo en cuanto a éxito en la entrega; cuando había una opción por dentro o posibilidad de verticalizar desde el pase, se optaba por opciones más conservadoras, a veces incluso en exceso. Las decisiones en el pase y en los movimientos y desmarques iban muchas veces al contrario de lo que demandaba la jugada. No fue una cuestión de ritmo o fluidez, sino de elección, de pura interpretación y lectura. Algo que va más allá del desacierto individual -también existente- y que en definitiva genera más problemas. De las pocas veces que el Sporting logró triangular adecuadamente se generaron las mejores situaciones de gol, las cuales escasearon. El mejor ejemplo, el disparo desde la frontal de Gaspar, curiosamente ya con inferioridad numérica por la expulsión de Yáñez, momento para el cual el equipo sumó parte del atrevimiento que le había faltado en el 11 para 11.

Falta de profundidad para atacar su bloque medio

Asumiendo que el juego directo es una de las señas de identidad de este equipo, como también que su probabilidad de éxito es lógicamente inferior al de un pase corto sencillo, cabe esperar que éste sea una herramienta a través de la cual poder generar situaciones de peligro o al menos asentarte en campo rival. No fue así en Cartagonova. El Cartagena de Jandro demostró ser un equipo con clara tendencia a hundirse en su bloque defensivo contra su portería, pero esto se da cuando el adversario logra dominar el balón a partir de la zona de tres cuartos. Esa situación se dio en contadas ocasiones durante el partido, pues para llegar a ello el Sporting no tuvo esa continuidad con balón como para exigir más a la zaga local. Ni desde el plano asociativo, como se comentó en la clave anterior, como tampoco en el juego directo. Los de Albés no encontraron la profundidad a espaldas de la defensa efesé, interpretando mal, nuevamente, muchas situaciones de desmarque y envíos al espacio. En los duelos, si bien estaba algo repartido con Otero -lo que duró- y Dubasin, tampoco había suficientes ayudas cerca para las segundas jugadas o para dar continuidad. Se pretenderá que sea una de las señas de identidad, pero a la vista está que sigue sin estar del todo asentado el funcionamiento del equipo para este tipo de fútbol.

Errático último pase en situaciones de área

Como se comentó en la clave anterior, una de las debilidades defensivas del Cartagena estaba en la facilidad del equipo para hundirse una vez el rival conquistaba la zona de tres cuartos. Un poco lo que le pasó al Sporting el día de Albacete, pero sin castigo en este caso por la parte atacante. Los rojiblancos ganaron algunas situaciones de línea de fondo o de área, en ocasiones con demasiada facilidad y permisividad de la zaga local, sobre todo en la primera media hora de encuentro; jugadas que son de las que más se trabajan y ensayan durante la semana para optimizar la toma de decisión en el último pase una vez se ha generado una situación de ventaja. Deberá seguir trabajándose, y es que ese gesto final no terminó por desembocar en ocasiones, que apenas se cuentan con los dedos de una mano en el global de los 90 minutos. Centros rechazados o que no superan primer palo, pases atrás cortados, mala elección del jugador libre... Algo de mérito tendrá el equipo de Jandro, pero no es habitual que, con esa tendencia a hundirse y las facilidades que ese comportamiento abre, un equipo como en este caso el Sporting genere tan poco volumen de situaciones de finalización, además por elección o ejecución propia. Así que habrá que poner aún más la lupa sobre ello.

Papel correcto en el trabajo defensivo

En la faceta defensiva, que pasó algo más desapercibida, el equipo estuvo correcto en líneas generales. Tras algún desajuste inicial intrascendente, el reparto de marcas fue el habitual de partida, con Olaetxea incrustado entre centrales, Maras ocupándose del extremo zurdo local y Guille Rosas saltando al lateral, emparejándose por pares a lo largo y ancho del terreno de juego. El Cartagena no puso en especiales apuros a los rojiblancos, sumando poca gente en sus ataques, siendo muy precavidos -entendible en su dinámica- con muchos futbolistas por detrás de balón. En ese sentido, los duelos estuvieron igualados en el cuerpo a cuerpo y decantados en favor de los asturianos por alto, estando especialmente atinados a la hora de cortar situaciones prometedoras en transiciones ofensivas de los efesé. A destacar en ese sentido el papel de los centrales, controlando en mayor medida el que podía ser el mayor peligro de los locales. A vigilar, en todo caso, algunos errores o despistes en las marcas a balón parado.

Los cambios

Campuzano por Otero. Cambio obligado por la lesión del colombiano, optando por un perfil igual de intenso y trabajador sin balón, aunque con mayor dificultad en los duelos con él, algo que fue excesivamente relevante en un partido en el que se pudo jugar más, encajando un perfil como el de Campuzano, que se vio sin embargo arrastrado a un estilo de juego que no le beneficia.

Gelabert y Bernal por Maras y Méndez. Fue la intervención más de entrenador, retrasando a Olaetxea como central y ganando en dinamismo por dentro con las distintas alturas a las que participaron Bernal y Gelabert. Ambos le dieron un punto más de verticalidad al juego con balón, sumando en el plano asociativo parte de lo que había faltado en la primera hora de partido. Aun así, fue un paso adelante demasiado tibio, y el equipo hasta lo notó defensivamente al prescindir de un perfil de defensa central.

Christian Joel y Gaspar por Martín y Queipo. Cambio obligado por la expulsión de Yáñez y también forzado a utilizar la última ventana de cambio haciendo un cambio de cromos en izquierda. Gaspar tuvo más participación interior que Queipo, con mayor movilidad por la zona ancha, mientras que Joel cumplió con su papel y estuvo incluso cerca de detener el penalti saliendo frío al terreno de juego.

Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. Fue un partido que evidenció el porqué de la posición en la tabla de un Cartagena con escasa amenaza arriba y tendencias preocupantes en su fase defensiva. Aun con todo ello, el Sporting apenas consiguió inquietarles y en lo futbolístico no se puede decir que se impusiera a su rival, lo cual habla todavía más a las claras del mal partido de los rojiblancos. La propuesta con balón fue un bluf absoluto, encadenando decepciones por cómo se gestionaban las jugadas que tocaba iniciar desde la defensa. Frustración que se tornaba en desesperación con la incapacidad para generar situaciones de remate una vez el equipo llegaba al entorno del área rival. Sólo el buen hacer general en fase defensiva fue la nota positiva a la que agarrarse en una mala noche. Resulta imprescindible ver una versión bien diferente y mejorada del equipo en semanas venideras si quiere seguir postulándose como una de las opciones a pelear por acabar el curso como uno de los 6 mejores de Segunda.