«Las 4 claves de la victoria de un Sporting con margen de mejora y el aprobado a Albés»
SPORTING 1905
Texto de análisis
02 dic 2024 . Actualizado a las 17:02 h.El Real Sporting de Gijón se reencontró con la victoria en un partido lo suficientemente bien gestionado como para llevarse un triunfo sin sobresaltos que remarcar y con la efectividad necesaria para imponerse a su rival. A nivel táctico fue un partido con sus luces y sus sombras tanto en ataque como en defensa, sin terminar de ser ni mucho menos un encuentro redondo ni brillante, pero sí controlado en cierta medida para dar como resultado ese 2-0 final. Analizamos en base a 4 claves tácticas destacadas los motivos de la victoria rojiblanca:
Incongruencias en la propuesta con balón en salida y las pérdidas evitables
El Sporting mantuvo la línea en prácticamente todas las cuestiones que lo viene caracterizando en esta primera mitad de temporada. En ese sentido, el equipo sigue adoleciendo de mayor control de balón, sobre todo en fase de iniciación. La prioridad pasa por un juego más directo, ya sea buscando el espacio a la espalda de la defensa rival o la disputa, y no tanta intervención de los centrocampistas. Aun así, Rubén Albés admitió estar trabajando en variantes para dotar de alternativas a esa salida de balón y así ganar un registro más y poso con la pelota. A la vista está que aún quedan cosas por trabajar, y es que ayer ante el Córdoba, que se ordenaba en un académico 4-4-2, los rojiblancos hicieron movimientos en esos primeros metros destinados a tener más opciones en primera línea con balón, pero que no fueron aprovechados.
Unas veces era Olaetxea y otras Nacho Méndez el que se ubicaba a la altura de los centrales en salida desde atrás, generando una superioridad ante los dos puntas rivales. Por delante, el Córdoba podía emparejar hombre a hombre el resto de piezas, lo cual dificultaba encontrar líneas de pase o espacios aprovechables. Para ello resulta fundamental la movilidad de tus jugadores; que se den movimientos de apoyo por delante del balón que sorprendan al rival y te libere espacios. Circunstanscia que no se dio, como tampoco hubo el atrevimiento necesario como para jugar con un pase raso en vertical en determinadas situaciones. Si el Sporting lo intentaba, que fueron pocas veces, se elevaba el riesgo de una pérdida en zona sensible que penalizaba al equipo, estando muy imprecisos en varias ocasiones. Por contra, la gran mayoría de veces la presencia de ese tercer central en salida era totalmente irrelevante, pues el balón salía en apenas dos pases de forma directa hacia los delanteros, Otero o Dubasin. A partir de ahí ya entran otras cosas en juego, pero generalmente más incontrolables. Al Sporting le está faltando esa alternativa que le dé más poso, con el de ayer como un nuevo ejemplo.
Ajuste de la altura de los centrocampistas en la segunda parte favoreciendo las transiciones
Precisamente, uno de los ajustes tácticos desde el banquillo se produjo para corregir en parte lo comentado en el párrafo anterior. Ya que el equipo no apostaba por combinar en corto, la propuesta pasó por fomentar la ocupación de espacios en su última línea para así tener más alternativas ante balones sueltos o segundas jugadas. Algo mucho más lógico. En ese sentido, renunció al tercer central, adelantando a Olaetxea a una altura en paralelo a la de Nacho Méndez y con ello arrastrando y liberando a Nacho Martín para ocupar posiciones más próximas a los 3 delanteros. Así, a través de la lectura del juego por parte de Dubasin y la movilidad de un Nacho que pasó a ser indetectable por la defensa cordobesa al no tener una marca fija, el Sporting comenzó a generar y conquistar espacios entre líneas que favorecieron a su fútbol vertical. El pingüino entró más en juego y el equipo lo notó, allanando el camino para la posterior entrada de Gelabert asumiendo ese rol que durante unos minutos ejerció el centrocampista de Noreña. Así, los rojiblancos ganaron algo de fluidez con balón y, sobre todo, agresividad en sus carreras hacia adelante, sacando tajada en varias ocasiones -al menos un par anuladas por fuera de juego- a una de sus principales virtudes este curso, las transiciones ofensivas.
Orden y solidez en bloque medio defensivo con una buena coordinación en las ayudas
En el plano defensivo también se dieron luces y sombras. Comenzando por lo positivo, el Sporting volvió a mostrar una buena cara a la hora de defender posicionalmente, pasando por varias fases en el encuentro, por momentos en bloque medio y en unos minutos del segundo tiempo, cuando el Córdoba más apretó, en bloque medio-bajo. En todo momento los de Rubén Albés mostraron una adecuada coordinación para repartirse las marcas y realizar ayudas y coberturas a los compañeros, tanto por dentro como por fuera. Hubo alguna situación límite, también por mérito del rival, pero en líneas generales el equipo se defendió muy bien en el entorno de su área, y especialmente en el interior de la misma, donde no concedió prácticamente ninguna situación clara en todo el segundo tiempo, cuando más tiempo pasó sin balón. Después de aquel día en Albacete donde el paso atrás fue demasiado pronunciado y el equipo acabó excesivamente hundido, el Sporting ha sabido gestionar estas fases de los partidos de otra manera sin balón, plantándose a unos metros de su portería y mostrándose igualmente compactos.
Desajuste por izquierda a partir de la altura de su lateral y de desactivar a Olaetxea
El lunar en defensa se vio especialmente en la primera mitad, con una fase del juego más relacionada con la presión, aunque donde aparecía la vulnerabilidad era en la línea defensiva. El Sporting planteó su presión como es habitual, con la orden de que Guille Rosas saltara sobre su lateral izquierdo, y emparejando por pares al resto de jugadores, con Dubasin y Otero sobre sus centrales, Queipo con su otro lateral y en primera línea Maras ocupándose del extremo y Olaetxea del segundo punta. Sin embargo, Albés comentó en la rueda de prensa que hubo algunos errores en la primera parte, y la fuga vino a partir de dos cambios de posición del Córdoba; por un lado, la altura a la que se situó su lateral diestro, Albarrán, ganando muchos metros respecto a la izquierda, y los movimientos hacia fuera por el carril opuesto del segundo punta, Yoldi.
Con esto lograron un doble efecto; por un lado, desactivando a Olaetxea al llevar la jugada hacia su banda izquierda, pero arrastrando al vasco hacia la zona opuesta, alejándolo de poder acudir a la ayuda de ese carril, y por otro generando la duda en el reparto de marcas entre Queipo y Cote. Cuando el de Roces saltaba el Córdoba buscaba atacar su espalda, generalmente con el arrastre en apoyo del extremo, del que él se encargaba, y la incorporación del lateral, sin que se diera el cambio de marca adecuado entre los dos jugadores de banda rojiblancos. Con ese jugador libre más el delantero cayendo a esa zona en un movimiento premeditado, Róber Pier se encontró con varias situaciones de uno para dos, estando Olaetxea demasiado lejos como para compensar -aunque alguna vez llegó con una intervención clave-. Un agujero que los visitantes podían haber explotado mucho más en su beneficio.
Los cambios
Pablo García por Cote. Sustitución relacionada con la amonestación que había visto Cote al inicio de la segunda parte y que influyó para poder ver a un Pablo mucho más agresivo sin balón a la hora de saltar sobre su par. En ofensiva se mantuvo el perfil de lateral llegador a zona de tres cuartos para poner centros sin que el equipo perdiera esa amenaza.
Gelabert y Campuzano por Nacho Martín y Otero. Mismos roles, aunque distintos perfiles, en este caso encajando bien con un contexto de partido que tendía más hacia un juego más vertical y de transiciones. Ambos tuvieron sus apariciones y aportaron al juego y dinamismo del equipo.
Gaspar y Caicedo por Queipo y Dubasin. Refresco en la delantera en los minutos finales, aunque sin tiempo apenas para incidir.
Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico
Suficiente. Luces y sombras desde el aspecto táctico tanto en la propuesta como en el desarrollo de la misma en fase ofensiva y defensiva. El equipo mejoró el desaguisado del primer tiempo con balón con un ajuste desde el banquillo al descanso en la cuestión más destacada que atañe a los técnicos. Si bien nunca llegó a tener un control asentado del cuero, sí lo tuvo en líneas generales del partido, donde primó el orden defensivo, aunque también se visualizaron algunas fisuras concretas. Un encuentro serio y efectivo, aunque nuevamente sin demasiado brillo en la faceta ofensiva. Un contexto en el que el equipo sigue sumando, lo cual le permite seguir siendo uno de los firmes candidatos a estar en la parte alta de la tabla a final de curso, aunque en cuestión de juego aún tiene margen por convencer.