Texto de análisis
06 oct 2024 . Actualizado a las 15:11 h.Victoria de relevancia la del Real Sporting de Gijón frente a la SD Eibar en Ipurua. Por el qué, suponiendo el segundo triunfo consecutivo del equipo, lo que le da aire en términos clasificatorios, y por el cómo, convenciendo a partir de su solidez defensiva y su convicción en ataque en un partido trabajado y que requirió de arremangarse. Pero al equipo no se le cayeron los anillos. Analizamos a partir de 4 claves tácticas destacadas la victoria rojiblanca:
Un solo desajuste defensivo que se tradujo en gol
En un partido en el que el Sporting asumió -y también decidió- pasar más tiempo sin balón que con él, el trabajo defensivo, que más adelante analizaremos en profundidad en estas líneas, tuvo muchas más luces que sombras. Sin embargo, de un desajuste importante surgió la jugada del 1-0 que obligó a los de Rubén Albés a la remontada. Una de esas acciones que estudiar en vídeo con detenimiento para tratar de evitar en futuras ocasiones. Los rojiblancos vienen acostumbrando a realizar su presión con los 3 futbolistas de arriba, variando la altura de los laterales y los interiores a partir del sistema rival. Como es habitual, el hombre que queda libre en los rivales con esta estructura es el lateral, carrilero o extremo (dependiendo de cómo se sitúe el adversario) del lado contrario donde se sitúa el balón. Algo que a veces el Sporting ha defendido de forma más «pasiva» al retrasar al extremo y situándolo en una zona intermedia para que tape el pase interior, teniendo por tanto «dos marcas» hasta que el equipo bascula.
Un planteamiento en la presión con 3 arriba que tiene la intención de cerrar prioritariamente las vías de pase cercanas, siendo muy complicado -y arriesgado- buscar a ese jugador libre con un cambio de orientación, al haber mucho jugador entre medias y dando tiempo a que el lateral rival salga de zona y llegue a la disputa o logre anticiparse. En esta acción en concreto, el Sporting no consigue evitar que el balón llegue al otro lado en una circulación del Eibar que fue más rápida de lo que el bloque defensivo consiguió bascular para corregir su posición, pillando a Dubasin con uno de los centrales y a Guille Rosas sin poder saltar sobre el lateral -cosa que sí hizo muchas veces en el partido- dudando por tener la presencia del extremo local. Fue la única vez que hubo esa falta de coordinación en ese salto. Un desajuste que permitió el avance sin oposición de Cristian, que llegó a una zona vulnerable y castigó una jugada que acabaría mal defendida tanto por Rosas, mal perfilado en la transición, como por Maras y Pablo García, ya en el interior del área.
Coordinación en la defensa posicional y las ayudas por fuera
Que la situación del gol no se castigara en más ocasiones por los de Etxeberría fue más mérito del Sporting que demérito armero. La comunicación entre Rosas y Dubasin fue constante para coordinarse a la hora de saltar o no sobre el lateral rival, algo que se repitió en izquierda con Pablo García y Queipo. Esto parte de una premisa táctica muy importante: la organización en línea de 5 atrás. Con Lander Olaetxea entre centrales, su papel es clave para fijar las marcas de los atacantes adversarios. Según por qué lado discurra la jugada ofensiva, generalmente el vasco y el central del lado opuesto se encargan de los puntas, mientras que el central activo puede encargarse del extremo de esa zona dando altura al lateral, que puede emparejarse con su homólogo.
No siempre es así, defendiendo en muchas ocasiones a menor altura con el central marcando al delantero, el lateral con el extremo y contando con la ayuda del hombre de banda en fase defensiva (Dubasin o Queipo) haciendo la cobertura. Un sistema de ayudas que mostró una buena coordinación y que permitió al Sporting defender con solvencia en el entorno de su área, lo que dificultó que el Eibar generase más situaciones claras de remate, coronando además con una buena actuación tanto de los centrales como del guardameta en el interior de la zona de castigo.
Juego directo y la importancia de imponerse en los duelos
En cuanto a la propuesta ofensiva, la idea quedó clara desde un comienzo, dando importancia al juego directo y la verticalidad. Es algo que poco a poco va tomando forma en el equipo de Albés, pero que en esta ocasión fue más marcado que en otros partidos donde hubo mayor control de balón. Esta vez, sin tanta lucidez en el plano asociativo, primó el choque y la disputa directamente en última línea. Un contexto en el que Juan Otero y, especialmente en esta ocasión, Jonathan Dubasin dieron el do de pecho. El Sporting quiso atacar directo y fue en buena medida gracias a esta capacidad de imponerse en los duelos y dar continuidad al juego tras éstos que los rojiblancos encontraron vías para atacar, amenazar y llegar a campo contrario.
Cambio de sistema para una gran gestión del tramo final
A pesar de que Albés comentó tras el partido que hubo algún momento en que el escenario podía recordar a Tenerife, donde al equipo se le pasó la oportunidad de sumar de 3 en el tramo final, lo cierto es que más allá de las diferencias palpables entre ambos partidos -en el ritmo de juego para empezar-, el Sporting esta vez cerró de manera brillante el encuentro a partir de la gestión de la posesión y la voluntad ofensiva de jugar como si el partido fuese 0-0. Algo para lo que se tomaron riesgos, estando más expuestos en defensa a partir de un cambio de sistema al que se llegó desde las sustituciones en el banquillo, pero pudiendo dar un paso al frente. Albés decidió sumar un futbolista más por delante de la línea defensiva sacando a uno de los centrales y el equipo ganó parte del control que le había faltado hasta ese momento sin, lo más importante de todo, acusar en la retaguardia el defender con un hombre menos en última línea. Algo que ayudó a que el equipo no se aculase en exceso contra su propia portería.
Los cambios
Nacho Martín y Gaspar por Gelabert y Queipo. Piernas frescas por dentro, donde se buscó sumar más equilibrio y control desde posiciones más retrasadas, y por uno de los costados. Ambos dando muy buen nivel particular con su entrada.
Caicedo por Otero. Refresco de la referencia arriba para la disputa y los duelos tanto por alto como por bajo con los centrales. Más allá de eso le costó entrar tanto en juego como Otero.
Campuzano y Bernal por Dubasin y Maras. Cambio de sistema clave de cara al último cuarto de hora anteriormente analizado. El equipo logró dar un paso al frente del bloque defensivo y controló más el ritmo del partido con el balón.
Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico
Notable. Un trabajo colectivo muy serio del equipo de principio a fin en labores defensivas, que supusieron el grueso del encuentro en clave rojiblanca, al que sólo le penaliza un desajuste que vigilar a futuro y que tuvo el castigo máximo en forma de gol. En el plano ofensivo, plan más pragmático pero efectivo con balón. Si lo mejor para ganar en esta ocasión pasaba por el juego directo, el de hoy es un buen reflejo de cómo ejecutarlo y una buena base sobre la que crecer. A valorar el cambio de sistema para los últimos minutos y la buena gestión del equipo de ese tramo en el que más dudas pueden surgir, con convencimiento, solvencia y voluntad ofensiva. Un buen partido del Sporting en líneas generales con pocos lunares que sacar a relucir. Toca seguir yendo a más.