Texto de análisis
30 may 2024 . Actualizado a las 18:10 h.Una lesión nunca llega en un buen momento, pero en el caso de Nacho Martín indudablemente lo hizo en el peor de todos. El centrocampista noreñense se resintió de un esguince en su rodilla izquierda a mediados del pasado mes de abril. Un momento en el que se había asentado en la titularidad en los onces de Miguel Ángel Ramírez por primera vez en la temporada, siendo un futbolista importante en el Real Sporting de Gijón. Su última aparición previa a la lesión fue en un excelso partido ante el Cartagena en El Molinón, en el que además firmó la asistencia del único tanto del partido con un preciso centro que cabeceó a gol Mario González.
Todo el sportinguismo convenía que estaba en su mejor momento desde que llegó al primer equipo rojiblanco, encadenando 7 titularidades de forma consecutiva y mostrando además una madurez y confianza en su juego totales. Ese frenazo en secó mermó las opciones en el centro del campo, obligando a Ramírez a buscar soluciones y encontrando en Róber Pier ya desde la siguiente semana en Elche su revulsivo. Antes de la lesión, el técnico grancanario también tenía clara su importancia: «Nacho Martín es un regalo para el Sporting. Es patrimonio de este club. Les invito a que comparemos sus datos ofensivos, defensivos y físicos con los del año pasado. Es otro jugador. Eso habla de su trabajo, su constancia para alcanzar su mejor versión».
A pesar de que haya tenido que pasar más de un mes para volver a verlo en un terreno de juego, vista su actuación en el tramo final del decisivo encuentro ante el Eibar cualquiera lo diría. Corría el minuto 67, aún con igualdad en el marcador y por ende con la necesidad imperiosa, más que nunca, de conseguir la victoria para llegar con aspiraciones de Playoff a la última jornada. Nacho Martín volvía a saltar al césped de El Molinón en sustitución de un Christian Rivera con visibles síntomas de agotamiento. El noreñense llegaba muy justo, con apenas unos entrenamientos durante la semana, pero podía dar cerca de media hora. Y respondió.
En los 30 minutos que dispuso, incluyendo un eterno tiempo añadido, Nacho Martín firmó grandes números, lo cuales toman incluso mayor relevancia si se comparan con nombres que tuvieron prácticamente el doble de tiempo de juego: el pivote entregó con éxito 17 de los 20 pases que intentó, un nada desdeñable 85% de acierto, Rivera, por su parte, llegó a dar sólo 6 pases más y tan sólo Diego Sánchez lo superó en acierto; además, firmó un pase clave para una de las ocasiones del conjunto rojiblanco, y también destacó en el plano defensivo con hasta 4 recuperaciones, siendo el tercero que más veces recuperó la posesión de todo el equipo.
En cuanto a sensaciones, Nacho aportó serenidad, aplomo con balón y criterio para que el Sporting pudiera, junto a la influencia de un Fran Villalba que entraba minutos antes, dar ese paso al frente necesario para asentarse en campo rival. A su vez, desde el gol de Campuzano, los rojiblancos también tuvieron un tramo del que preocuparse de salvaguardar su renta, donde el pivote aportó seguridad defensiva y equilibrio. Un mini partido muy completo en todos los sentidos y que deja el interrogante de si le deja en disposición -dependerá de su estado físico esta semana- de poder ser de la partida en la última jornada ante el Eldense. Sin duda, su regreso fue tan positivo como había sido el momento previo a su lamentada ausencia.
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