«Las 4 claves de la dura derrota del Sporting y del suspenso a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Ramírez
Ramírez LaLiga

Texto de análisis

31 mar 2024 . Actualizado a las 23:29 h.

Derrota dolorosa del Real Sporting de Gijón a manos del Racing de Santander por la forma en que se produjo, con una remontada iniciada en el minuto 88. En un partido con tintes de locura que recordaron al encuentro de la primera vuelta, especialmente en la segunda parte, los de Miguel Ángel Ramírez volvieron a naufragar en un contexto de partido que no supieron cambiar y que benefició al rival, en dos mitades muy diferenciadas. Analizamos las claves de la derrota a partir de 4 aspectos destacados:

Plan inicial basado en el control

Ya lo aventuraban el técnico y algunos miembros de la plantilla a lo largo de la semana previa. El plan del Sporting pasaba por no reproducir el partido de la primera vuelta, marcado por los espacios y las transiciones con dos equipos yendo a tumba abierta a por el gol. La idea era bajar el ritmo al partido desde el balón, sumando posesiones largas, acabando las jugadas evitando pérdidas y posibles salidas a la contra del rival y estando activos en las vigilancias para evitar sufrir cuando el Racing tratara de transitar. En mayor medida se logró durante el primer tiempo, siendo igualmente cierto que se impuso a su vez eso de que 'el rival también juega', pues los de José Alberto también mostraron sus armas, pero de forma mucho más tímida de lo que deseaban. Esto fue así prácticamente hasta el descanso.

Sin capacidad para verticalizar en último tercio

Aunque el dominio del contexto pasó por la posesión de balón y el Sporting logró asentarse en campo rival de esta forma en amplios tramos del primer tiempo, los de Ramírez volvieron a mostrar esa falta de agresividad en último tercio. De hecho, hasta la jugada del gol conseguido en esos minutos sirve como ejemplo de esas carencias, con una importante dosis de mérito al error de la zaga rival para explicar el tanto. Los pivotes, demasiado hundidos incluso cuando se estaba en campo rival, se alejaban con su posicionamiento de cualquier jugador que apareciese entre líneas unos metros por delante, dificultando cualquier vía de pase ya compleja de por sí, y a su vez tampoco eran por sí mismos una posibilidad para verticalizar el juego y superar líneas de presión del rival.

Del mismo modo, ni las apariciones de Gaspar -el más activo por dentro en este sentido- ni los apoyos de los puntas, no tan explotados en esta ocasión, fueron suficientes para comprometer el trabajo defensivo de un Racing ordenado y compacto cuando tocaba. La jugada habitualmente iba de lado a lado, sin demasiado ritmo en la circulación, y morían habitualmente por fuera, con los centros de Cote, totalmente desaprovechados, como principal recurso.

Dificultades en la defensa del carril central

De sobra era conocida la mayor amenaza del Racing, la cual partía desde lo colectivo, cargando uno de los costados con jugadores muy próximos entre sí, y que a su vez repercutía desde lo individual, con la calidad de hombres como Íñigo Vicente, Peque o Arana. A los de José Alberto les costó encontrar el contexto idóneo para explotar esta virtud, pero en cuanto lo logró marcó las diferencias. Generando superioridades por fuera, sumando al extremo de ese lado, habitualmente Mboula, el Racing comenzó a triangular en esa zona intermedia para luego, descolgando a alguno de sus jugadores hacia dentro y sacando de posición a uno de los pivotes rojiblancos, llevar la jugada hacia dentro encontrando en el desajuste local espacios y superioridades para poder verticalizar, incorporando a uno de sus medios para completar el desaguisado. Esto fue decisivo, traduciéndose como gran ejemplo en la acción del 2-2, con una alta dosis de calidad individual diferencial, pero también poniendo en serios aprietos a la zaga asturiana con acciones de peligro que solían finalizar en botas de Arana. Incluso, aunque en inferioridad numérica, la acción para el penalti del 2-3 definitivo también tuvo una carga de esto mismo.

Nulo control contextual con ventaja en el marcador

Lo más llamativo y a la vez perjudicial del partido de ayer para el Sporting fue su incapacidad para mantener y controlar un contexto de partido que se le escapó claramente en la segunda mitad. El primer gol del Racing, en una acción a balón parado, dio alas a los de José Alberto, que elevaron la intensidad del encuentro y generaron desde un paso adelante en la presión ese contexto de partido que tanto ansiaban. El Sporting fue incapaz de salir con el balón controlado desde entonces, pasando de esas largas posesiones y circulaciones a pérdidas tras apenas 3 pases en primera línea. Así, el Racing consiguió establecerse en campo rival, minimizar las opciones del Sporting también en transición y asediar el área de Rubén Yáñez encontrando, ahora sí, sus jugadores diferenciales en ataque. Los de Ramírez fueron incapaces de devolver el partido a su terreno, siendo todavía más sangrante la cuestión al haber logrado encontrar el camino al gol para el 2-1. Aun con la ventaja, el partido tuvo el mismo ritmo frenético e intensidad que imprimían los visitantes para su beneficio. Ni los cambios hombre por hombre del segundo tiempo ni la gestión de los minutos en ventaja permitieron cambiar un contexto que anticipaba lo que finalmente acabaría ocurriendo con la remontada cántabra.

Los cambios

Rivera por Nacho Martín. Se buscaba recuperar el control del esférico y dotar a su vez de mayor verticalidad al juego desde el pase con su entrada. No se consiguió. Incluso, el equipo pudo notarlo negativamente en términos de equilibrio defensivo en lo táctico.

Queipo y Mario por Hassan y Djuka. Piernas frescas en una banda y en la delantera, pero sus intervenciones no aportaron un extra a un Sporting ya necesitado.

Villalba y Varane por Gaspar y Nacho Méndez. Otros perfiles, pero mismo sistema, y nuevamente su influencia estuvo lejos de ser positiva o de cambiar la deriva del encuentro. Incluso con la mala fortuna de que Varane saliera en la foto del penalti para el 2-3.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. Si bien el plan inicial tuvo su relativo desarrollo y permitió poner en ventaja al Sporting ante un Racing incómodo, la pérdida del contexto de partido y la incapacidad para retomar ese dominio terminó pesando de manera flagrante tanto en el desarrollo del encuentro como en el resultado final, que incluso de no haberse traducido en derrota sería igualmente alarmante. Tampoco los cambios desde el banquillo resultaron, en una mezcla entre la decisión de no agitar el árbol y la nula aportación desde lo individual de la mayoría de los jugadores que entraron de refresco. No se puede dominar un partido los 90 minutos -sea desde el plan de juego que sea-, pero ayer el Sporting mostró una preocupante incapacidad para imponerse sobre el césped en los momentos clave. Y eso, en la situación actual, no suscita un buen augurio.