«Las 4 claves de la victoria del Sporting y del aprobado a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez LaLiga

Texto de análisis

21 ene 2024 . Actualizado a las 13:09 h.

Remontada de gran valor del Real Sporting de Gijón en su visita al CD Tenerife. Tres puntos son tres puntos, y en este caso con mucha importancia dada la dinámica reciente con hasta 4 empates consecutivos y lo comprimida que se encuentra la clasificación en la parte alta. Los de Miguel Ángel Ramírez fueron claramente de menos a más en un encuentro con dos mitades muy diferenciadas en propuesta y ejecución. Analizamos en base a 4 claves los aspectos más destacados de esta victoria:

Desajustes en la presión

De inicio el Sporting salió con claras intenciones de buscar arriba a su rival, adelantando mucho su bloque y centrando la presión en sectores concretos del campo. Tanto la pareja de delanteros como de centrocampistas -éstos a gran altura- cercaban al Tenerife sobre uno de sus costados, haciendo muy pequeño el espacio y dificultando la asociación en corto. Parecía un buen plan, incluso con alguna recuperación que llegó a generar un conato de ocasión en botas de Otero, pero rápidamente los locales dieron con la solución.

Con un Sporting tan estrecho en la presión, los chicharreros dieron con la fórmula para llegar al sector opuesto, que estaba liberado y con superioridad a su favor. A través de la circulación de balón, los de Garitano consiguieron salir de la presión haciendo ancho al equipo por medio de sus laterales. A partir de ahí, con espacios para avanzar, el Tenerife conseguía asentarse con facilidad en campo rival.

Espacios a la espalda de los pivotes

En esa situación, los chicharreros encontraron una debilidad en un Sporting siempre basculado, y fue en el sistema de ayudas por dentro, pudiendo atacar zonas intermedias y castigando especialmente la espalda de los dos pivotes, Rivera y Roque Mesa. Con constantes recepciones en esos intervalos, los jugadores de tres cuartos locales tuvieron el tiempo suficiente para girarse y encarar la línea defensiva rojiblanca, encontrando espacios y superioridades para avanzar hacia el área o bien abrir a los costados para posteriormente acabar la jugada.

Hasta que el gol local no cambió la inercia del partido, el Sporting fue incapaz de frenar estas situaciones. Un momento que aprovechó el cuadro rojiblanco para ir creciendo en su juego, sin demasiada brillantez para entonces, pero sumando una dosis de fortuna en el momento indicado para el tanto del empate que tantas otras veces se le había negado.

Primera parte de 'desconexiones'

A pesar de las dificultades tácticas desde el planteamiento y desarrollo de los primeros minutos (en torno a la media hora inicial), el Tenerife tampoco estaba siendo capaz de generar situaciones de especial peligro. Más allá de alguna salida por alto dificultosa para Yáñez, los locales no incomodaban una vez tenían que atacar el área rojiblanca. Sin embargo, un error defensivo en cadena, pero especialmente representado en Hassan, que se desconectó de ofrecer su ayuda en un momento clave y ya en el interior del área, fue clave para que se diera el 1-0. Hablando de desconexiones, en lo colectivo el Sporting tampoco era capaz de encontrar a sus jugadores de ataque.

La buena presión por pares del Tenerife obligó al desplazamiento en largo de los asturianos prácticamente en cada jugada en acciones que ni Campuzano ni Otero conseguían ganar, estando en una situación de desventaja constante. Sin continuidad en el juego ofensivo, a los de Ramírez se les atragantó claramente la primera mitad.

Dinamismo tras los cambios y amenaza en transición y al espacio

El paso por vestuarios, sin embargo, ayudó sobremanera a modificar la cara y las sensaciones del Sporting del primer tiempo. Revitalizados por el empate al filo del descanso, los de Ramírez consiguieron llevar el partido hacia el escenario que más les convenía. Estaba previsto que un Tenerife que iba a acusar el sobreesfuerzo de la pasada semana en Copa sufriría cada vez más con el paso de los minutos y de manera exponencial si el partido tenía un ritmo alto y de mucho ida y vuelta. De ahí las declaraciones de Ramírez de que «queríamos que fuera un partido largo». El Sporting, que esta temporada ha demostrado hacer mucho daño en transiciones ofensivas, supo gestionar ese contexto y sacar rédito de la velocidad de sus jugadores de ataque y la verticalidad desde el pase de hombres como Méndez y Rivera. Ahí, el Sporting sí fue más reconocible y ganó toda aquella amenaza en campo rival que le había faltado en el primer tiempo.

Con espacios para conducir y verticalizar, los rojiblancos destrozaron a la contra a un Tenerife que cada vez iba a menos perjudicados por un dinamismo en el partido que, si bien le abría también más opciones en ataque, en la balanza claramente le salía a perder. Los rojiblancos no sólo amenazaron por esa vía, sino también con envíos directos a la espalda de la línea defensiva local hacia los desmarques de ruptura de los delanteros sportinguistas.

Los cambios

Rosas y Nacho Méndez por Pascanu y Roque Mesa. Cambios al descanso que repercutieron positivamente en la versión ofensiva del equipo, aportando más acierto en la toma de decisión en campo rival y abriendo diferentes opciones para llegar a tres cuartos con la presencia de Rosas como un perfil más atacante que Pascanu.

Cote por Pablo. Refresco en el otro costado para sumar un arma tanto en los centros como en las acciones a balón parado, además de estar fresco para no sufrir defensivamente en un partido mucho más abierto.

Queipo por Gaspar. Anotó el gol de la victoria que bien justifica el cambio. Poco más se puede pedir que poder incidir así en el marcador directamente.

Djuka por Hassan. Cambio en los últimos minutos manteniendo el esquema al desplazar a Otero a un costado. Sin tiempo para mucho más que un fuera de juego en una jugada prometedora y una falta que cortó un ataque prometedor y le costó la cartulina.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y al resto del cuerpo técnico:

Suficiente. Nuevamente, valoración descompensada por la diferencia tan amplia en la ejecución del plan de partido entre una parte y otra. La idea inicial no resultó, con un Sporting desdibujado en el grueso de la primera mitad. Superado en fase defensiva y sin prácticamente comparecer en ataque, el primer tiempo tuvo algunos de los peores minutos de la temporada junto a otras salidas, ya lejanas, como Valladolid o Ferrol.

El segundo tiempo fue todo lo contrario. El Sporting llevó el partido al terreno que quería, impuso su ley y fue superior. Más allá del gol y lo que supone, la versión fue más positiva, sin tampoco ser brillante, y tuvieron su parte importante de culpa los cambios desde el banquillo. Un partido difícil de valorar en su justa medida con cuestiones tan dispares, pero cuyo resultado es de una importancia tal que la nota nunca le hará justicia.