Roberto Canella: «Me gustaría ser entrenador del Sporting algún día, ojalá. Ahora quiero formarme todo lo posible»
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Entrevista con La Voz de Asturias
07 nov 2023 . Actualizado a las 19:51 h.Una de las figuras más destacadas de la historia reciente del Real Sporting de Gijón ha colgado las botas. Desde su incorporación al club en edad alevín hasta acumular 313 partidos defendiendo la zamarra rojiblanca del primer equipo. Roberto Canella (Pola de Laviana, 7 de febrero de 1988) es un símbolo de sportinguismo. Se ganó un hueco con Manolo Preciado en el banquillo y fue partícipe de la gesta del ascenso en 2008. Internacional sub-21, el lavianés llegó a capitanear al equipo durante momentos duros para la institución. Apenas dos semanas después de anunciar su retirada, cuando vestía los colores del Marino de Luanco, el histórico lateral responde a las preguntas de La Voz de Asturias en la que fuera su casa durante tantos encuentros, el estadio de El Molinón.
Estás de nuevo en El Molinón, ¿qué sientes al estar aquí?
Imagínate… Siento el orgullo de haber podido jugar en este estadio 313 partidos, orgulloso de volver a pisar El Molinón y ver este pedazo de estadio otra vez.
¿Cómo viviste el homenaje en el Sporting - Espanyol?
Lo viví con unos nervios brutales. Para mí fue algo espectacular. Lo que pasa es que no lo viví de la manera que me hubiese gustado vivirlo, por los nervios que tenía y la sensación de “necesito mucho más”, porque se hace demasiado corto. Se hace corto ver todo El Molinón, todo el estadio, corear tu nombre, aplaudiéndote. No lo disfruté como hubiese querido. Es un orgullo que todo el estadio se ponga en pie. Para mí fue algo espectacular. Y luego, cuando llegué a casa, me entró un poco el bajón cuando empecé a ver los vídeos, las fotos de todo lo que fue y de lo que se disfrutó.
Por cómo se produce tu retirada, con la temporada ya comenzada, sorprende un poco. No sé si fue una decisión muy meditada, si fue más bien un impulso…
Cuando acabé en el Calahorra el año pasado, en diciembre, ya me fui por tema de lesiones. La cabeza también me pedía irme, volver a casa y mirar a la temporada siguiente. Me llamó el presidente del Marino, me llamó Lora, me volvieron a dar esa ilusión que necesitaba, y al final me decidí para ir al Marino. Para intentar volver a sentirme futbolista y volver a disfrutar del fútbol sobre todo. Pero las lesiones volvieron otra vez. Fue una decisión difícil, dura, consensuada conmigo mismo y también con la familia. Ya venía de un tiempo atrás que más o menos en mi cabeza rondaba esa situación de poder hacerlo.
El otro día fuiste guía en el Tour del Molinón, ¿cuál va a ser tu próximo tren profesional? ¿Te veremos como a Nacho Cases o Javi Fuego?
Ojalá pueda tener la oportunidad de volver al club, pero antes de nada quiero formarme en todo lo que pueda. Creí que me iba a durar más el fútbol, pero a los 35 ya me dejó. He estado ya preparándome, sacando niveles de entrenador, haciendo un curso de analista, quiero sacar también el título de director deportivo… Quiero formarme en todo y estar preparado para el día de mañana.
Todos sabemos que tú tenías una relación muy especial con Preciado. ¿Cómo era el día a día con él? ¿Cómo era trabajar con Manolo?
Pues una pasada. Es que no tengo otra palabra para decirte cómo era trabajar con Manolo. Era un tío campechano, humilde, era un líder y para mí era como un padre futbolístico. Como dije, fue el que me dio la oportunidad de debutar en el Sporting, de debutar en primera división. Eso no hay dinero que lo pague, para mí es espectacular y el día a día con él… pues muy bien. Cuando tenía el día de cabreado era más complicado, pero normalmente Manolo era como un compañero más.
El actual Sporting de Ramírez está clavando el inicio de temporada de la 07/08 con Preciado. ¿Tú ves alguna similitud entre ambos equipos?
Veo al equipo muy unido. Yo creo que era lo que tenía Preciado. Podían salir mejor o peor en las cosas, el equipo jugaba mejor o peor, pero se veía que competía. Es lo que veo ahora con Miguel, que tiene a los chavales muy metidos, todo el mundo tiene su oportunidad, todo el mundo está a un nivel muy alto y esa es la mano que mete el entrenador, como en su época con Manolo.
Y además de Preciado, ¿destacarías algún otro entrenador que te haya marcado mucho en tu carrera?
Yo creo que me marcaron todos. De todos aprendes algo, e incluso cuando no juegas, aprendes a no estar en el campo. Si me tengo que quedar con uno aparte de Preciado, podría decir a Rubi, que creo que fue uno de los mejores entrenadores que pasó por el Sporting desde que yo estuve aquí, con una forma de trabajar ya más evolucionada de lo que se veía antes.
Hay un jugador en esta plantilla, Cote, con el que compartiste vestuario bastante tiempo. ¿Qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza cuando él subía a entrenar con el primer equipo del Sporting? Tú aún eras muy joven, compartíais posición, ¿qué pensabas de Cote?
“Este cabrón me va a quitar el puesto en menos de nada” (risas). Ya se veían las condiciones que tenía. Yo siempre lo dije, incluso cuando estábamos compitiendo por el puesto, Cote tenía unas condiciones brutales, mejores que las mías. Se está viendo que con 34 años que tiene está siendo de los mejores del equipo. Cuando subió con el primer equipo me hizo ser mejor porque yo tenía que dar el máximo. Tuve temporadas de estar yo solo como lateral izquierdo y cuando subió Cote, yo dije “o me aprieto las tuercas o no juego ni un minuto”. Hubo una temporada con Manolo Preciado que estábamos los dos muy bien y jugábamos dos partidos él, dos partidos yo. Creo que nos hicimos mejores uno al otro.
Sobre tu salida del Sporting, ¿crees que si hubiera llegado antes una oferta te habrías quedado o tú ya dabas por cerrado ese ciclo?
No, yo ya daba por cerrado ese ciclo. Al final hablaron conmigo, que me querían renovar, que estuviese otro año más aquí con ellos… pero en mi cabeza ya había decidido irme. Creo que te consumes un poco de todo. Yo estuve varios años de capitán, en épocas bastante malas aquí en el club. Evidentemente, mi sueño era retirarme aquí, pero esa temporada ya sabía que sería la última porque creía que no iba a rendir al máximo. Si estoy en un sitio quiero rendir al máximo. A veces en la vida, aunque te duela, como me ha pasado ahora con la retirada, tienes que ser franco y saber que no vas a aportar al equipo. Fue una decisión difícil, dura, pero creo que fue la decisión correcta.
Con 19 años ya eras internacional sub-21, empezaban a escucharse rumores de la Premier, del Real Madrid… ¿Cómo manejabas siendo tan joven toda esa situación?
Yo intentaba aislarme. Creo que siempre llevé bastante bien aislarme de los focos. Nunca fui un chaval que le gustaron las entrevistas ni salir en los medios. Yo me dedicaba a entrenar, me dedicaba a jugar. Si había alguna cosa, algo serio, hablamos y decidimos. Pero mientras tanto, creo que siempre tuve la cabeza centrada en el campo y en el Sporting. A día de hoy estoy orgulloso de haber tenido la cabeza en ese momento bastante asentada. Al final es por la educación que te dan tus padres, también por la gente que tienes alrededor… mis amigos, que son chavales de Laviana, mi mujer…
Siendo un chaval tan joven, sometido a las exigencias del deporte de élite desde tan temprana edad, ¿sientes que te perdiste algo en tu juventud, algo que hicieran tus amigos que tú no podías?
Bueno… sí. Al final fui un privilegiado porque jugué en el Sporting, que es lo que sueña cualquier chaval asturiano. Jugué en Primera División, en el Bernabéu, Camp Nou… soy un privilegiado. Pero soy muy de mis amigos, de mi familia, y cuando no puedo ir a la boda de un amigo me vuelvo loco. Perderme una boda de un amigo o un familiar, aunque jugara en el Bernabéu, era algo que me dolía mucho, aunque entre dentro de tu trabajo, porque los fines de semana no estás disponible para nadie.
En su día sonó con fuerza un posible traspaso al Zaragoza, ¿llegaste a verte fuera del Sporting?
Sí, sí… Subí a hablar con Vega-Arango y él me dijo que era bueno para mí y para el club. Iba a cobrar muchísimo más que en el Sporting, iba a primera división con Marcelino, que me había llamado para decirme que me quería... Al final quieres crecer, tener unas buenas condiciones de futuro para mantener a la familia y prácticamente se hizo todo. Luego el club no se fió de los pagos del Zaragoza, pero yo me despedí varias veces. Iván Hernández me cuenta siempre que yo me despedía todos los días (risas). Pero yo encantado finalmente de quedarme, prefiero estar bien en un equipo antes que el dinero.
Cuando te fuiste al Deportivo en 2014, ¿fue porque querías competir con los mejores o el Sporting por la situación económica te abrió la puerta?
Las dos cosas. Me abrieron la puerta porque no podían hacerse cargo de la ficha, yo iba a competir con los grandes… Todo un poco. Si el club no me dice nada creo que hubiese seguido porque estaba muy contento, pero las circunstancias fueron esas. Estoy orgulloso de haber jugado en un club tan grande como el Deportivo.
Se habla mucho de la presión que siente un chaval de la casa al jugar en su equipo, en su estadio. ¿Sentiste más presión en Gijón que en Coruña o en Lugo?
Es la presión que tú te quieras poner. Sí tuve presión en Gijón, sobre todo cuando las cosas no van bien. Representas a tu equipo, a tu ciudad… Mis amigos y mi familia son del Sporting. Cuando las cosas no salen bien o bajas a segunda división esa presión va por dentro. Hubo momentos en los que lo pasé muy mal. Por ejemplo en el Depor fue una temporada difícil a pesar de salvarnos en el último partido, pero la presión no era la misma que aquí.
En 2017 vives tu segundo descenso, con Rubi. Parecía que el equipo acababa bien la temporada, que faltó algún partido para haberse podido salvar, ¿qué falló aquel año? ¿Se estuvo cerca?
Creo que el equipo compitió, intentamos hacerlo lo mejor posible, pero no salía nada. Con Rubi el equipo mejoró bastante, nos vimos capaces de salvarnos y si nos dan un par de semanas más o tres, el equipo iba hacia arriba y nos hubiésemos podido salvar.
Tras conocer las dos caras del fútbol, el mundo profesional y la 1ª o 2ªRFEF, ¿crees que falta solidaridad, en términos económicos, entre los equipos de élite respecto a los humildes?
Puede ser, pero al final es lo que generas… El fútbol profesional genera algo muy grande. Sí es verdad que clubes humildes como el Marino deberían tener más ayudas, sobre todo en pretemporada, que jueguen contra el Sporting o el Oviedo y hagan buena taquilla. Pero lo que genera un club profesional, también por tema de televisión, es muchísimo más.
¿Destacarías a un portero, un defensa, un medio y un delantero con el que hayas jugado?
Jugué con porteros muy buenos, pero por los años que pasé con él y la cercanía que tenemos, voy a decir Pichu Cuéllar, le tengo mucho cariño. En defensa tuve compañeros buenísimos, Bernardo, Luis Hernández, Iván Hernández… pero me quedo con Lora, por nuestra amistad y por todo lo que aportó al club los años que estuvo. En el medio, Diego Castro. Fue el jugador más determinante que tuve en el Sporting, el mejor con el que jugué en el club. Y delantero… con Barral estuve muchísimos años y dio mucho al club, Mate Bilic nos da el ascenso de 2008 viniendo en invierno, con Djuka coincidí un año y creo que está haciendo las cosas bien… Me quedaría con Barral.
Si tuvieras que quedarte con una temporada de toda tu carrera, ¿con cuál te quedarías?
La del ascenso de 2008. Me quedaría con esa porque yo era un chaval, llevaba un par de años en el primer equipo. Por todo lo que significó también Preciado para mí, que fue el entrenador que me hizo ser futbolista, y que el club venía de estar diez u once temporadas en segunda división. Volvimos a ilusionar a la gente y es la temporada que escogería sin ninguna duda.
Preguntas rápidas
¿Partido que recordarás para siempre con el Sporting?
El 0-1 en el Bernabéu, aunque salí lesionado a los dos minutos.
¿Compañero con el que mejor relación guardas?
Alberto Lora.
¿Valor más importante que inculcarías a un jugador joven?
Que mantenga la humildad y que disfrute el camino, porque si llega a profesional disfrutará más de los recuerdos de su niñez.
¿Compañero con el que mejor te entendiste dentro del campo?
Diego Castro.
¿Jugador que más te haya costado defender?
Jesús Navas fue con el que más me costó, pero a quien más me gustó enfrentarme.
Si pudieses elegir un puesto del Sporting en el que trabajar a largo plazo, ¿cuál sería?
Entrenador. Evidentemente son palabras mayores, pero me gustaría algún día, aunque sea unos partidos, ser entrenador del Sporting. Ojalá.