El técnico apenas ha variado su libreto desde la mejora rojiblanca
12 oct 2023 . Actualizado a las 19:12 h.Tres centrales, doble pivote, extremo por un lado y carrilero por otro, por delante, un interior con total libertad y dos delanteros. Es así como se ordena el Real Sporting de Gijón cuando le toca atacar. Misma estructura una vez pierde el balón y se prepara a una posible contra del rival, pero el sistema, con un simple ajuste del tercer central (ubicado por derecha) pasando a ser lateral en línea de 4 atrás, se forma un 1-4-4-2 más reconocible y rígido cuando toca defenderse ante un ataque elaborado del rival. Ese es el sistema con el que Miguel Ángel Ramírez ha encontrado el equilibrio necesario entre ataque y defensa para elevar la competitividad de los suyos.
Un técnico que desde un principio se ha caracterizado por dar gran importancia a la adaptabilidad, analizando minuciosamente los comportamientos y sistemas de cada rival y tratando de amoldarse para encontrar la fórmula que mejor le permita minimizar las virtudes ajenas y potenciar las posibilidades propias a raíz de las vulnerabilidades del que tiene al frente. Un hecho que le hizo probar hasta 8 sistemas diferentes el curso pasado, llegando una vez superado el ecuador del mismo en el mes de enero.
Sin embargo, esta temporada, con más tiempo para trabajar el apartado táctico, ha dado con la tecla, lo cual se nota no solo en resultados sino también en las pocas variaciones que se han visto en la pizarra. Cosa que no quita igualmente que en cada alineación busque ese mínimo detalle que repercuta positivamente en la competitividad de los suyos, de ahí que tan sólo haya repetido once inicial en una ocasión (ante Tenerife y Burgos), con 9 apuestas diferentes en 10 partidos.
En lo referente al dibujo, sólo se han visto dos variantes más en lo que va de curso. Por un lado, un 1-4-2-3-1 dependiente de las bajas, tanto por no tener a Alexandru Pascanu en el primer encuentro de liga en Valladolid al firmar más tarde y en Ferrol, donde el que faltó fue Juan Otero por molestias. Dos jugadores que, cambiando su posición natural, resultan clave para dar forma al Sporting que se ha ido construyendo con el paso de las semanas.
Por otro lado, el único partido especial, el que cuenta con mayor asterisco: el 1-5-2-3 de Oviedo, con algún paralelismo al sistema de cabecera, pero con un comportamiento y un ordenamiento bien diferente; desde la presencia de Guille Rosas en el carril diestro, haciendo que la estructura de 3 centrales no se moviera independientemente de que el equipo atacara o defendiera, a la de Haissem Hassan metido por dentro. En Andorra, por ejemplo, sí modificó algunos comportamientos con la presencia de Pablo García en el extremo izquierdo y Fran Villalba por derecha, invirtiendo los papeles habituales de Gaspar Campos y Hassan, ambos suplentes aquel día, pero el dibujo fue exactamente el mismo de partida.
Este fin de semana, sin embargo, se le pone delante una prueba de fuego a Ramírez. El técnico no ha podido contar en toda la semana con uno de estos dos elementos clave, Alexandru Pascanu, lo cual no tiene fácil solución. La alternativa más rápida es la menos natural, pues Guille Rosas haría modificar los comportamientos de esa línea de 3 atrás en ataque por la naturaleza ofensiva del gijonés. Sin embargo, esto lo podría equilibrar por izquierda con Diego Sánchez, aunque el canterano aún no ha sumado ninguna titularidad este curso.
La otra opción modificaría menos el sistema, formando con 3 centrales y buscando entre Pablo Insua, Cali Izquierdoz y Róber Pier el que mejor pudiera adoptar el papel de Pascanu. Algo que tampoco parece del todo sencillo y natural sobre el papel. Algo que también supondría asumir algún riesgo al no contar con más centrales en plantilla, amén de un Enol Coto que ya ejerció ese papel en la cantera. De no optar por estas opciones, Ramírez se verá 'obligado', de confirmarse la baja del rumano, a cambiar de sistema. Algo que podría afectar al buen rendimiento del equipo, aunque como el propio técnico reconocía, él no es de «casarse con un sistema determinado». Cualquier cosa nos podemos esperar, eso también es parte de su seña de identidad. El sábado saldremos de dudas.