El cambio de Otero a delantero mejora su nivel ofensivo en el Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Juan Otero
Juan Otero @juanferotero26

Texto de análisis

21 sep 2023 . Actualizado a las 19:18 h.

Ha comenzado la temporada con buen pie. Reconvertido a delantero centro, posición que ya conocía con anterioridad, Juan Otero ha sumado en estas 6 primeras jornadas 2 goles y una asistencia con el Real Sporting de Gijón. Eso sí, participando en su caso en 5 encuentros al perderse la visita a Ferrol por unas molestias físicas. 3 tantos generados en 5 partidos disputados, buenas cifras para tener que buscar su rendimiento en una posición diferente a la del curso pasado.

Y es que ahora la exigencia para Otero en la doble punta es bien diferente. Ya no es únicamente una cuestión de colaborar en la presión adelantada, teniendo que estar activo sobre los centrales, mientras en banda se le pedía un mayor esfuerzo y capacidad de retorno para vigilar al lateral rival, algo que en muchos encuentros le penalizó, es también la oportunidad de estar más cerca del área, primando otras cuestiones como el remate, la llegada o los desmarques en lugar del regate o los centros. Su velocidad, una de sus grandes virtudes, puede ser igualmente más aprovechada por dentro a la hora de llevar una contra con verticalidad, aunque por fuera también era un elemento clave en su juego.

Así lo explicó hace unas semanas -en la previa del duelo frente al Oviedo- el técnico rojiblanco Miguel Ángel Ramírez: «Con Juan Otero se suman varias cosas. Ahora tiene más experiencia y la competición le va indicando dónde tiene más impacto en el juego y dónde puede tener un mayor rendimiento. En la delantera puede tener más gol y llegada, con balón y sin balón. Es un jugador diferencial, ya lo era el año pasado, pero en esa posición por dentro puede serlo más».

Además, Otero ha abierto una posibilidad a la propuesta de juego de Miguel Ángel Ramírez por su capacidad para los duelos aéreos. Habitualmente el colombiano ya era un elemento importante para esos envíos directos el curso pasado, pero escorado en banda suponen acciones mucho más complejas a la hora de darles continuidad. Como referencia emparejado con los zagueros rivales, no sólo en saques del portero sino también como recurso desde los centrales rojiblancos, esos envíos directos están encontrando en Otero una vía para poder llegar rápido a campo rival, aunque bien se ha visto con facilidad que en ese papel se complementa mejor cuando tiene un compañero cerca en la disputa de las segundas jugadas, algo que claramente se echó en falta en Oviedo. De ahí que el técnico canario haya seguido apostando por la doble punta en ataque.

Otra ventaja en su caso viene precisamente derivada de lo posicional, y es que la movilidad de Otero le permite, cuando resulta necesario, caer indistintamente hacia cualquiera de las bandas, siendo un elemento más difícil de marcar y encorsetar y generando posibilidades ofensivas a su equipo en más zonas del campo. Sin embargo, a pesar de todo lo positivo, sí es cierto que le está faltando un punto más de presencia en el área, de encontrar posiciones de finalización. Sus dos goles, uno -golazo- de falta directa y otro cabeceando un saque de esquina, son una muestra de que le está costando ser un definidor en el juego dinámico, algo fundamental cuando pensamos en un delantero centro.

Los datos son un buen reflejo de todo ello: respecto al año pasado, Otero suma más intervenciones con balón por partido (41,8 - 40,9), ha elevado significativamente sus pases clave (que preceden a un remate) por partido (de 0,9 a 1,7), se mantiene en cifras similares en cuanto a pases completados, pero el porcentaje en campo rival se ha elevado, por lo que ha sumado mayor impacto cerca del área contraria, algo lógico dada su posición, pero con el mérito de mantener sus cifras totales, ha pasado a ganar más duelos totales por partido (de 5,8 a 8,4) y, como comentamos, ha duplicado los duelos aéreos ganados (de 2,1 a 4,6, elevando la tasa de éxito en un 10%). Lo negativo, sin embargo, también se refleja: regatea menos por partido, como ya habíamos comentado, aunque no sea algo que le penalice tanto (de 1,4 regates completados por partido a 1) y ha mantenido similar su cifra de disparos totales (2, con 0,8 a puerta por los 0,7 del año pasado). Un último dato que no tendría una mala lectura en caso de haber mantenido su posición, pero que al pasar a asumir un rol más enfocado al gol, sí se le debe exigir más en ese registro, aunque el balance general resulta claramente positivo, manteniéndose en esa apuesta por dentro en los planes de Ramírez.