«Las 4 claves del inmerecido empate del Sporting»

Dani Souto

SPORTING 1905

Abelardo
Abelardo La Liga

Texto de análisis

11 dic 2022 . Actualizado a las 23:00 h.

El Real Sporting de Gijón no pasó del empate ante el FC Cartagena a pesar de que no fuera por intentos. Hasta 19 remates, 7 de ellos a puerta, fueron los argumentos de los de Abelardo Fernández para superar a los efesé. Sin embargo, esta vez el acierto no acompañó y dejó sin premio a los rojiblancos. Analizamos en base a 4 claves destacadas los motivos del empate sportinguista:

Desborde y verticalidad desde los cambios en el once

Sorprendió de inicio Abelardo con la cantidad de rotaciones en un mix entre decisiones técnicas, cambios obligados y necesidades físicas. La mitad de esos cambios ya los habíamos visto con anterioridad, pero en contadas ocasiones: Gragera de central, Juan Otero como segundo punta y Jordan Carrillo en el costado diestro. Especialmente estos dos últimos tuvieron una incidencia a rescatar en el juego ofensivo de los rojiblancos. Las recepciones al pie del mexicano combinaban con los ataques al espacio del colombiano, que siempre se distribuyeron en altura y amplitud para no pisar el territorio del otro, sino más bien para ofrecer soluciones. Desde el regate de uno y la velocidad del otro, ambos con predisposición para verticalizar y buscar área rival, el Sporting sumó frescura en sus ataques y diversidad en su amenaza. De las notas positivas del encuentro en las apuestas iniciales del Pitu.

Atrevimiento en los primeros pases

A pesar de ser un partido sin un dominador claro en el primer tiempo, una balanza que se desequilibraría algo más durante largos tramos del segundo en favor del Sporting, ambos equipos desarrollaban un modelo de juego semejante en muchos aspectos. El ritmo, que empezó siendo muy alto, no fue del todo frenético que digamos según pasaban los minutos del primer tiempo, con posesiones muchas veces largas y lentas. Los de Abelardo sumaron a ello, a pesar de que la presión efesé tampoco fuera un inconveniente insalvable. En muchas situaciones, con el balón circulando por la línea defensiva rojiblanca, Christian Rivera aparecía como solución por dentro, un pase para batir líneas considerado como clave para avanzar con el esférico controlado. Sin embargo, a los centrales rojiblancos -especialmente- les faltó un punto de atrevimiento para encontrar al pivote, ya fuera por duda o por indicación, pues el envío largo hacia la pareja de delanteros fue una constante en ocasiones sobreutilizada para las alternativas que planteaba el partido.

Erráticos en la definición

No se podía pasar por alto el tema estrella. Si bien Abelardo reconocía -con atino en mi opinión- que este no había sido el partido que contabilizara las ocasiones más claras de la temporada para el Sporting, sí es cierto que cuantitativamente fue de los encuentros más prolíficos en cuanto a disparos a portería se refiere. Raro es ver un equipo que genere tanto y que su casillero se quede a cero, pero eso le volvió a pasar a los del Pitu. Si no matas en área rival es imposible ganar, y los asturianos volvieron a pecar de inocentes en esos últimos metros, en el remate. No fue un partido para llevarse las manos a la cabeza más allá de un par de ocasiones en botas de Zarfino, pero sí fue uno en el que se generó lo suficiente como para haber sumado una victoria sin opción a réplica.

El desgaste físico pasó factura

Llamó la atención que Abelardo no hiciera más que un cambio alcanzado el minuto 78 de juego. Es cierto que las circunstancias no son las ideales y que los hombres de banquillo también están en su mayoría en un proceso de alcanzar su forma óptima en cuanto a ritmo competitivo, pero aun así, al equipo se le vio fundido especialmente una vez superada la hora de juego hasta el momento en el que el Pitu comenzó a mover el banco. Un tramo de partido en el que se le permitió crecer al Cartagena y amenazar desde diferentes transiciones ofensivas que más por demérito suyo no supo aprovechar para concretarlas. El Sporting fue presa de su -lógico- agotamiento acumulado, pero la gestión en ese sentido del cuerpo técnico no fue conservadora sino todo lo contrario; arriesgada en exceso. No se pagó, pero pudo haber tenido otro desenlace fácilmente.

Los cambios

Aitor por Jony. Más voluntad que realidad. Aitor salió revolucionado al partido, como le suele suceder cuando es revulsivo, y agitó el ataque rojiblanco, pero no estuvo del todo acertado en la toma de decisión. Reemplazó a un Jony ya exhausto que se vació, aunque con claros síntomsa de estar lejos de un punto óptimo.

Cristo por Djuka. No entró demasiado en juego, quizás también algo precipitado en ocasiones, aunque sí lograra mejorar varias jugadas de ataque. Gozó de espacios y fue una amenaza, pero no pasó de ahí. Papel muy distinto al que tuvo un Djuka de nuevo combativo pero desacertado en varias acciones clave.

Nacho y Milo por Carrillo y Zarfino. Sustituciones necesarias de refresco quizás algo tarde. Apenas tuvieron minutos para incidir.

Nota a Abelardo y el resto del cuerpo técnico

Bien. Planteamiento inicial diferente y refrescante, capaz de competir de tú a tú a un Cartagena que venía en buena dinámica. El partido fue positivo en ataque y en defensa, con sus asteriscos puntuales en la definición -no dependiente del cuerpo técnico- o la defensa de las segundas jugadas, algo, eso sí, colectivo. Igualmente, la gestión de los cambios y los minutos de los futbolistas sobre el verde penaliza su nota. El Sporting acusó la fatiga y a punto estuvo de pagarlo a pesar de contar con un sencillo remedio para ello. Se mereció ganar, pero de nuevo faltó ese 'algo' que vuelve a ahogar a los rojiblancos en la orilla.