El Sporting reduce el gasto salarial del filial

Dani Souto

SPORTING 1905

Foto oficial del filial 22/23
Foto oficial del filial 22/23 Real Sporting

A pesar de las nuevas contrataciones

15 nov 2022 . Actualizado a las 21:04 h.

El cambio en la política de fichajes del filial no llegó solo en cuestiones deportivas. La llegada de Orlegi Sports a la mayoría accionarial del Real Sporting de Gijón provocó una reconstrucción total de la estructura deportiva que operaba en Mareo. Se cambió de director deportivo, la secretaría técnica, de director de cantera y de responsable de captación, añadiendo además un nuevo rol como director de metodología para la base, algo que antes recaía sobre el propio dirigente de Mareo. La llegada del conglomerado mexicano vino aparejada con una forma diferente de hacer las cosas, al menos otra mentalidad, con peso en lo deportivo y lo económico. Algo que ha repercutido, por ejemplo, en su segundo equipo: el Sporting ha conseguido reducir el gasto salarial en la plantilla del filial para esta temporada de forma importante.

Una cuestión sorpresiva, pues no han sido pocos los refuerzos del segundo equipo rojiblanco y más aún considerando la procedencia de más de una de estas incorporaciones. A modo de resumen, el filial del Sporting ha incorporado a 10 futbolistas este verano, mientras que ha liberado a 9 jugadores de la plantilla del curso pasado, aunque 3 de ellos como cedidos e incluyendo la venta de Manu Pozo. Cifras equilibradas en cuanto a profundidad de plantilla, contando además con los jugadores aún con ficha juvenil que se encuentran en dinámica del filial como Sergio Dacal, Jorge Montes, Alejandro Lozano o Enol Prendes, que compensan el paso al primer equipo de otros como Dani Queipo o Diego Sánchez.

Lo llamativo no viene sobre lo que ya estaba o sobre lo que salió, sino sobre lo que vino. Petr Kudakovskiy o Florentin Bloch, los dos nuevos guardametas, venían con contratos y experiencia en categorías superiores como Primera RFEF o Segunda División 'B', mientras que otros como Leo Miguel, Damián Cáceres o Jonathan Varane, con experiencia en la segunda categoría del fútbol neerlandés, español y francés respectivamente, y que venían también con contratos superiores en términos de salario.

¿Cómo se ha conseguido entonces reducir el gasto en salarios? La fórmula es fácil de explicar y entender, aunque no tanto de ejecutar, pues la pericia negociando este tipo de operaciones toma especial relevancia. Los contratos de estos jugadores llegados de otras categorías presentan una base salarial más baja que otros casos de contratos heredados de la gestión anterior en Mareo, pero cuentan con importantes pluses en caso de lograr objetivos, haciendo que al jugador le resulte atractivo su potencial contrato a futuro y sobre todo que este sea accesible, con incrementos o primas por alcanzar objetivos realistas relacionados con el primer equipo rojiblanco. Es así como se busca un doble efecto: reducir el impacto salarial de jugadores que llegan con un caché más elevado a priori, y a su vez crear un programa de incentivos para buscar el nivel de estos futbolistas como para dar el salto al primer equipo. Si estos se ganan un nuevo contrato, como ya sucede con Queipo -en un contrato de la anterior gestión-, las buenas noticias serán para todas las partes, pues significaría que el filial consigue nutrir al equipo matriz y el futbolista ese salto categórico tan relevante en su carrera.

Esta filosofía se ha llevado a rajatabla en las negociaciones en Mareo a lo largo de todo el verano. Inicialmente, la mano de David Fernández, con escaso tiempo en el cargo, se dejó notar con la incorporación de tres jugadores procedentes del fútbol catalán; Enric Baquero -el que más está participando-, Pol Marín y Aleix Grabulosa. Sin embargo, tras un impás intermedio, llegaría posteriormente Óscar Garro.

Ambos se encargaron de supervisar el trabajo que se comenzaba a estructurar en la escuela, donde Pedro Menéndez, como director de captación, especialmente enfocado al filial aunque también coordine a los ojeadores de la base, fue hombre clave para llevar a cabo estas negociaciones y explorar mercados extranjeros en busca de oportunidades de jóvenes talentos de los que se espera, también con sus contratos, que puedan llegar al primer equipo, caso especialmente de un Jonathan Varane al que Abelardo ya espera para enero, o un Damián Cáceres que busca ir a más. Unos emolumentos más ajustados y orientados a objetivos que contrastan con la tipología de contratos que se encontraron a su llegada, con salarios muy elevados para la categoría en la que milita actualmente el filial sportinguista.