
Texto de análisis
11 sep 2022 . Actualizado a las 23:01 h.Este domingo se ha dado la primera derrota de la temporada para el Real Sporting de Gijón de Abelardo Fernández. Un resultado que no se puede tildar de injusto puesto que estuvo marcado por ese índice de acierto que esta vez le faltó al Sporting y sí la tuvo el Racing. Una tarde en la que los rojiblancos parecían gafados de cara a puerta y que podría seguir disputándose aún el partido y en El Molinón seguiría campeando un 0 en el casillero de los locales. Analizamos los motivos de esta derrota en base a 4 aspectos destacados.
Falta de acierto de cara a gol
Fue sin duda el aspecto más destacado dentro de un partido que no fue bueno en líneas generales para el Sporting. El contexto de partido era conocido antes de su disputa y así se terminó desarrollando; los de Abelardo tenían que llevar la iniciativa con un rival enfrente que se paraba con las líneas muy juntas y concediendo pocos espacios con balón a los rojiblancos. A pesar de ello, el Sporting gozó de situaciones muy claras, más incluso que otros días, y sin embargo no consiguió estrenarse en el marcador. La falta de acierto en una doble ocasión clara a balón parado o en un mano a mano con rechace incluido resultan tan llamativas como explicativas del resultado final y del desarrollo del partido en general.
Mala interpretación de las situaciones ofensivas
Aludiendo de nuevo a ese plan de partido citado, el Racing se defendió la mayor parte del tiempo con un bloque compacto; líneas muy juntas por delante de la frontal del área en su campo y equipo muy estrecho, con los laterales cerrando y ubicándose cerca de la pareja de centrales, empujados por un trabajo defensivo solidario e intenso. En estas, el Sporting no supo leer cómo atacar desde la circulación de balón el sólido bloque cántabro. Faltó fluidez en la asociación, así como movimientos por delante y atrevimiento en las entregas para generar desajustes suficientes en la zaga diseñada por Romo. El propio Abelardo aludió a ello al respecto de los movimientos que pidió a los extremos, que buscaban atraer marcas por dentro para abrir el pasillo exterior a los laterales en sus incorporaciones, pero esto no terminó de ejecutarse.

Defensa de las transiciones rivales
Más allá de claras situaciones de contragolpe en los últimos minutos de partido, como en la última acción que da pie al 0-2 definitivo, que son cuestiones propias del contexto específico de partido con el equipo volcado al ataque, el Sporting sufrió ante unos contragolpes visitantes que bien se sabía serían su principal recurso para dañar a los asturianos. Los de Abelardo no salieron bien parados en algunas de estas situaciones, más desorganizados de lo que venían acostumbrando, con una falta de coordinación que también quedó patente en el primer gol rival, cuando Insua y -especialmente- Rosas se quedan descolgados al tirar la línea y habilitan la posición de Gassama en una jugada mal ejecutada que facilitó la transición rival. Escenario que se repitió durante el partido (Mariño también salva una situación así en el segundo tiempo con el 0-1), y que el Sporting tampoco logró reconducir.
Ansiedad en el tramo final
Lo mental siempre juega en este tipo de partidos. El Sporting transmitió un nerviosismo y una ansiedad que se reflejó en el juego, sobre todo con el paso de los minutos. El Racing utilizó todas sus armas para frenar el ritmo y aprovechó cada interrupción para arañar tiempo al crono. Esto lógicamente va en contra de un Sporting que fue progresivamente elevando la altura de su bloque, con Izquierdoz por ejemplo llegando a pisar área en más de un ataque posicional, y cedió espacios para que los de Romo pudieran matar el partido. Pero más allá de esto, que es algo que se debía esperar, los de Abelardo se mostraron precipitados, encabezonados con un gol que no llegaría y abusando de centros al área o decisiones poco prácticas que no ayudaron a encontrar el empate.

Los cambios
Diego Sánchez por Cote. Cambio obligado por lesión. El joven canterano tuvo su participación en algunas situaciones ofensivas, aunque se le vio algo cohibido y con alguna acción defensiva a mejorar, pero no destacó ni para bien ni para mal en un partido con escasas individualidades a resaltar.
Zarfino y Milo por Gragera y Cristo. Cambio de perfiles en centro del campo y ataque para un contexto de partido más pensado en las disputas y en ganar presencia por dentro. Ambos tuvieron un impacto positivo con sus entradas, pero tampoco lograron destacar. Milo, como nota positiva, prolonga un balón de Pedro para dejar solo a Djuka en la acción clara nada más reanudarse el juego en la segunda mitad.
Aitor por Otero. Refresco para la banda con la intención de aprovechar y atacar mejor los espacios. Aitor tuvo protagonismo en alguna conducción con espacios a la contra, pero la ejecución una vez llegaba al área rival le penalizó. Otero hoy estuvo desacertado.
Carrillo por Queipo. Debut del joven talento mexicano que tampoco tuvo demasiado tiempo para influir en el desarrollo de los últimos minutos de partido. Aun así, perdió algún duelo cuerpo a cuerpo que no le permitió dar continuidad a las jugadas. Queipo acabó fundido, aunque tampoco marcó diferencias.
Notas para Abelardo y el resto del cuerpo técnico
Insuficiente. A pesar de haber un plan de partido definido y ajustes durante el encuentro para modificar aquellos aspectos que no estaban funcionando, la ejecución no terminó de ser buena y las pretendidas soluciones tampoco lograron ser tal. No fue un buen partido del Sporting a pesar de poder acabar con un signo diferente si hubiera habido algo más de acierto. Varios detalles y cuestiones a trabajar en este tipo de escenarios.