Texto de análisis
04 sep 2022 . Actualizado a las 22:34 h.Victoria holgada del Real Sporting de Gijón en su visita a la Ponferradina, aunque con un marcador que bien pudo terminar siendo distinto. Los de Abelardo Fernández ajustaron su plan a las fortalezas del rival, se hicieron fuertes pronto con sus mejores armas y gestionó su ventaja hasta el final. El objetivo, logrado: tres puntos y continuidad en la parte alta de la clasificación. Analizamos en base a 4 claves lo más destacado para explicar la victoria rojiblanca.
Estructura más estrecha de lo habitual
Abelardo lo tenía claro en la previa del encuentro: la Ponferradina juega con muchos jugadores por dentro y el Sporting deberá controlar eso para controlar el potencial ofensivo rival. Así, la colocación defensiva de los rojiblancos, inicialmente bajo un 4-4-2 en presión con Zarfino junto a Djuka y ya en repliegue bajando unos metros al uruguayo, fue diferente a lo que habíamos visto hasta ahora.
Los laterales del Sporting estaban especialmente cerrados, cercanos a sus centrales, una estrechez pensada en ofrecer coberturas a los jugadores de dentro por la acumulación de los de José Gomes, conocedores de que rara vez los carriles exteriores de la Ponfe eran ocupados para dar amplitud. Esta organización fue clave en sentido defensivo para desbaratar el plan ofensivo de los locales. Una idea que solo penalizó en una situación clara al encontrar en su camino hacia el área a uno de los laterales, Paris Adot, pero cuyo disparo se fue ligeramente desviado.
Rédito de las acciones a balón parado
Hay varios factores que explican la mejoría del equipo en las acciones a balón parado, empezando propiamente por los lanzadores, pero la diferencia en la efectividad en este tipo de jugadas respecto a los años recientes es una cuestión ya más propia del análisis de Iker Jiménez y no de algo futbolístico.
Tercer tanto en cuatro jornadas (en una de ellas el Sporting no logró hacer gol) que llegan desde la estrategia. Esta vez Pedro poniendo un caramelo para el cabezazo de Gragera desde la frontal del área pequeña. Un aspecto que en el fútbol de hoy sirve en multitud de ocasiones para decidir resultados y que por primera vez en tiempo el Sporting parece aprovechar a su favor.
Zarfino y el doble pivote para la defensa del pasillo interior
Fue el único cambio en el once de Abelardo respecto a las dos últimas semanas, pero tuvo una incidencia relevante en el encuentro. Zarfino partía emparejado a Djuka cuando tocaba presionar, ya fuera con intensidad en campo contrario sobre la salida del rival como cuando aguantaban cerca de la medular y tapaban vías de pase por dentro. Sin embargo, sus coberturas unos metros por delante de la pareja de centrocampistas, Pedro - Gragera, ayudaron a dar estabilidad en ese pasillo interior tan poblado por los locales.
El equilibrio aportado, con y sin balón, por los pivotes rojiblancos fue sobresaliente, sobre todo en un primer tiempo donde hubo mayor continuidad en el juego. Ambos superaron el 90% de acierto en el pase y protagonizaron más de 20 duelos disputados (23), siendo Gragera el segundo que más sumó sobre el césped de El Toralín (14).
Amplias distancias entre líneas
La segunda parte, con mucho menos fútbol y menos peso de la táctica, ofreció un Sporting más replegado, enfocado en mantener el orden defensivo y gestionar la ventaja en el marcador. La idea, sin embargo, no terminó de ejecutarse a la perfección, y es que el agotamiento comenzó a hacer mella.
Las distancias entre cada una de las líneas aumentaron, y esto hizo que los de Abelardo no estuvieran en disposición de dar apoyos para ganar las segundas jugadas ni tampoco coberturas en tiempo y forma en acciones defensivas. Esto empujó a la Ponfe sobre el área de Mariño, haciendo curiosamente que el Sporting se sintiera más cómodo cerca de su área que no cubriendo muchos metros sobre el campo.
Los cambios
Aitor por Otero. El onubense sirvió de refresco en banda por la lesión del colombiano, sumando una aparición por izquierda en un contragolpe para los rojiblancos, pero no dispuso de muchas más ocasiones tras ser revulsivo del colombiano, que estuvo activo en banda diestra.
Milo, Pol y Diego Sánchez por Djuka, Queipo y Cote. Cambio de piezas para dar refresco, con Queipo o Cote mostrando claros síntomas de agotamiento. Milovanovic, en lo poco que dispuso, fue clave para el tercer gol con su presión sobre el portero rival.
Nota a Abelardo y el cuerpo técnico:
Bien. El planteamiento inicial, desde la pizarra y con el cambio en el once, dejaron buena prueba de los matices que buscó el cuerpo técnico de cara a este partido. Las ideas en el plano defensivo funcionaron, y en ataque las armas habituales volvieron a ser resolutivas. La segunda parte, sin embargo, a pesar de ofrecer poco fútbol -escenario que favorecía al Sporting al estar en ventaja en el marcador-, sí mostró varias deficiencias colectivas en cuanto a posicionamiento y organización.
Los rojiblancos acabaron sufriendo y estuvieron a punto de perder la ventaja de dos goles que tenían, con unos movimientos desde el banquillo que se hicieron esperar. Bastantes luces y alguna que otra sombra en el conjunto de los 90 minutos.