El fin de semana jugará contra un Andorra con ADN Barcelona
19 ago 2022 . Actualizado a las 11:54 h.El primer invitado de la temporada a El Molinón - Enrique Castro ‘Quini’ será el Andorra que, además de ser propiedad del futbolista culé Gerard Piqué, es dirigido desde el banquillo por un Eder Sarabia que a nivel de modelo de juego le ha impregnado un ADN Barça. El técnico bilbaíno fue segundo entrenador de Quique Setién en el FC Barcelona y es un confeso admirador de las ideas de Johan Cruyff, que junto a Van Gaal fue uno de los varios maestros que Abelardo tuvo en su etapa de 8 años como jugador en el club blaugrana y que a base de experiencias vividas forjaron su alma de director de orquesta por fuera de la línea de cal.
A priori parecen polos totalmente opuestos y que no mantienen coincidencia alguna, pero en realidad el modelo de enseñanza y el estilo de juego que Abelardo ha solidificado en el Real Sporting de Gijón posee más rasgos de los imaginables que han surgido de la influencia de técnicos como Cruyff y Van Gaal. Desde que llegó a Mareo, siendo su primera experiencia como entrenador profesional, el Pitu ha respetado la idiosincrasia del club y las características de los jugadores con los que disponía y dispone para, a partir de dicho punto de partida y contexto real, saber cómo adaptar ciertos patrones del Barcelona que vivió como futbolista y enriquecer al equipo rojiblanco.
El primer entrenador que tuvo Abelardo en el Barcelona fue Johan Cruyff, de quien aprendió mucho a nivel ofensivo. Del técnico holandés cogió ideas sobre cómo generar más de una línea de pase para el poseedor del balón de cara a lograr una rápida circulación de la pelota. Una fluidez en el juego que también necesita de los constantes y variables movimientos de los compañeros cercanos y lejanos, sin dejar de mantener ocupadas equilibradamente las diferentes posiciones y conservando a los extremos bien abiertos para poder atacar la amplitud y la profundidad.
En la fase de construcción, Abelardo también bebió de la fuente de Cruyff con respecto a, cuando el rival ejerce una presión alta, buscar con un pase largo cruzado del portero o los centrales a los extremos para que estos ya encaren a su marcador o jueguen de cara con el volante que se acerca para acelerar el juego progresivo. Otro recurso habitual en el técnico holandés, y que el Pitu desea emplear en este Sporting con la deseada incorporación de un delantero de referencia, era la de abordar la opción del envío directo con un punta, como en aquella época lo podía ser Bakero, que fuera capaz de recibir de espaldas y descargar con los compañeros de las líneas más atrasadas que se sumaran al ataque vertical.
Aunque reconoce que, dada su menor velocidad corriendo hacia atrás, lo pasó mal a nivel defensivo, Abelardo se quedó con la idea de empezar a defender mientras se está atacando y de presionar tras pérdida para recuperar el balón lo más cerca posible de portería rival. El Pitu ha conjugado los esfuerzos de alta intensidad históricamente característicos en el Sporting con el posicionamiento equilibrado de los 10 jugadores restantes que se encuentran sin la pelota, sobre todo de los que están por detrás del esférico para que se vayan ajustando y puedan actuar de manera eficaz y anticipativa ante una eventual pérdida.
Del día a día, Abelardo asimiló la importancia de que el jugador no puede interiorizar un movimiento o una acción si realmente esta no está bien ejecutada. Corregir, corregir y volver a corregir era un pilar fundamental en los entrenamientos de Johan Cruyff. Igualmente, el Pitu quedó fascinado por cómo el técnico neerlandés trasladaba informaciones complejas al jugador y la manera tan clara de explicarles a los futbolistas los porqués de hacer cosas ‘extrañas’, pero que al fin y al cabo tenían una repercusión en el rival y servían para lograr lo perseguido.
El otro maestro culé influyente, y quizás el que más, en el ser de entrenador de Abelardo es Van Gaal. Sobre todo, por el feedback que mantenía con los jugadores que de manera recíproca le permitía ser directo y honesto con ellos. El míster del Sporting todavía recuerda como en su primer encuentro cara a cara, con José Mourinho traduciendo a su lado, el holandés le dijo que no contaba con él. El asturiano le respondió que se quedaba a intentar ganarse el puesto, se lo ganó y Louis fue justo con su rendimiento convirtiéndolo en el central más utilizado en su primera etapa en el Camp Nou. Mismo proceso ejecutado en Gijón en la temporada del último ascenso a Primera División entre el Pitu e Isma López, y que en esta campaña tanto Nacho Méndez como Víctor Campuzano intenta repetir.
Entrenar como si se estuviera compitiendo y competir como si se estuviera entrenando ha sido uno de los principales lemas de Van Gaal que Abelardo ha trasladado al Sporting. Más mediante el ejemplo que a través de la oratoria, siendo el entrenador quien viva con más intensidad y pasión cada detalle del entrenamiento, la idea es conseguir que el partido de liga no sea un momento estresante para el jugador, sino un reto más. Todo ello impregnando de una altísima exigencia a cada tarea, pues el hecho que conlleva riesgos de presionar alto te obliga a naturalizar esa exigencia de cumplir con objetivos, valga la redundancia, exigentes.
Prosiguiendo con las demandas necesarias para emplear una presión alta efectiva, en aquel Barcelona de Van Gaal fue fundamental la labor del preparador físico Paco Seirulo, un profesional con grandes conocimientos técnico tácticos, para que los futbolistas no corrieran más, sino mejor. Esa figura en el actual Sporting está representada por José Antonio Morga. Otro aspecto que también interiorizó el Pitu fue en relación a, insistiendo en las repeticiones y trasladándoles seguridad a los jugadores, fortalecer el sistema de coberturas mediante un mecanismo de confianza recíproca.
Abelardo también se quedó de Van Gaal con la naturaleza, la organización y el contenido de sus entrenamientos, encontrando en cada sesión un equilibrio entre el potenciamiento del equipo y la preparación del próximo partido. Buscando afianzar automatismos colectivos que posibiliten derrotar al oponente, pero sin tampoco mermar el crecimiento individual de cada jugador. Al respecto, y adaptándolo desde aquel Barcelona, el asturiano incide en la importancia de fortalecer el rigor táctico para facilitar la libertad creativa y la improvisación en zonas avanzadas del campo, siempre y cuando esa individualidad sea puesta al servicio del colectivo.
Uno de los titulares que seguramente esté en la cabeza de los compañeros periodistas para encabezar la previa del próximo partido del Sporting sea el de ‘choque de estilos’, pero rasgando se puede determinar que el equipo rojiblanco tiene varias pinceladas del estilo Barca adaptadas a su identidad de juego. Sus 8 años en el Camp Nou como jugador y la gran influencia de técnicos como Cruyff y Van Gaal ha propiciado que Abelardo juegue con la ventaja de conocer las interioridades de un Andorra muy blaugrana, y de enriquecer a su grupo mediante el encaje de estas ideas en su definida filosofía.