Entra en los planes de Sergio Sánchez
18 jun 2022 . Actualizado a las 12:11 h.Las lesiones, la causa que de nuevo ha impedido su crecimiento. Pelayo Morilla salía el pasado verano por primera vez de la burbuja de la Escuela de Fútbol de Mareo para seguir quemando etapas en su formación. El destino fue el Algeciras de Primera RFEF, al cual llegaba en calidad de cedido. Sin embargo, esta cesión no tuvo el efecto deseado, pero no por una cuestión futbolística, sino por una nueva lesión grave que le impidió competir. Tras esta temporada, Morilla regresa al Real Sporting, con contrato en vigor hasta 2024 y con la pretensión de dejar atrás sus problemas físicos y reconciliarse con el fútbol en el filial rojiblanco.
Siendo uno de los grandes proyectos de Mareo de su generación, la calma ha prevalecido al evaluar su situación este verano. Morilla renovaba antes del inicio del pasado curso, como una muestra más de la confianza que existe sobre el extremo ovetense. Por aquel entonces se consideró que una cesión de nivel, un par de escalones de Tercera RFEF, donde militaría el filial, podría ser provechosa para su desarrollo después de los problemas de rodilla que le impedirían tener cierta continuidad en el segundo equipo rojiblanco en Segunda B los dos últimos cursos.
El escenario ahora es diferente. Lo primero pasa por recuperarse al 100% después de su última operación quirúrgica, que data del pasado 16 de marzo, tras la recaída de la lesión de rodilla que sufrió en el mes de noviembre. Esta fue la tercera vez que Morilla pasaría por quirófano, un calvario con las lesiones muy preocupante a sus 20 años de edad. Sin mayor pretensión ni prisa por forzar nada, el extremo trabaja por recuperar totalmente su rodilla y así poder reincorporarse al filial de Sergio Sánchez, que cuenta con el futbolista. Una categoría, la Tercera RFEF, que se entiende por debajo de su nivel, pero planteándose como el mejor escenario para recobrar sensaciones sobre el verde, desarrollándose en su casa, en un entorno conocido y sin presión añadida.
Morilla llegó a debutar en Segunda División de la mano de Rubén Baraja antes de ser mayor de edad, pero su irrupción se vio frenada en seco por problemas en sus rodillas, rompiendo el ligamento cruzado anterior de ambas y con su consiguiente paso por quirófano para intervenirle en dos lesiones prácticamente consecutivas, una réplica de lo que le sucedió esta temporada en Algeciras, con lesión y recaída.
Este nuevo revés en su carrera, en una temporada en la que apenas ha logrado sumar minutos de juego en la tercera categoría del fútbol español, arrancando la temporada como suplente, yendo poco a poco, con algo menos de una hora de juego y un gol en su casillero particular, supuso un mazazo importante para la moral del futbolista. Ahora, de vuelta a casa, la prioridad es recuperar físicamente al extremo para posteriormente recobrar su confianza vestido de corto. Un proceso que requerirá de la paciencia que están dispuestos a otorgarle en el filial sportinguista. Pelayo entra en los planes de un filial en el que espera volver a sentirse futbolista y recuperar la ilusión por alcanzar algún día el primer equipo rojiblanco.