La llegada de Abelardo cambia notablemente el escenario del futbolista gijonés
24 may 2022 . Actualizado a las 00:31 h.Una de las cuestiones que debe gestionar la dirección deportiva del Real Sporting de Gijón una vez lograda la salvación en Segunda división pasa por su delantera. Pablo Pérez finaliza contrato en junio y ha llegado hasta este fin de semana sin propuesta de renovación, ni a nivel formal, ni verbal. De hecho, todo apuntaba a su salida del vestuario asturiano hasta que llegó Abelardo Fernández al banquillo rojiblanco, que ahora pondrá sobre la mesa la opción de su continuidad en las reuniones sobre el nuevo proyecto.
El futbolista gijonés tiene predisposición a alargar su vinculación con la entidad y ya estaba previsto de antemano un sondeo por parte de su agente cuando finalizase la campaña para intentar seguir uniendo sus caminos.
La última renovación de Pablo, firmada en julio de 2019 con Miguel Torrecilla al frente de la dirección deportiva, ya tuvo aparejada una reducción salarial al establecerse definitivamente en un rol de revulsivo. El gijonés, que llegaba a Mareo procedente del fútbol base del Inmaculada ya en edad juvenil, suma con esta 8 temporadas en el primer equipo desde que debutara en mayo de 2014 ante el filial del FC Barcelona.
El entrenador gijonés fue el técnico que le hizo crecer en el primer equipo del Sporting y aunque su única salida de El Molinón - Enrique Castro 'Quini' tuvo lugar durante la última temporada del 'Pitu', el entrenador ya veía con buenos ojos su repesca del Alcorcón en ese mercado invernal. Más allá del pasado, el entrenador apostó por Pablo Pérez en los minutos finales de las citas ante el Girona y el Fuenlabrada con todo en juego, demostrando su confianza en el jugador por delante de otros nombres -en Huesca fue baja por lesión y sanción-.
De igual forma, tanto desde el club como desde la dirección deportiva se valora positivamente el rol de Pablo Pérez, que no solo ejerce como uno de los capitanes en el vestuario rojiblanco, también supone esa "tercera pieza" más polivalente en la delantera, un misión que no es fácil de asumir, especialmente al tratarse de futbolistas con pocos minutos y que pueden generar mal ambiente en el vestuario por ello.
La dirección deportiva sabe que ese problema no existe con Pablo, que asume el rol con profesionalidad y tratando de sumar siempre, tenga los minutos que tenga, sin dar problemas de convivencia. Por otro lado, y no menos importante, está el aspecto económico, puesto que los delanteros, incluso los destinados a tener pocos minutos, no suelen encajar en zonas intermedias o bajas en el escalón salarial de la plantilla. Un factor más que relevante en la próxima planificación, en la que habrá que hacer mayor encaje de bolillos de lo esperado en invierno por la mala temporada cosechada.
Toca retrotraerse hasta casi los inicios de su carrera para encontrar cifras verdaderamente llamativas como en esa 14/15, la primera completa con el conjunto sénior, en la que firmó 7 tantos y 3 asistencias en 37 encuentros disputados en Segunda División, consiguiendo el último ascenso con Abelardo y firmando una temporada en la que alternaba titularidades con suplencias.
Una grave lesión de menisco lo mantuvo alejado de los terrenos de juego durante tres meses sin poder competir esta temporada, dejando su casillero anual en menos de 300 minutos de juego en liga hasta la fecha, un total de 18 participaciones. Un desgarro en su rodilla que llegó en el peor momento posible, precisamente en unas semanas en las que el Sporting acusó la falta de efectivos sanos en ataque y donde el gijonés podría haber tenido mayor protagonismo.