Texto de opinión
17 nov 2021 . Actualizado a las 23:14 h.Una de las cuestiones que se han puesto sobre la mesa en los análisis recientes del equipo en esta mala dinámica es la capacidad de David Gallego para cambiar ciertos aspectos de su juego. No se requiere que se busque una nueva idea o filosofía, pues, aunque la crisis es profunda, cambios tan drásticos podrían terminar siendo contraproducentes. Sin embargo, también en las malas, el sistema habitual de partida no ha variado ni un ápice en todas estas semanas, y ahí sí cabe mayor margen para los cambios.
El Real Sporting de Gijón, en concreto la figura de su entrenador David Gallego, sigue apostando por el habitual 1-4-2-3-1, Con un núcleo de confianza muy reducido en el que prácticamente podíamos recitar de memoria el once titular del equipo. A día de hoy la realidad es otra, con importantes bajas que asolan especialmente la parcela ofensiva del equipo. Esto mismo puede limitar el margen de acción del técnico catalán, pero dada la situación actual son muchos los aficionados que se preguntan si cabe la posibilidad de ver en liza un nuevo sistema en el cuadro sportinguista.
4-2-3-1, el habitual
Este sistema fue el que ya utilizó frente al filial de la Real Sociedad en un compromiso con más bajas incluso de las que se prevén de cara al duelo del domingo frente a la Ponferradina. La escasez de piezas del primer equipo disponibles hizo que Gallego tratara de ajustar los nombres de los que disponía en el clásico dibujo de toda la temporada. Conociendo, tras más de un año en el cargo, la baja predisposición del míster a cambiar de sistema, se antoja como la opción más probable de cara al domingo, tenga las piezas que tenga disponibles. De igual manera, esto no significa per se que el rendimiento del Sporting vaya a ser similar al visto frente a maños y donostiarras, aunque está claro que se necesita con urgencia revertir la dinámica actual.
4-3-3, una novedad desde la medular
La primera titularidad de Christian Rivera abre la puerta a que el gijonés comience a sumar cierto protagonismo en los planes de Gallego. Si bien su rol parece encaminado a darle el relevo a José Gragera, el de Súria podría valorar la opción de incluir a Rivera junto al doble pivote habitual de esta temporada. Si bien es cierto que posicionalmente comparte muchas similitudes con Gragera, haciendo que en la práctica no se alejase demasiado de un doble pivote, sí es cierto que aun acercándose mucho al 4231 mencionado anteriormente, el rol de Pedro no terminaría por acercarse tanto al que suele desarrollar Fran Villalba. Esta posibilidad, por otro lado, seguramente empujaría al valenciano a uno de los costados, algo que en otros partidos no ha terminado de convencer, aunque para el cuerpo técnico sigue siendo una opción más que válida en el desarrollo de la temporada.
Un 4-4-2 que pierde fuelle
El 4-4-2 podría haber sido una opción mucho más real antes de conocerse la más que posible baja de Uros Djurdjevic, con Berto sumando su segunda titularidad la pasada semana, pero siendo ahora mismo la única referencia disponible en el ataque, cuando podría haber existido la opción de juntarlo con el balcánico como una alternativa más. En este caso no termina de ser un sistema nuevo en el Sporting, puesto que Campuzano y el propio Djuka ya compartieron la punta de ataque con anterioridad. Ahora sin el montenegrino, esto solo podría darse desplazando a Aitor a la punta del ataque, cosa difícil con la actual cantidad de extremos disponibles, o apostando de inicio por algún nombre del filial como Oyón o Santamaría. Con todos estos condicionantes, ahora mismo parece la opción más remota.
¿Debe David Gallego cambiar de sistema ahora o debe mantenerse fiel a su idea y no tocar demasiadas cosas por si esos cambios no sientan bien al equipo? Esto, como siempre, se analizará mucho más fácil a posteriori, pero ahí es donde entra en valor la mano del técnico, que tiene en su mano la decisión para revertir la fatal dinámica que atraviesa actualmente el Sporting.
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