Artículo de opinión
11 may 2021 . Actualizado a las 15:50 h.Tocaba ganar y se cumplió con el objetivo. Por necesidades clasificatorias, con el calendario ya apretando en sus fechas finales, y además conociendo ya los resultados de sus rivales, el Sporting sumaba motivos para necesitar los tres puntos de su duelo ante el Lugo, más allá evidentemente de poner fin a una racha demasiado larga sin conocer la victoria. Se logró, sí, quizás no de la manera más convincente, pero esta vez importaba más el qué que el cómo. Analizamos algunas de las claves de la victoria rojiblanca.
Desconexiones en la posesión
Plan habitual del Sporting desde su salida de balón; Javi Fuego se incrustaba entre centrales con Gragera unos metros por delante con el objetivo de construir un avance controlado desde la asociación de sus jugadores. Sin embargo, esta línea de tres atrás tan típica para generar superioridad ante la presión rival, quizás careció de sentido en la noche de ayer. El Lugo presionaba únicamente con un hombre, por lo que la seguridad en la posesión en esos primeros pases estaba más que garantizada con ese 3vs1. Sin embargo, los problemas vendrían en la línea superior, cuando los de David Gallego trataban de avanzar. Ya fuera a través de Gragera o de sus laterales, el Sporting se encontraba siempre en inferioridad en esa altura, con el Lugo tapando bien los espacios e impidiendo que los rojiblancos encontraran a Manu García y/o a sus extremos en la parcela de campo gallega. Esto provocó de nuevo un bajo ritmo rojiblanco con el esférico, con muchos pases en zonas improductivas y dando la sensación de no ser capaz de incomodar desde la posesión.
La verticalidad, su mejor baza
Se matizó en cierta forma lo comentado en la clave anterior de cara a la segunda mitad. Fuego ya no estaba permanentemente entre centrales -aunque en ocasiones sí acudía-, y con este simple ajuste, el Sporting se escalonó por dentro, ganando jugadores y zonas de influencia ante un Lugo que ya tenía más difícil defenderse sin balón. Los de Gallego además, muy inteligentemente, comenzaron a combinar cerca del área de Mariño, en un ejercicio por acercar a esa zona a los lucenses, haciendo que estirasen sus líneas y que hubiera más campo que abarcar; lo que en el argot técnico podría llamarse como juego de aproximación. Esto generó desajustes en la presión rival, comenzaron a generarse espacios y esos jugadores que tanto demandábamos; Manu García, Gaspar o Bogdan por el otro costado (Aitor no logró marcar diferencias) comenzaron a aparecer. Los de Gallego mejoraron su cara con balón en esos primeros instantes de la segunda mitad, encontrando más opciones para avanzar en vertical y tener superioridades en ataque más allá de su primera línea. Para muestra, el gol. Una jugada rápida, de avance en combinación por fuera, con varios pases hacia delante, y finalizándose con una buena interpretación de los espacios llevando el balón de un costado al otro.
Se intentó defender desde el balón
Sin embargo, el gol local cambió poco a poco la dinámica del partido y el planteamiento rojiblanco. Con un Lugo que cada vez se exponía más, el Sporting trataba de controlar el escenario desde la posesión de balón. Bajar el ritmo, no asumir riesgos y defenderse con la pelota, ese parecía el plan de Gallego para mantener el 1-0 en el marcador. Una idea que iba tomando forma y que permitía el paso de los minutos sin que sucedieran muchas cosas sobre el verde, pero la idea poco a poco fue tornándose peligrosa para los intereses rojiblancos. La presión visitante empujaba a que estas posesiones se sucedieran cada vez más cerca del área de Mariño, sumando riesgos ante una posible pérdida que podría ser fatal. Con el bloque visitante ya asentado en la mitad de campo rival, el guion de partido cambió rápidamente, con el Sporting cediendo la iniciativa y pasando a un plan más defensivo y habitual de repliegue y hacerse fuerte en su área.
Dudas en los centros laterales
En esa idea de hacerse fuertes cerca de su portería, el Sporting ya tiene mucho bagaje a su espalda. Ha demostrado en diversas ocasiones que es un plan de partido en el que se muestran sólidos y contundentes, pero en la noche de ayer quizás dejaron más dudas de lo habitual, y no solo en este tramo final más defensivo. El Lugo encontró desde el centro lateral ocasiones suficientes como para igualar la contienda. No es que los rojiblancos ocuparan mal el área o qué hubiera despistes -o más de los habituales- en las marcas, simplemente se vieron superados y en más de una ocasión. No fue su versión más segura defendiendo el punto de penalti, lo cual extraña bastante, pero al menos no hubo males mayores que lamentar.
Los cambios
Nacho por Gaspar. Se retiró el autor del gol, que había firmado un partido muy completo, para dar entrada a un Nacho que no restara en verticalidad y que pudiera sumar juego interior. Tuvo opción de participar en alguna jugada de ataque con espacios, pero no termino de decidir y definir del todo bien dichas situaciones.
Cumic por Aitor. Cambio continuista de Gallego dando salida a un extremo poco participativo en la noche de ayer y dando entrada a un jugador que podía ser peligroso con espacios. Sí gozó el serbio de alguna opción para conducir con espacios, pero de nuevo todas estas arrancadas quedaron en nada. No se supo aprovechar su velocidad.
Pablo Pérez por Manu. Cambio en los instantes finales del partido para tener una pieza más en la presión y como activo en el juego aéreo/directo. Aun así, no tuvo tiempo para intervenir.
Nota a David Gallego y el resto del cuerpo técnico
Suficiente. Un partido sin brillo pero tampoco sin grandes cosas a castigar. Quizás se echó en falta mayor adaptabilidad en el plan inicial a la hora de adaptarse a un rival al que se le podía hacer daño saliendo del guion habitual con balón. Más allá de eso, siempre se le puede demandar más al equipo, pero no se puede negar que se hizo lo suficiente para sumar los tres puntos y con ello mantenerse una jornada más en puestos de promoción. Y ya son 38.
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