Pizarra: Las 4 claves de la victoria del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Djuka y Gaspar
Djuka y Gaspar Real Sporting

Artículo de opinión

03 nov 2020 . Actualizado a las 14:35 h.

Se iban líderes los de David Gallego al vestuario habiendo hecho los deberes. Una nueva victoria, la tercera consecutiva, esta vez plagada de luces y sombras. Si bien, como siempre en esto del fútbol, caben múltiples prismas e interpretaciones, lo cierto es que el Sporting mostró dos versiones bien diferenciadas en un partido que pudo haberse complicado más de la cuenta. Aun así, aguantamos el ritmo de un intratable Espanyol para mantenernos en puestos de ascenso directo; estos tres puntos ya no nos los quita nadie. 

Un Sporting decidido en salida

No se arrugó el Castellón a la hora de proponer una presión alta en esos primeros pases del Sporting. Babin y Borja no arriesgaban demasiado, con Pedro y Gragera alternándose para acercarse a sus centrales en busca de dar oxígeno a la circulación. Si bien los de David Gallego consiguieron avanzar con éxito en diversas ocasiones, esta vez se pudieron observar diferentes comportamientos a la hora de hacer llegar el balón a campo contrario. De la forma habitual, con el reparto de espacios entre los tres del pasillo central, Gragera, Pedro y Manu, y la importancia de los laterales para avanzar por fuera, hay que sumar una intención mucho más directa, con envíos verticales hacia Djuka o con numerosos cambios de juego que permitieron a los rojiblancos apostarse con balón en situaciones de ventaja. Un matiz que sirvió para zafarse por momentos de una buena presión visitantes y que esta vez gozó de un alto porcentaje de éxito.

La importancia de las bandas

Fruto de la altura a la que viven tanto Saúl como Rosas en esos primeros pases que ya comentamos, su ubicación entre las líneas de presión rival les permitía estar constantemente en situación provechosa, con varios metros sobre su marcador. Recibiendo con frecuencia por fuera y con vía libre para perfilarse de cara a la portería rival, los dos laterales no solo fueron un escalón intermedio óptimo en la construcción de juego del Sporting, sino que su presencia ya en campo contrario suponía un arma más en ataque. Gallego apostó por sus dos laterales más ofensivos buscando hacer daño por fuera, con Aitor y Gaspar cediéndoles protagonismo cerca de la cal, y acertó de pleno. No participaron de forma directa en forma de asistencia o gol, pero por sus botas germinaban las mejores ocasiones rojiblancas.

Ajustes sobre el pase interior

En el primer año de un futbolista en campo, en esa transición tan difícil que se da en alevines, se hace incidencia en todas las cosas básicas, el abc balompédico. Una de ellas es que en defensa deben juntarse, cerrar espacios por dentro, y es que ese pase vertical que permite superar líneas en el carril central es una de las mayores formas de resquebrajar el sistema defensivo rival. Obviamente no es algo sencillo, y porque se enseñe desde alevines no deja de reproducirse también en el fútbol profesional. Al Sporting le costó mucho defender este tipo de acciones en la primera mitad. Con una presión algo más intensa de lo que acostumbra, este tipo de espacios se generan con mayor facilidad, y el Castellón encontró varias veces un receptor en zona vulnerable, a los lados del doble pivote, con un pase raso de unos 15-20 metros. Una jugada sencilla pero que como decimos, muy efectiva para hacer daño al sistema defensivo rival. Gallego corrigió, retrasó la posición de Manu en la presión y el Sporting se juntó en su bloque. Esto favoreció que los valencianos crecieran en el partido, ganando metros y cerrando a los asturianos más cerca de Mariño, y es que en esto del fútbol todo tiene sus pros y sus contras. Los locales pasaron entonces a depender de su defensa en campo propio, donde ya se saben fuertes.

Defensa numantina en la segunda mitad

El contexto cambió, el Sporting ajustó ciertos matices y esto derivó en una segunda parte tan gris en lo ofensivo como destacada en lo defensivo. Si bien las ocasiones se sumaban del lado albinegro, los de Óscar Cano no llegaron realmente a inquietar la meta de Diego Mariño, aunque a balón parado demostraron tener muy malas intenciones para los intereses gijoneses. Caben dos lecturas en esta segunda parte, y ambas igualmente acertadas; el Sporting no estuvo bien con balón, alejándose mucho de la mitad de terreno rival y siendo incapaz de trenzar alguna buena contra pillando al rival en transición, así como que la defensa del área, especialmente ante centro lateral, volvió a ser óptima. Todo depende de los ojos con los que se quiera mirar.

Los cambios

Pablo Pérez por Aitor. En un contexto en el que el Sporting vivía más cerca de su área que de la contraria, Gallego dio un cambio de sentido ubicando a Pablo Pérez por detrás de Djuka para ganar efectividad en el juego directo y situó a Manu en banda izquierda, más pensando en acciones defensivas que en crear con balón. Para ese plan, Pablo estuvo correcto, aunque el Sporting no lograse crecer desde ese juego.

Javi Fuego por Pedro y Cumic por Gaspar. Piezas de refresco para los últimos diez minutos, uno con la intención de sumar experiencia en la medular y el otro para tratar de exprimir su velocidad y capacidad a la contra, donde el balcánico podría brillar. Cumic provocó una falta en una buena jugada en transición del Sporting que él conducía, pero tampoco tuvieron tiempo para mucho más.

Álvaro por Djuka y Bodgan por Guille Rosas. Apenas cinco minutos para los últimos cambios en busca de rascar tiempo al crono y sumar jugadores de refresco. No tuvieron incidencia en el encuentro.

Nota para David Gallego y el cuerpo técnico

Bien. El Sporting creció desde una buena salida de balón en la primera mitad y ajustó en la segunda aquellos aspectos defensivos que más le podían pasar factura. Se echó en falta algo más de atrevimiento para cerrar un marcador a favor que se gestionó de forma defensiva, esta vez con éxito, pero con un riesgo que no siempre saldrá cara.

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