Artículo de opinión
08 oct 2020 . Actualizado a las 16:37 h.No estamos preparados para que las cosas salgan bien. Tan importante como saber perder es saber ganar. Hemos despreciado este dicho popular durante demasiado tiempo y lo cierto es que a estas alturas de dos mil veinte estamos tan acostumbrados a perder que ya ni siquiera somos capaces de fantasear con la victoria. Desde el principio de los tiempos hemos convivido con derrotistas, de esos que prefieren ver a su equipo sufrir porque no soportan al entrenador de turno, y me imagino que estos meses estarán disfrutando muchísimo viendo como nos encaminamos hacia el desastre. Lo que no podemos negar es que las cosas resultan más sencillas cuando todo sale mal, cuando toda discusión se puede zanjar con un simple: te lo dije.
En el otro extremo están los que jornada tras jornada encuentran algo positivo que reseñar. El equipo pierde por tres a cero pero ellos han visto un balón del mediapunta entre los dos centrales que nadie más, ni aficionados ni jugadores ni cuerpo técnico, ha entendido. Se podría decir que la nociva filosofía Mr. Wonderful también ha hecho de las suyas en el mundo del fútbol, aunque espero que con la que está cayendo apenas ya nadie desayune con una taza que reza Hoy será un buen día y su ánimo se incremente de forma milagrosa.
Va a ser verdad que vivimos en una sociedad cada vez más polarizada.
Hay un momento de la película española Barrio en el que los tres protagonistas vuelven a casa tras una noche explorando los suburbios de Madrid y descubren que a uno de ellos le han robado la moto de agua que ganó en un sorteo. El dueño de la moto se cabrea y comienza a maldecir a sus vecinos hasta que uno de sus amigos le dice:
-Los muy cabrones, no te han dejado ni las ruedas.
Esa actitud es la que pido también en la victoria.
Rivales de verdad
Comenzar ganando tres partidos seguidos no entraba en los planes de nadie. Se podía vencer frente a dos conjuntos recién ascendidos pero era bastante descabellado especular más allá. Ya llegarán rivales de verdad, comentaban algunos aficionados la semana pasada. Como antes si nos hubiésemos enfrentado a dos equipos de Solteros frente a Casados. (Primero a los Solteros y luego a los Casados, por establecer un orden.)
Lo que también llegaron fueron las cartulinas: amarillas y naranjas que se convertían en rojas para ambos lados. Gaspar llegó a tarde a disputar un balón con Bernardo y el central colombiano erró al sacar un balón jugado en su propio campo. Al final todo quedó en casa.
Tras el encuentro a Uros Djurdjevic le preguntaron si había visto al portero adelantado en el primer gol y respondió:
-No pensaba, solo tiré.
Y esa es la actitud que le pido a un delantero tras firmar un golazo de escándalo.
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