
Artículo de opinión
11 sep 2020 . Actualizado a las 13:50 h.El proyecto de David Gallego al frente del Sporting continúa tomando forma mientras el conjunto rojiblanco encara ya su primer partido oficial de la temporada. Muchos son los planes del técnico catalán, que contrastan con los nulos movimientos en materia de fichajes que hemos vivido en este mercado estival hasta la fecha. Ha sido un verano atípico en todos los sentidos, el más extraño de nuestras vidas sin duda, y da la sensación de que el Sporting -al igual que sus rivales- no ha tenido tiempo para acumular el rodaje suficiente. Apenas finalizó la campaña anterior cuando comenzamos ya la nueva, sin margen para respirar, pero tampoco para marcar de forma definida las expectativas de esta 20/21.
David Gallego ha tenido que adaptarse a las circunstancias; un equipo sólido defensivamente, muy alejado de su idea de juego en las últimas temporadas, con un profundo problema de cara a gol y la falta de efectivos especialmente en las bandas, tanto de laterales como de extremos. El Sporting estaba en cuadro allá por el mes de julio cuando disputaba su último partido oficial con Djukic en el banquillo y casi dos meses después la situación no ha cambiado en demasía.
En los cuatro amistosos que ha disputado el Sporting, cada uno con sus pequeñas conclusiones particulares, hemos podido ver pequeños matices, más en forma de intención que de realidad aún, en los planteamientos del entrenador catalán. El último y más llamativo se dio en Vigo, reflotando un tema que ya había sido objeto de debate la temporada previa a la llegada del catalán: la posición de Manu García. El ex del Manchester City viene desarrollando su corta carrera en un rol de mediapunta que le permite explotar muchas de sus grandes virtudes, especialmente su visión para el último pase, su desequilibrio en espacios reducidos y sus dotes técnicas de primer nivel. Sin embargo, su rendimiento, junto a la expectativa formada en torno a él, ha propiciado que existan dudas sobre su figura y ubicación dentro del sistema sportinguista.
Intermitente, esa es la palabra que mejor define su desempeño la temporada pasada. Manu cuajó actuaciones del más alto nivel, siendo el más destacado con creces en varios partidos del Sporting siendo importante con su capacidad para asistir a sus compañeros, con otros encuentros en los que pasaba totalmente desapercibido, desconectado del juego rojiblanco. Pero a la hora de individualizar un deporte colectivo es de gran importancia situar todo en su contexto: el plan de juego del Sporting la temporada pasada no beneficiaba en nada a Manu García.
El propio futbolista ovetense declaró que se siente más cómodo con la idea de juego de Gallego, un plan que pasa más por el balón y no tanto por el juego directo. Con el esférico como hilo conductor, Manu puede tomar mayor relevancia en las posesiones del Sporting, pero todo lo que hemos visto de él en la mediapunta de Gallego ha sido una reminiscencia del pasado: un futbolista demasiado desconectado del juego de su equipo, una isla en medio del océano. Esa discontinuidad de Manu ha empujado a sus compañeros a buscar vías más precipitadas para llegar a campo contrario, restando de nuevo incidencia al hombre que ocupara la mediapunta en el sistema.
De nuevo en un contexto desfavorable -aún es pronto para saber si esto se prolongará mucho tiempo o no-, David Gallego ha decidido probar a Manu en la banda izquierda con la idea de extraer de él cosas diferentes en un rol que no es del todo nuevo para el asturiano: 450 minutos acumuló la temporada pasada en dicha posición. Una muestra suficiente que nos ofreció una versión de Manu limitada, encasillada, en un rol nada natural para él, que le demandaba ciertas cosas que no llegaba a ofrecer. Sin embargo, ante el Celta vimos otras intenciones. La premisa de Gallego era clara: hacer de Manu el hombre más escorado a la izquierda de sus centrocampistas pero cuya incidencia estuviera siempre próxima al carril central.
Manu tuvo más intervenciones con balón que cuando se ubica en la mediapunta, logrando que estuviera más activo en las circulaciones del Sporting. No fue ni mucho menos el mejor partido de los gijoneses en el aspecto ofensivo, con un rival que no ponía las cosas fáciles para construir desde atrás, pero Manu sirvió de apoyo, como una especie de interior escorado, al doble pivote formado por Pedro y Gragera. Los movimientos del ovetense permitían abrir el pasillo exterior para las incorporaciones de Pablo García, una de las cosas en las que David Gallego parece haber hecho mayor incidencia, otorgando peso ofensivo a los laterales. En esta situación Manu firmó una buena actuación con balón, estando más cerca de la base de la jugada -clave para mantenerlo activo- y otorgando criterio a la hora de circular el esférico o encontrando al hombre libre al espacio, con el gol rojiblanco como mejor ejemplo.
Defensivamente estuvo especialmente bien, cortando varios balones importantes y recuperando en zonas vulnerables para hacer daño al Celta al contragolpe. Sin embargo, se le volvieron a notar esas dificultades para desbordar por banda; no es un futbolista para ganar línea de fondo o para superar por fuera a pie cambiado, algo que le penaliza cuando el Sporting quiere atacar a partir de ese recurso. Esto fue lo que le alejó de aquellas probaturas en banda y es lo que Gallego seguramente querrá medir mejor.
Cuando el Sporting se enfrente a equipos cuyos extremos vayan hacia dentro (caso del Celta con Nolito y Brais), Gallego puede equilibrar en defensa y ataque emparejando lateral vs lateral y aprovechar el movimiento de Manu hacia dentro, obteniendo de él cosas distintas a una altura diferente a la que ocupa cuando es mediapunta. No será así cuando el rival se defienda con dos hombres en banda, algo para lo que se hace necesario el perfil de un extremo más cercano a la cal y con capacidad para resolver situaciones desde ahí, algo en lo que Manu no termina de cuajar. Igualmente, su papel con balón desde la mediapunta de Gallego aún está por esclarecer hasta que el técnico catalán logre construir la versión que quiere del Sporting desde el cuero. Para entonces, Manu puede ser un activo importante, pero hasta que no lleguemos a ese punto de cocción, la opción del asturiano más echado a banda puede suponer una alternativa más en el paulatino cocinado de este nuevo Sporting.
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