Artículo de opinión
06 sep 2020 . Actualizado a las 11:59 h.Éramos conscientes de que este mercado veraniego iba a resultar atípico. Ya no solo por las fechas en las que nos moveríamos, si no por ser una ventana de traspasos verdaderamente austera, con el farragoso límite salarial poniendo cerco a las operaciones de Javi Rico y su equipo de trabajo, con la cesión de Jordi Mboula (21 años) avanzada, pero en el aire hasta que pueda ser inscrito por el Sporting, mientras sigue siendo contactado por otras entidades.
Una futura estrella con el asterisco de las lesiones
El joven atacante catalán (nacido en Granollers pero con raíces paternas en el Congo) reforzaría la que seguramente sea la posición más necesitada durante estas últimas temporadas: la del extremo. Siendo diestro, habitúa a jugar a pie natural, donde más cómodo se le ha visto y donde ha firmado sus mejores actuaciones, aunque también pueda desenvolverse a banda cambiada. Un rendimiento pasado que lo colocaba como una de las grandes promesas de la cantera del FC Barcelona, sumando registros muy positivos tratándose de un extremo, especialmente destacado en una competición como la Youth League (el equivalente a la Champions League en edad juvenil), donde acumuló 12 tantos en 14 partidos distribuidos en tres temporadas entre el equipo blaugrana y el AS Monaco, donde recaló para dar un paso adelante en su carrera.
Sin embargo, ese salto a tierras francesas no parece haberle favorecido. No existiría duda alguna de su incorporación si tuviéramos claro que su rendimiento se asemejaría al de ese chico cuatro años más joven -e inexperto- que despuntaba por Europa, aunque en esa situación, su cartel ahora mismo seguramente apuntaría más alto de la Segunda división española. Las lesiones han lastrado la progresión de un jugador al alza, que ya se había asentado en las categorías inferiores de la Selección española. De estas bajas por lesión -especialmente importante la que le afectó en la ingle en la 18/19- emana la principal duda con un futbolista que por cualidades encaja a la perfección con lo que necesita el Sporting, pero al que la amenaza de nuevos problemas físicos y el ver cómo se ha recuperado de sus últimos contratiempos supone un asterisco importante.
Técnica, uno contra uno y velocidad
Con la intención de lograr con él lo que esperaban de Murilo la temporada pasada, Mboula llegaría para cubrir un perfil inexistente ahora mismo en la plantilla del Sporting. Un jugador de banda, eminentemente ofensivo, que siempre busca el uno para uno y que hace gala de una gran técnica para el regate, así como de una potente arrancada que le permite desbordar con facilidad. Un extremo de los que cada vez escasean más, jugando a pie natural, aunque con mayor predilección a dirigir sus carreras hacia el área buscando la finalización que la línea de fondo para poner un centro. Y es que en ocasiones puede pecar de cierto individualismo; su buena definición ante el portero permite compensar una toma de decisión que tiene alto margen de mejora.
Si bien en parado ya es difícil de frenar, al espacio puede hacer mucho daño con su gran velocidad punta. Sin embargo, en busca de explotar sus cualidades anteriormente citadas, suele apostar por recibir al pie y no tanto por atacar con desmarques a la espalda. Ese nivel de confianza al encarar es el que le permitía lucir su mejor repertorio técnico y salir victorioso en la mayoría de duelos, pero esto, tras varias lesiones importantes, supone un gran interrogante en su fútbol actual.
Aunque su calidad le permitiese ser siempre uno de los jugadores destacados en el ataque de su equipo, como es entendible, esta aparece a chispazos. En ocasiones quizás demasiado esporádicos. Es un futbolista al que hay que tener permanentemente conectado con el juego para que sea capaz de rendir ofensiva y defensivamente, donde se encuentran sus principales lagunas. David Gallego siempre ha sido un técnico que encima mucho a sus jugadores desde la banda, algo que en esta misma pretemporada con el Sporting se ha podido ver, pero necesitará tener buena mano para poder sacar el máximo rédito a un futbolista de las cualidades de Mboula.
Sin duda alguna, el refuerzo en clave Sporting es positivo por potencial, por idea de juego y por ausencia de perfiles semejantes en la plantilla. Se apuesta por un futbolista joven que demostró un nivel que de ser capaz de recuperarlo se ganará la banda diestra de El Molinón con facilidad. Una oportunidad que se presenta precisamente por el asterisco que existe en torno a su rendimiento por las recientes lesiones. Si estas lo respetan y consigue encajar rápido con las necesidades de un David Gallego al que le gusta atacar con verticalidad desde sus extremos, Jordi Mboula puede darle mucho al ataque rojiblanco desde un desborde que ahora mismo el Sporting no tiene.
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