Así es el estilo del nuevo entrenador rojiblanco
24 jul 2020 . Actualizado a las 12:32 h.David Gallego ha sido confirmado, presentado y ya trabaj como nuevo entrenador del Sporting tras la no renovación de Miroslav Djukic. El barcelonés (Suria, 1972) sale así de su zona de confort, que siempre se había desarrollado en la casa del RCD Espanyol, rival de los gijoneses esta temporada en la división de plata, y en clubes próximos a su entorno. Gallego trae consigo la experiencia de haber dirigido en los banquillos del fútbol base del club perico, una cantera a la que llegó tras dar sus primeros pasos en el fútbol regional catalán. Jordi Lardín, por entonces director deportivo de la entidad blanquiazul, apostó por él en 2013 como hombre de confianza ya que, al igual que ocurre con Javi Rico, conocía al ex centrocampista -Gallego- de haber compartido vestuario con él cuando vestían de corto en el Terrassa.
Por tanto, Javi Rico conoce personalmente el trabajo de un David Gallego que se definiría como un tipo exigente, firme en sus ideas y valiente en su propuesta futbolística. Su buen hacer en la cantera blanquiazul le dio la oportunidad de escalar en el organigrama perico hasta alcanzar el profesionalismo. Dirigiendo al filial acumula experiencias opuestas; tras un descenso a Tercera División que cuestionó en buena medida su figura en el club, sus temporadas posteriores fueron de mérito, recuperando la categoría de bronce con el filial espanyolista y cuajando después una buena temporada en Segunda B, quedando fuera del Playoff de ascenso a Segunda en la última jornada. Similar suerte vivió al frente del primer equipo blanquiazul: tras un buen papel sustituyendo como interino a Quique Sánchez Flores en la recta final de la 17/18 sumando 13 puntos de 15 posibles, su apuesta esta última campaña como técnico definitivo del Espanyol no resultó ni mucho menos tan productiva; tan solo 5 puntos de 24 posibles, aunque en Europa League el rendimiento fuese más positivo.
¿Cuál es el plan de juego de los equipos de David Gallego?
Como decíamos previamente, el técnico catalán tiene clara cuál es su apuesta futbolística. Le gustan los equipos protagonistas, que crezcan desde el balón, aunque no ejecuta un modelo posicional, sino que la movilidad de sus piezas es un requisito indispensable. Una movilidad permanente que se muestra tanto en fase ofensiva como defensiva: apoyos constantes con balón y alta intensidad cuando tiene que recuperar. Dos de los pilares básicos en su idea. Es por ello que se muestra como un tipo exigente con sus futbolistas, siempre pidiendo ese esfuerzo y que da instrucciones permanentemente desde la banda. El compromiso no es negociable, pues si éste falla, el plan del catalán se tambalea en ambas fases del juego.
Por su propuesta pasa la toma de riesgos en salida de balón, siendo fundamental el control del esférico para la construcción de sus ataques, con el portero como una pieza más en esa circulación de pelota. Sin embargo, no es partidario de posesiones extenuantes que duerman el partido, si bien busca una salida de pelota aseada, cuando conecta con sus organizadores o jugadores de ataque intenta imprimir mayor ritmo, buscando la verticalidad en sus pases. Es por ello una apuesta radicalmente diferente al tipo de fútbol desarrollado en el Sporting recientemente, muy orientado al juego directo desde los centrales hacia el punta, sin adornarse demasiado en esos primeros pases.
Para poder ejecutar esta idea de juego, sus equipos suelen situarse en un bloque medio-alto, reduciendo el campo varios metros para poder plantear una buena presión tras pérdida. De nuevo, aludiendo a esa intensidad en la presión. Sin embargo, como contrapunto encontramos su mayor flaqueza precisamente en esos espacios que deja a la espalda de su defensa. Lo visto en los diferentes equipos que dirigió en el Espanyol refleja esas dificultades a la hora de correr hacia su propia portería, siendo vulnerable a los contraataques rivales al comenzar a defender tan lejos de su guardameta. Algo que choca de nuevo con las virtudes defensivas de un Sporting más cómodo defendiendo en el entorno de su área.
Sin embargo, aunque su idea futbolística esté bastante definida, es un tipo que suele destacar por su adaptación. No tiene reparos en cambiar ciertos matices de su juego según el planteamiento rival, siempre con la misma base identitaria, pero sin casarse con un sistema o un dibujo determinado, algo que lo diferencia de Djukic en esta etapa más reciente.
En la plantilla actual de Sporting encuentra mimbres para poder desarrollar ese fútbol más asociativo, especialmente en el centro del campo y en centrales como Marc Valiente. Sin embargo, supone una ruptura total con un modelo de juego que se vino desarrollando en el Sporting recientemente, tanto ofensiva como defensivamente, por lo que, si ya desarrollar su idea implica de por sí una inversión importante en tiempo, la aclimatación a una plantilla que lleva toda la temporada bebiendo de otro fútbol no será sencilla. El Sporting necesitará reforzar posiciones clave cuyo rendimiento ha sido cuestionado esta temporada pero que a su vez casen con la idea de su nuevo entrenador, que sea capaz de aportar a dicho modelo desde sus características. El planteamiento de David Gallego requiere de tiempo y paciencia, dos atributos que en la entidad gijonesa no abundan en su situación actual.
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