¿Qué fue de Bruno Camblor, ex del Sporting?

David Acebal

SPORTING 1905

Bruno Camblor
Bruno Camblor

La Voz de Asturias entrevista al exportero rojiblanco

06 mar 2020 . Actualizado a las 23:51 h.

Siempre las manos. Bruno Camblor (Gijón - 1978) portero criado en Mareo, de salto al primer equipo inesperado y retirada temprana. Unido al deporte desde las primeras patadas al balón en el Arenal, este fin de semana regresa a Asturias con su actual equipo. De la portería de El Molinón, a luchar por ascender a la ACB con el Leyma Basket Coruña, club en el que ejerce de fisioterapeuta.

"Una vez que dejas el fútbol parece que todo vuelve a la realidad y desapareces del primer plano". Así ocurrió con Bruno. Guardameta del Real Sporting de Gijón a comienzos del siglo XXI. Canterano de Mareo llamado a filas con urgencia cuando una plaga de infortunios asoló la portería rojiblanca. Era la campaña 99/00 y Pedro Braojos dirigía la nave. "Sergio Sánchez y Juanjo eran los porteros. La lesión de Sergio hizo que me subieran a entrenar al primer equipo, la ilusión de un chaval de la cantera, y en un partido ante el Logroñés, en casa, expulsan a Juanjo y me toca debutar. Tenía 21 años".

Era el premio a un largo camino. "Entré en Mareo de cadete, fui progresando, estuve cuatro temporadas en el filial, en el que jugué más de 100 partidos y dos temporadas a caballo con el primer equipo. Un canterano". No eran los mejores momentos de la entidad y la suerte tampoco estuvo de su lado. "Recuerdo aquella temporada con mucha ilusión. Después de estar tantos años en la casa, aunque es verdad que no cuajó muy bien la cosa para mí, sin embargo es un recuerdo imborrable. Vestir la camiseta del Sporting es algo que me honra y que llevaré siempre dentro. Para un gijonés es a lo máximo. Jugar en el equipo tu ciudad, en el que has crecido, te enorgullece".

El tiempo transcurrido permite observar aquellos 8 partidos como rojiblanco con perspectiva. "Cuando subes al primer equipo es una responsabilidad muy grande. Quizás en aquella época no estaba del todo preparado para ello. Todo influía, el nerviosismo, la falta de conocimiento de la categoría. Es un salto cualitativo de Segunda B a Segunda, un salto importante para un jugador, y en especial en un puesto de responsabilidad como puede ser un portero. En el momento no lo piensas, quieres hacerlo todo bien, luego recibes palos, goles y lo sientes más. Seguramente no fui capaz de sobreponerme a esa situación, pero es un tren que te pasa y lo coges. Si me hubieran salido buenos partidos quizás estaríamos hablando de otra cosa".

El sueño no duró demasiado para Bruno. "Llegaron otros profesionales a competir el puesto. Lo estaban haciendo mejor que yo y es natural que cuando tu rendimiento baja, por las razones que sean, el club tome decisiones. Los encargados de ello deben pensar en lo mejor para que el equipo esté lo más alto posible". Sin resquemor, con el funcionamiento del deporte de élite asumido. "Son etapas. Yo fui uno más y tuve una estancia maravillosa en el Sporting, un privilegiado. En mis años en la cantera coincidí con muchos compañeros que se fueron quedando por el camino y cuando yo me voy, el portero que fichan para sustituirme era un tal Roberto, casi nada. Como deportista te frustra pero, a posteriori, ves qué ha sido lo ideal para el club. Llega uno que es mejor que tú y hay que asumirlo".

Tras abandonar la disciplina rojiblanca, Bruno afrontó dos breves estancias en la Cultural y el Avilés antes de colgar los guantes. Tenía 25 años. "En el fútbol, cuando las cosas van bien, van bien. Cuando no van tan bien son un poquito desesperantes, especialmente en el puesto de portero. En mi último año en Mareo tuve una lesión importante de pubis, después notaba que ya no tenía la misma capacidad física. No me arrepiento de mi carrera".

El punto final le pilló preparado. "El año que subo al primer equipo es mi primer año cursando la carrera de fisioterapia. En aquel momento tuve que dejar de ir a clases porque no podía compaginarlo con los entrenamientos, pero fui sacando alguna asignatura. Lo tenía muy claro. No todos los jugadores en formación pueden llegar a vivir del fútbol y es muy necesario tener un plan alternativo, es fundamental seguir formándose". Bruno, ahora en el otro lado, predica con el ejemplo. "Lo hablo muchas veces con los jugadores que pasan por aquí". El exrojiblanco afronta su octava campaña enrolado en las filas del Basket Coruña.

Afincado en tierras gallegas desde 2007, el baloncesto le mantiene en contacto con el deporte de élite. Asentados en la zona alta de la LEB, esta campaña luchan por dar el gran salto. "Está siendo un buen año, en resultados, nos respetan las lesiones... Tenemos un equipo que está funcionando y disfrutando. Estamos muy contentos, luchando por ese ascenso e incluso con posibilidades de poder ganar la Liga". La conversación coincide con visita al Oviedo baloncesto. "Para mí es un derbi".

Entre masajes, canastas y viajes siempre hay tiempo para el Sporting. "!Cómo no le voy a echar un ojo!. Es el equipo de mi corazón, el club de mi ciudad, mi equipo de toda la vida, le sigo semana a semana. Con la esperanza de que puedan volver pronto a Primera, que es donde debería estar. Yo, que vivo en Coruña, vivo la rivalidad que hay aquí y todos saben cuáles son mis colores. Soy rojiblanco, de eso no hay duda. Ya espero el partido en Riazor para poder ir a animarles".

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