Opinión desde el banquillo del Sporting 2-3 Rayo Majadahonda
25 feb 2019 . Actualizado a las 14:48 h.Por primera vez en mucho tiempo, el Sporting ha conseguido pasar de puntillas durante una derrota sufrida frente a un rival que en los más de 100 años de historia rojiblanca, nunca había pisado El Molinón - Enrique Castro "Quini".
La afición ni siente ni padece -se escuchó un: "Directiva dimisión" desde del fondo norte y un: "Esa camiseta, no la merecéis" desde el fondo sur-, ya que no se identifica con el espectáculo ofrecido, es lo que sucede cuando un equipo no tiene estilo y comete cada semana los mismos errores. Pese a los 31 disparos sportinguistas, pocos creyeron incluso en el empate, al igual que ya nadie se atreve a hablar de la promoción de ascenso en la zona mixta del estadio en pleno febrero.
Seguramente que José Alberto sepa explicar su proyecto, e incluso Iriondo, técnico rival, sea capaz de ofrecer alguna pincelada. Pero al autor de estas líneas, entre el sopor del partido y los miles de cambios, le resulta complicado ofrecer demasiados comentarios tácticos al respecto.
Los cambios de formación y de once que se venían repitiendo de semana en semana se han traspasado al propio partido, y entre tanto, puedes ver aparecer por banda izquierda a Aitor, a André Sousa, e incluso a Carlos Carmona, del que ya había quedado claro en 2018 que se trata de una posición nefasta para él. Lo cierto es que entre tantas variantes, por momentos, el rival ya no sabía ni a quién cubrir, como arma secreta tiene su miga.
Ya poco queda de ese Sporting de José Alberto que podía gustar más o menos, pero presionaba como un reloj suizo en las primeras jornadas con el 4-3-3 aunque tuviese ciertas carencias para llevar el peso de los encuentros. Pero no toda la responsabilidad es suya, que los jugadores no sean capaces de elaborar una jugada sin fútbol directo también es culpa de los propios futbolistas, y del que los fichó, Miguel Torrecilla, y de la directiva que no logra poner en sus manos un presupuesto a la altura de los 24.000 abonados que hubo estas temporadas de media, tanto por falta de marketing, como por las famosas deudas que no se generaron precisamente por fichar futbolistas contrastados en el pasado.
Lo que no le falta al sportinguismo es humor, no eran pocos los aficionados en la grada que comentaban sus dudas sobre si el Sporting habría fichado al "Aitor bueno" del Rayo. En la primera vuelta, el fichaje rojiblanco anotó una diana y regaló otra; en la vuelta, el otro Aitor marcó dos goles y golpeó una vez al palo.