Artículo de análisis
16 oct 2018 . Actualizado a las 01:18 h.Con el paso de los años, y sin apenas darnos cuenta, el fútbol ha ido cambiando y mutando en todos los estamentos. Más allá de lo más visible e icónico como los estadios, los escudos o las equipaciones y las botas, el estilo de juego y los diferentes roles de los jugadores ha variado y ha ganado en complejidad. Por ello, esa figura del delantero que era el ‘9’ del equipo, un simple número, pero al que se le asociaba que debía ser el encargado primero del gol y nada más, hoy día ya no es tan exacto.
Ser delantero hoy es mucho más. Ser delantero supone tener la capacidad de jugar de espaldas a la portería, ser un jugador móvil y en constante apoyo a sus compañeros, aunque también debe poseer capacidad para definir y rematar, por supuesto. Ocupar esa posición de nueve ya no se limita únicamente a esperar en el área, hacerte fuerte en ella y ser un clásico killer, aunque perfiles hoy día hay de todo tipo.
Ejemplos encontramos varios, y en el Sporting sin ir más lejos hemos visto cómo pasaban diferentes perfiles por El Molinón - Enrique Castro Quini en los últimos años. Desde un jugador con capacidad asociativa y juego de espaldas como es Sanabria, pasando por un Guerrero más rematador y luchador en el cuerpo a cuerpo o un jugador más móvil al espacio y de definición como Carlos Castro. Sin embargo, esta temporada está siendo una incógnita total. Djurdjevic llegó a Mareo con la presión que suponía el precio de su traspaso, además de venir de un equipo que disputó competiciones europeas el año pasado con él en el once. La expectativa por tanto era alta, y hasta la fecha no ha cumplido con tal exigencia. Aunque para no faltar a la verdad, hay cosas que escapan de cualquier explicación lógica. El futbolista serbio las ha tenido de todo tipo, incluyendo un penalti el pasado sábado ante el Reus. Sin embargo, el balón no quiere entrar, y ya van ocho jornadas en las que el balcánico lleva sin marcar. 619 minutos de sequía que ya llevan preocupando varias semanas a las gradas de El Molinón - Enrique Castro Quini, con la esperanza de que ese día sí, sea el que finalmente se dé fin a esa racha negativa. Sin embargo, para explicar esto existen diferentes motivos.
Lo principal es que el Sporting está siendo un equipo inoperante en ataque. Pocas son las ocasiones en que los laterales -Canella y Molinero especialmente- se incorporan a posiciones ofensivas, doblando por banda a los extremos y aportando mayor profundidad y desborde. Opciones que cuando han llegado han sido fructíferas, pero que por desgracia no son demasiado frecuentes. Solo hay que pensar en la mejor oportunidad en la primera parte de la última jornada ante el Reus; un balón puesto desde el costado izquierdo que el propio Djurdjevic remata de cabeza en una gran anticipación al central rival. Un balón que podría haber supuesto el alivio al fin para el serbio, pero que solo vino a ser el principio de otra noche aciaga. Un remate que Édgar despejó brillantemente a córner. Precisamente el portero catalán acabaría siendo protagonista de su pesadilla, atajando poco después un penalti que Uros no lanzó con toda la determinación necesaria. Tampoco desde la combinación, con los interiores escalonados y ocupando espacios poco productivos, está sirviendo a los de Baraja para generar ocasiones.
Djurdjevic cumple con un perfil de delantero más cercano al nueve clásico que al punta moderno. Siendo un jugador de área, con capacidad para el cuerpo a cuerpo y con el remate y la portería siempre entre ceja y ceja más que el pase y el compañero. Suya fue la mejor ocasión también de la segunda parte al bajar un balón complicadísimo y escapando de su marca para acabar definiendo en pocos toques. Esa jugada es la que mejor muestra sus capacidades, aunque parece que la mala definición solo ante el portero también viene a mostrar su momento de forma actual. Es difícil determinar si es una cuestión anímica y mental o pura fortuna, pero calidad para acabar con su sequía la tiene, solo necesita que se le brinde un contexto del que actualmente no goza en este Sporting.
Aun así, y a pesar de que los números hablen claramente en su contra, Djurdjevic demuestra cosas positivas en cada partido. Es difícil destacarlo cuando en ocho encuentros disputados no lleva ningún gol, pero con un tanto de media por partido en las nueve primeras jornadas de competición, la sensación es que al Sporting le faltan muchas ideas en ataque, y el serbio es un jugador con el que debes conectar, o si no apenas podrá ser protagonista fuera del área rival. Si los de Baraja logran solventar sus problemas en generación, el delantero podrá entonces encontrar su contexto para poder explotar su dominio del área, pero ante el ultimátum de la grada y la inquietud por los resultados, Uros puede pagar el pato de un mal rendimiento colectivo. Además, Blackman, Pelayo o Neftali también llaman a la puerta esperando su oportunidad.