Cuesta abajo y sin frenos

Andrés Menéndez GIJÓN

SPORTING 1905

Bergantiños
Bergantiños

El equipo rojiblanco vuelve a caer y sigue de crisis. Sporting 0-1 Zaragoza

03 dic 2017 . Actualizado a las 22:56 h.

A Herrera le gusta tanto Juan Quintero como a ti los lunes por la mañana. El colombiano, sin Xandao y con una defensa de tres centrales, se quedó en el banquillo. En su lugar entraba Juan Rodríguez. Un cambio de roles extraño. En verano, el fichaje más llamativo de Miguel Torrecilla relegaba al gallego al filial. Hoy, tras varias actuaciones desacafeinadas del cafetero, Juan Rodríguez vuelve a ser útil para Herrera. El Sporting ha dejado noviembre pero sigue igual: de caída libre. Cuesta abajo y sin frenos. Las sensaciones son aún peores que los resultados. Hoy, como hace quince días, segunda derrota en casa ante (0-1) y fallando un penalti. Primera pitada de importancia en El Molinón a Paco Herrera.

El catalán dejó en la grada a Borja Viguera, titular en el Carlos Belmonte. Paco sí se quedó con la defensa de cinco y con Aït-Atmane como titular. El frío, como las últimas sensaciones y resultados del equipo, frenaron la fidelidad de El Molinón, con la entrada más floja del curso.

El Sporting saltó sin ninguna convicción y con cero fútbol. Sometidos ante un Zaragoza, que como la inmensa mayoría de rivales, se encontró con el balón y el dominio del juego. La defensa, sin agobios, aguantaba por acumulación y el ataque depende de un sprint de Santos. No hay más. El paso de los minutos despertó el orgullo local, sin brillo pero con unas cuantas ocasiones semi claras. Y con la sensación de miedo en la defensa visitante, dispuesta a complicarse la vida a la mínima excusa. 

El Zaragoza, que quizás no conoce la decadencia rojiblanca, parecía sorprendido ante la falta de agobio y, como por inercia, estaba dispuesta a inmolarse. Es difícil ver más errores defensivos tan groseros en un partido de élite. En otro punto de la temporada, en previsiones normales, el Sporting debería ir ganando fácil al descanso. Hoy, casi con merecimiento, estaba empatando. Ritmo lento, previsible, frío. Una fotocopia de la realidad actual. La preocupación ha alcanzado un punto de normalidad en el que parece estar hasta cómoda, ya ni duele.

 Descanso

Los últimos quince minutos antes del encuentro fueron sensiblemente mejores; en el inicio del segundo se frenó la inercia. Los rojiblancos volvieron al campo algo despistados y con desajustes, importantes, en defensa. El Zaragoza empezaba a aparecer por las cercanías de Mariño. Iglesias, enfrentado con Fede Barba en el primer tiempo, cambió de pareja y se fue al costado de Juan Rodríguez. 

Álex Pérez de pivote

Herrera movió al banquillo y empezó el desfile por la banda. Prácticamente todos los suplentes dispuestos a la llamada del catalán. El primero fue Castro, por un Diésel que se retiraba con un pinchazo en el pubis. Paco cambiaba el 5-4-1 y situaba a Álex Pérez, su chico para todo, en el pivote. El madrileño, casi sin querer, también había adelantado en la rotación a Méndez - Navia para actuar de mediocentro. El canterano seguía calentando entre el frío de la banda.

Las tradiciones se respetan

Pero este Sporting, otra cosa, pero respeta sus tradiciones. Al 67 córner en contra y como cada domingo: remate solo y gol. Lo que parecía que solo podía mejorar, ahora decidía subir la apuesta. El Molinón se quedaba helado. Tímidos gritos de desaprobación y mucha, mucha, indignación. El equipo, contagiado por la crisis, tenía que tirar de cabeza. Y ya lo ha advertido Paco, «no tenemos gente fuerte mentalmente». Veinte minutos para remontar y aparcar una crisis que amaga convertise en clásico. 

 Monumental cabreo de El Molinón

La calma del respetable terminó por llegar a romperse. Todo tiene un límite. El de El Molinón estuvo en el cambio de Rachid por Pablo Pérez. Pitada terrible que sonó a quejido por muchas otras cosas. El de Bobigny, que estaba siendo de lo mejor, salía del campo con la necesidad de remontar. La afición, que parecía aguantarse su quejido, decidió hablar y lo hizo con pitos de desaprobación.

El partido entraba en fase decisiva, con el ambiente enrarecido. Tan desangelado estaba el patio que, cuando López Toca decretó penalti, nadie se inmutó. Al menú le faltaba el postre: fallar un penalti. Santos erró. Y convirtió en una caldera a El Molinón. Gritos de Herrera dimisión al término de la segunda derrota consecutiva en casa.

Sporting: Mariño; Calavera, Juan, Pérez, Barba, Isma; Rachid (Pablo Pérez min 75), Bergantiños (Castro min 62); Carmona (Moi Gómez min 66), Santos y Rubén 

Zaragoza: Cristian, Delmás, Verdasca, Ángel (A.Benito min 70), Grippo, Papunashvili, Febas (Guti min 80), Zapater, Eguaras, Borja Iglesias, Araujo.

Goles: 0-1 (Delmás min 67)