Análisis del partido desde el prisma del técnico
28 nov 2017 . Actualizado a las 11:37 h.Nota: 5, suficiente
Paco Herrera llegaba a Albacete en medio de una gran crisis. El equipo no solo ha salido de la zona de promoción, sino que además no sabe a lo que juega, y todo ello con el runrún de una grada a la que se le acaba la paciencia. El Sporting ha perdido la forlateza defensiva que poseía al inicio de la competición, y, además, posee un grave problema con el balón parado.
Dicho lo cual, llegar y puntuar en Albacete no es una tarea fácil. De hecho, desde la llegada de Enrique Martín al banquillo manchego hace mes y medio, el conjunto albaceteño no conoce la derrota. Y no solo eso, sino que además ha abandonado la zona de descenso.
Aspecto táctico
Paco Herrera revolucionó, de nuevo, el once titular del Real Sporting de Gijón. Y lo hizo jugando con cinco defensas, tres zagueros y dos carrileros. El experimento no salió bien, o al menos no todo lo bueno que hubiera sido conseguir una victoria en tierras manchegas.
El entrenador catalán salió con un 5-3-2, algo inédito hasta ahora para el Sporting. El equipo durante la primera mitad estuvo perdido, sin rumbo. En la segunda parte el juego tuvo una ligera mejoría, fruto de los dos fogonazos de Michael Santos que hicieron saltar de alegría al centenar de sportinguistas presentes en el Carlos Belmonte.
Los cambios
Dio en el clavo. Es lo único en lo que ha acertado en el mes de noviembre. Paco Herrera afirmaba en rueda de prensa que su plan era ese. Desgastar al rival con jugadores altos como Pablo Pérez o Viguera, y que cuando llegara el bajón físico dar la entrada a Santos y Rubén. De hecho, la asociación entre ambos futbolistas hizo que el equipo diera un cambio de rumbo. El uruguayo y el valenciano dinamitaron el partido.
La entrada de Moi Gómez en el 70 dio al equipo más balón y mejor juego. El alicantino empieza a comprender cual tiene que ser su rol en este equipo: un jugador que quiera el balón y fabrique juego.
Aspecto físico
Como bien había anticipado Paco Herrera, el partido se basó en la intensidad. Es ahí donde reside el cambio del equipo respecto a otros partidos. El equipo corrió más, se llevó más duelos y fue mucho más expresivo. Y lo más importante, no se vino abajo después de encajar gol.
Pero queda mucho. Como dijo una vez Churchill sobre la Segunda Guerra Mundial, «este no es es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio».