Artículo de opinión
08 sep 2017 . Actualizado a las 01:25 h.18 de mayo de 2003. Carlos Tartiere, escenario del último derbi. El próximo sábado, 9 de septiembre, ambos clubes volverán a reencontrarse en una de las grandes citas para la región porque, aunque muchos no lo crean, lo del sábado es la gran fiesta del fútbol asturiano. Una cita para la que aquellos, empecinados en mirar atrás, vendría bien un consejo: deberían observar cómo se celebran los derbi en el País Vasco. Por diferentes circunstancias a uno le ha tocado trabajar cubriendo algún Athletic-Real Sociedad y viceversa. Siendo de San Sebastián nadie tiene dudas de lo que se piensa sobre los de Bilbao. Sin embargo, más allá de esa ‘rivalidad’, cuando llega un encuentro de estas características es habitual ver camisetas mezcladas en los alrededores del estadio disfrutando de todo lo que rodea al fútbol. Alguno podrá decir que son dos provincias distintas, que no es lo mismo, que es otra forma de vivir el deporte. Es exactamente igual porque no se entiende que dos ciudades con una separación de 28 kilómetros no sean capaces de superar sus animadversiones para pasarlos bien en el pre y postpartido.
Yo tengo ganas de ver un derbi. Quiero conocer la sensación que se vive en El Molinón cuando el eterno rival pisa tu estadio, cuando el árbitro pita el inicio de 90 minutos que te pueden llevar a la gloria o al pozo. Porque (y aquí no hay discusión) el derbi no es un partido más. Es EL PARTIDO. Es esa semana en la que esperas que llegue el día, ese chute de adrenalina hasta el encuentro de vuelta, ese golpe de autoridad moral para seguir peleando por el objetivo.
Las aldeas son bonitas igual que las capitales. Unas tienen playas, otras una espléndida arquitectura. En ambas se puede degustar grandes platos, pasear, disfrutar de los atardeceres y un sinfín de cosas más porque Asturias es preciosa se mire por donde se mire. En 14 años han pasado muchas cosas, muchos nombres, muchas circunstancias pero lo que muchos deberían tener claro es que quien más daño ha hecho a ambas entidades han sido los de dentro. O dicho de otra manera, el enemigo siempre está en casa. Desde el ACF hasta la cámara oculta del Sporting. Lo decía un aficionado del Oviedo en Twitter. Sí, Twitter, porque si en esa red social se busca también pueden aparecer cosas interesantes.
Lo que ya es más cuestionable es el comportamiento de las federaciones de ambos clubes. Desde la APARO defienden que nunca han incitado a la violencia. Cuando los tickets del autobús emitidos tienen una imagen donde la parte superior del escudo del Sporting está cambiada por un conocido emoticono rodeado de moscas no hay mucho que discutir. La respuesta es una camiseta de la Federación de Peñas donde dice «bienvenidos a Gijón». Juzguen ustedes mismos. Hay muchos que se han encargado de caldear el ambiente en la previa. Incluso algunos colegas de profesión han escupido demasiado alto. Al final lo fundamental es que el sábado se vivirá EL PARTIDO, la fiesta del fútbol asturiano y, por una vez, no estaría de más dejar a un lado las rencillas y dar una imagen de unidad que sirva de ejemplo en otras partes de nuestro país. A fin de cuentas Asturias es la cuna de España. Piénsenlo, no es algo imposible. Lo realmente importante está ahí fuera, la vida.
Feliz derbi.