Uno no se acordaba ya de lo que era celebrar una victoria del Sporting. ¿Justa? ¿Injusta?¿Jugando bien?¿Mal? Al fin y al cabo una victoria
17 feb 2017 . Actualizado a las 16:03 h.Y es que en la situación en la que se encuentra el equipo, poco importa el cómo. No nos engañemos, el partido del domingo en Leganés fue una continuación más de lo que llevamos viendo durante meses, con la única diferencia de que esta vez la moneda cayó del lado bueno.
El juego del equipo sigue mostrando las mismas carencias de toda la temporada, si bien es cierto que a dos puntos de la permanencia se disimulan mejor estas carencias que a cinco. Aun así,el Sporting tiene que mejorar mucho si quiere obrar el tercer milagro consecutivo, puesto que lo ofrecido hasta la fecha resulta insuficiente para salvar la categoría.
Es verdad que contra los rivales directos, el equipo, dentro de sus posibilidades, da la cara y los resultados no son del todo malos. Los seis puntos frente al Leganés, victoria ante Osasuna en casa y empate en Granada. El problema es que sólo con eso no basta. El Sporting está obligado a sacar puntos frente a equipos de la zona media alta de la clasificación si quiere tener alguna posibilidad y no dedicarse a recorrer España con el discurso del “no podemos competir contra…” como cabecera en el autobús. La verdad que es triste. Es triste porque esos equipos contra los que se supone que hoy tú no puedes competir estaban hace no mucho compartiendo penurias de tu mano por la Segunda División. Alavés, Celta, Eibar, son solo algunos ejemplos de como las directivas, si bien no meten goles, por lo menos pueden ayudar a meterlos.
Uno busca clavos a los que aferrarse por todas las esquinas. Y algunos hay. La figura de Traoré, sin ser la más vistosa para el espectador, puede ser una alternativa más en el escaso juego ofensivo del equipo. La media hora de Burgui frente al Leganés es otro clavo. Las comparaciones son siempre odiosas. Burgui no es Messi. Burgui no es Jony. Burgui es Burgui. Uno de los pocos futbolistas de la actual plantilla con un perfil desequilibrante en el uno contra uno, hecho que necesita y mucho este Sporting.
El último clavo al que agarrarse es mirar hacia los rivales directos. El sportinguismo sufre y adolece de ver jugar a su equipo, pero por Pamplona, Granada o Leganés la situación no debe de ser muy distinta. Es verdad que mal de muchos consuelo de tontos, pero no es menos cierto que con dejar a tres por debajo es suficiente, y visto lo visto tampoco resulta imposible.
Y el domingo Atlético. Un equipo imposible de vencer. Tan imposible como lo era el año pasado. 2-1.
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