El presidente del Sporting y máximo accionista explica en la Ser los motivos que han llevado a apostar por Rubí como técnico hasta final de temporada. «El Pitu es mi amigo y me ha costado despedirme porque es difícil», asegura Fernández.
18 ene 2017 . Actualizado a las 01:53 h.La revolución del Sporting, un equipo cuesta abajo y sin frenos, conoció ayer los razonamientos de la máxima figura de la entidad. Javier Fernández explicó en El Larguero cómo se habían sucedido los acontecimientos así como lo que esperaba a futuro. El acuerdo de rescisión con Abelardo se firmó fuera de Mareo y el técnico gijonés se va del Sporting perdonando «los tres años siguientes de contrato y una parte de este además de la prima por la permanencia. Ha dado todas las facilidades del mundo para cerrar un acuerdo. Sabíamos que cuando llegara el momento nadie iba a poner pegas».
El presidente rojiblanco y máximo accionista apunta que ha sido «un día muy complicado porque la relación el Pitu excede lo profesional. Desde que llega al equipo en mayo de 2014 en las últimas jornadas de Segunda con un calendario difícil conseguimos meternos en el play-off pero no subimos. El año siguiente se hizo un esfuerzo enorme por su parte, su cuerpo técnico y los jugadores pasando meses sin cobrar y aún así conseguimos hacer un récord de puntos... Con estos datos imagínate la relación. Hemos pasado por momentos duros. Siempre ha apoyado la labor del consejo y nosotros le hemos respaldado no solamente por esa confianza que nos dio sino porque creíamos en él y en un proyecto de larga duración».
De hecho y pese a que en verano amplió su contrato hasta 2020 y ahora ya no se volverá a sentar en el banquillo, Fernández lo considera «un amigo. Hoy nos ha costado despedirnos una vez que hemos firmado los contratos. De hecho se ha ofrecido a ayudarme en cualquier momento a partir de ahora no sólo como amigo sino como sportinguista».
Sin embargo a la hora de entender qué ha pasado, el máximo accionista insiste en que la decisión, a pesar de ser de mutuo acuerdo, parte del técnico que ya había comenzado a madurar su salida y que el propio Fernández paró tras el partido ante el Villarreal. «Nos dijo que le gustaría dar un paso a un lado pero no por verse incapaz de enderezar la situación sino por el bien del Sporting y porque lo mejor para el club era que entrase otro entrenador que diera un impulso para sacar al equipo de esa mala situación clasificatoria. Yo le convencí y casi le pido hoy (ayer) perdón por ello porque lo que hemos hecho es alargar tres semanas más la dura agonía para todos pero hoy (ayer) viene de nuevo y hablamos». De hecho los pitos tras el encuentro ante el submarino amarillo son un gesto que duele a Fernández. «En el fútbol la memoria es corta y lamentablemente esto ocurre. El Pitu era casi un héroe local y convertirse ahora en un villano tampoco me parece justo».
La decisión llega después de que el propio Abelardo dijera el pasado domingo que se veía fuerte y pasase la pelota al Consejo de Administración. ¿Qué ha pasado en 48 horas? Según Fernández «es él el que nos lo ha dicho. Nosotros siempre hemos dicho que íbamos a apoyarle mientras se viera fuerte pero la persona llega a su casa, reflexiona, tiene familia y al final es gijonés y sportinguista a muerte y piensa que es el momento de dar un paso a un lado. Esta vez no he querido prolongar la agonía».
La Ser adelantó que había una pérdida de confianza por parte del vestuario y que incluso los jugadores se habían reunido para hablar de ello, algo que Fernández niega. «No creo que haya pérdida de confianza. Llevamos 12 puntos y el año pasado teníamos 15. No sé si es el cambio de jugadores o falta de adaptación pero están más cabizbajos. Creo que un revulsivo nos va a venir bien a todos, incluso lo piensa el propio Abelardo y me lo transmite». El máximo accionista considera que «no debemos consultar a los jugadores esa decisión. Una cosa es el sentir de cada futbolista pero el grupo debe marcar la trayectoria del Sporting. No tengo la transmisión de que el equipo ya no confíe en el técnico porque Abelardo lleva dos años y medio con esta plantilla. Los cinco capitanes han estado en la época de no cobrar y han sido fuertes. Los nuevos llevan seis meses. Creo que es un pensamiento de grupo».
Una de las preguntas que podía surgir era si Abelardo tenía hueco dentro del Sporting en otro lugar distinto al banquillo, opción que Fernández descartó. «Abelardo se ha formado en Primera División, ha tenido una trayectoria en Segunda... Tiene aspiraciones mucho más grandes que quedarse dentro del Sporting. Con la calidad que tiene y su categoría humana creo va a tener una trayectoria importante en el fútbol español. Estos dos años y medio ha demostrado lo que sabe. Incluso estando fuera de aquí, con menos presión mejor».
Su recambio, Rubí, partió de la dirección deportiva aunque no se ha hablado directamente con él hasta que no se ha firmado la rescisión con Abelardo. «No soy un hombre que me gusten los focos y me vi obligado a entrar en el club. Desde que lo controlo veo que los profesionales son los que deben dirigir cada área. Lo único que debo hacer es orientar en lo económico».
Asimismo manda un mensaje de ánimo a la afición. «Quedan cuatro meses. Tenemos confianza de que los jugadores con un entrenador nuevo que oxigene el equipo salgan adelante. Calidad hay, los mismos jugadores lo reconocen. Quizá les falte algo de mentalizacion. Hay esperanza y este año no es más difícil que el anterior ni que el año de Segunda.
Nico y futuro
Con Abelardo fuera de juego ahora la pelota queda en el tejado del director deportivo para la elaboración de la plantilla en un mercado invernal donde todavía no han llegado los fichajes. Javier Fernández apunta que «cuando decimos que la profesionalización del club debe llevarse al máximo es porque al final de temporada se examinará cada una de las áreas y veremos quién ha cumplido objetivos y quien no. Ahora mismo Nico tiene una labor muy difícil y lo sabe». En cuanto a la relación entre Nico y Abelardo insiste en que son afines a él porque llegaron de su mano aunque reconoce que «posiblemente no sea la mejor de las relaciones ni se tomen un cacharro por la noche pero la relación profesional existe porque he hablado con ellos y los dos han compartido conversación».
Hoy se celebra la junta de accionistas, cita en la que Fernández recuerda que las cifras que presentarán. «Hace dos años, dos semanas antes de subir la situación era caótica, de practica desaparición. Teníamos una deuda acuciante de casi 35 millones de euros y lo que presentamos mañana es que en diciembre de 2017 será de 2 millones de euros. Ha sido muy duro. Las cuentas han mejorado y hay que agradecérselo al Pitu y a los jugadores». Su deseo de futuro es «sanear el club, dejar una situación económica que despeje las dudas de futuro y recuperar una paz social que es difícil porque diferentes grupos con ideas distintas: unos quieren que estemos ahí, otros no... y ampliar la marca Sporting por el mundo».
En cuanto a una posible salida del club reconoce que «hemos recibido muchísimas ofertas pero ni las atendemos. Hasta que no tengamos la situación económica controlada nada».