Lucía, mi pediatra: «El movimiento contra las vacunas se fundamenta en el miedo y la ignorancia»
ACTUALIDAD
Miles de personas siguen las redes sociales de esta facultativa, que divulga medicina desde la sencillez
24 feb 2018 . Actualizado a las 11:25 h.Decidió ir más allá de la consulta, difundiendo sus conocimientos en Twitter y Facebook. bajo el nombre de Lucía, mi pediatra. «Fue de manera espontánea y natural, igual que les hablaba a los pacientes en la consulta», explica la pediatra Lucía Galán (Oviedo, 1978). «Para mí fue una gran sorpresa ver que esa manera era precisamente lo que llegaba -añade-. He intentado no perder esa espontaneidad, pero siempre con el rigor y la evidencia científica».
-En su cuenta de Twitter tiene fijado un tuit dirigido a Javier Cárdenas por difundir que las vacunas provocaban autismo.
-Lo tengo fijado porque considero que en esa carta se recogen las mayoría de las dudas que rondan a las vacunas, cuando unos padres llegan por primera vez a la consulta: los bulos, los mitos y las preguntas más frecuentes. No es solamente un resumen de mi postura y de la evidencia científica actual respecto a las vacunas. También pretende que quien la lea diga: “Buff, esto es así”. Es divulgación médica. Lo tengo fijado porque sí, porque quiero que la gente sepa que las vacunas son seguras y salvan vidas.
-¿Por qué surge esto?
-Hay gente que solo tiene dudas. Otros, reticencias a determinadas vacunas. Los que se niegan a todo tipo de vacunas afortunadamente son muy pocos. El movimiento anti vacunas en España es testimonial. De hecho, tenemos una de las tasas de vacunación más altas de Europa. Yo creo que el movimiento contra las vacunas se fundamenta en el miedo, en el desconocimiento y la ignorancia de su funcionamiento y la historia. En el momento que tú le explicas a las familias, vacuna a vacuna y enfermedad a enfermedad, desmontando todos y cada uno de sus miedos, todo cambia. La inmensa mayoría de los anti vacunas con los que yo he tratado llega un momento en el que consigues desmontar sus miedos, aunque sea más lento. Con una información fiable y sin que se sientan atacados se consiguen dar pequeños pasos que les llevan a cambiar de opinión.
-¿Piensan que existe una conspiración mundial para introducir las vacunas en la sociedad?
-Sí una de las teorías es la conspiranoica, según la cual los médicos estamos comprados por la industria farmacéutica, tenemos chalés de lujo y yates esperándonos para irnos a Formentera el fin de semana. Todo para que nosotros promocionemos el uso de vacunas. También están los que dicen que las enfermedades las generan las propias farmacéuticas para luego crear las vacunas. Pero son teorías que se caen por su propio peso. No hay en la historia de la medicina un avance tan grande y que haya salvado tantas vidas como las vacunas. Esto no es una cuestión de fe, sino de evidencia científica y datos. Entre dos y tres millones de muertes al año se evitan en el mundo. Hay que echar un vistazo a cómo era la vida antes de las vacunas y los antibióticos y cómo es ahora.
-¿Y se va a peor o a mejor?
-Soy optimista. Tú antes ponías vacunas en Google y las primeras páginas que salían eran de anti vacunas. Era un fracaso para nosotros como profesionales sanitarios. Hoy ya no ocurre.
-Le planteo otro tema polémico. ¿Se puede criar a un bebé desde el veganismo estricto?
-¿Que si se puede? Sí. Pero necesita un control estrecho y que sus padres tenga una formación adecuada en nutrición para suplir las carencias que tendrán por no comer carne, pescado o huevos. ¿Es lo más recomendando? No. Pero poder se puede.
-¿Es tan importante la leche materna? ¿Un bebé que no la tome puede tener problemas?
-La lactancia materna es el mejor alimento de forma exclusiva hasta los seis meses y combinado con otros hasta los dos años. Aquí hay consenso. ¿Un niño que no esté alimentado con leche materna puede sufrir algún tipo de problema respecto a los que están amamantados en el mundo actual? La respuesta es no. ¿Culpabilizar, machacar o atacar a aquellas madres que han decidido no darles leche materna a sus hijos? Tampoco. Yo creo que los profesionales de la salud estamos para informar, asesorar y acompañar a nuestros pacientes, nunca para juzgar.
-Hay una parte del cuidado de los niños que es muy instintiva por parte de los padres y apela al sentido común. Sin embargo, existen padres que lo consultan todo. ¿Usted qué piensa?
-Si hay algo que me caracteriza es el invocar al sentido común que tenían nuestros padres cuando nos criaron. Lo repito siempre en mis libros y en mi discurso. Al final parece como que el exceso de información que existe en nuestros días lo que ha conseguido es desinformarnos, confundirnos y alejarnos de nuestras propias necesidades e instinto. No podemos pretender actuar todos de la misma manera. Ni siquiera copiar patrones. Las circunstancias de cada familia son diferentes. Estoy en contra de los trajes de talla única y de los manuales de cómo ser el perfecto padre o la perfecta madre. No tiene nada que ver una familia monoparental que una familia numerosa, que una familia que tenga una pérdida importante dentro de casa y otra que tenga un niño con una enfermedad crónica.
-¿Se encuentra a padres agobiados con la idea de ser perfectos?
-En la consulta me encuentro a padres superados, con esa idea de que se supone que se espera de ellos algo y con dudas de lo que tienen que darle al niño o no. Muchas veces les corto y les digo: "A ver, ¿tú qué quieres hacer?" Entonces muchos de ellos se quedan bloqueados porque, en ocasiones, es la primera vez que alguien le pregunta a ellos su punto de vista, en lugar de “mi madre dice”, “mi hermano dice”, “mi amiga dice”... No, ¿y tú qué quieres hacer? Yo creo que tenemos que aprender a filtrar todos esos juicios y opiniones, a poner límites y a escuchar nuestro instinto.
-¿Qué prácticas están normalizadas como algo positivo y son negativas para los niños?
-Hay varias. Por ejemplo, sigo viendo como en los cumpleaños se les regala a los niños los andadores, los tacatá. Está totalmente desaconsejado e incluso prohibido en muchos países, porque se duplica el riesgo de accidentes y lesiones. Los padres piensan que es bueno, que caminan antes y les ayuda el desarrollo. También está instaurado en la sociedad, y se le inculca a los niños, que tomarse un zumo de naranja por las mañanas es muy bueno para la salud, cuando es mucho mejor tomarse la naranja entera. Los beneficios se triplican. Luego está el tema de cogerlo en brazos cuando llora, aunque eso creo que ya está superado. Antes había muchas familias que decían que no había que coger al bebé cuando llora que si no se acostumbra. Eso aún se escucha,
-En los últimos años han tenido gran auge los manuales sobre cómo dormir al niño, creándose varias corrientes basadas precisamente en lo de coger o no a los niños. ¿Qué piensa de ello?
-De esto escribí un capítulo en Lo mejor de nuestras vidas. Mis dos hijos han dormido muy mal. Me lo leí todo, como pediatra y como madre. Me leí a Estivil y sus teorías. Lo fui a ver como conferenciante, que es una magnífico comunicador. Me leí a Rosa Jové y Carlos González. Al final, es más de lo mismo: las circunstancias de una familia son diferentes a las de otra. ¿Qué unos métodos funcionan más que otros? Sí, eso es verdad. El método Estivil funciona con infinidad de familias que lo han aplicado. Yo no te voy a decir si es bueno o malo. Lo que hago con las familias es plantear sus necesidades. Hay padres a los que no le puedes ni plantear algo así. Sabes que ni lo van a hacer. Van a sufrir muchísimo. Yo fui incapaz, por ejemplo. Lo intenté en mi desesperación. A la tercera noche claudiqué. No podía con aquello. Sin embargo, hay famillias que entran por la consulta pidiéndolo porque necesitan que los refuerces en la idea de hacerlo. Luego, a las dos semanas llegan y te dicen que les has cambiado la vida, que ahora ya duermen y son felices. No hay un método universal.
-Pero sí unas recomendaciones generales, ¿no?
-Claro. Tiene que hacer unas rutinas de dormir, de horario y de lugar, que la habitación sea un sitio tranquilo, sin ipads y sin televisión. Eso hay que instaurarlo desde el principio.
-¿Y los horarios? ¿Hay que acostarse a la misma hora todos los días, incluso el fin de semana o se puede aflojar la disciplina el viernes y el sábado?
-[risas] Yo soy bastante hippie y más ahora. Ayer nos acostamos a las 0.30, con eso te lo digo todo. Los niños necesitan una rutina de lunes a viernes y, dentro de nuestras posibilidades, tenemos que cumplirla. Ahora, también hay que vivir. En verano los días son más largos y los niños están super activos. ¿Que te apetece ir a picar algo un miércoles y te dan las nueve y media en la terraza? No pasa nada. Los fines de semana haces una excursión, te vas con los amigos y ese día se acuestan a las once y media. Tampoco no pasa nada. Eso forma parte de su infancia. Cuando sean mayores seguro que recordarán con alegría que cuando eran pequeños los fines de semana jugaban y jugaban. A mí los fines de semana me gusta improvisar, enseñar a mis hijos en la improvisación. No quiero que sean rígidos y que se sientan incómodos cada vez que salgan de su zona de confort o de su patrón.