El centrocampista, reformado en Rusia, encarna las virtudes de la nueva campeona del mundo
15 jul 2018 . Actualizado a las 23:02 h.Gary Lineker ha tenido un Mundial complicado. Inglaterra se desinfló un partido antes de tiempo y acabó cuarta, como el propio Lineker en la edición del 90, cuando sostuvo que «el fútbol son 22 hombres que corren detrás de un balón y al final los alemanes siempre ganan».
Ya no más. Lo sucedido en Rusia ha sacudido las convicciones del Bota de Oro en Italia, y no solo en cuanto al poderío alemán. En su nuevo papel de analista, Lineker lanzó hace dos años una pregunta con el viento a favor: «¿Es Pogba el jugador más sobrevalorado del planeta?». El centrocampista francés había puesto en aprietos a la anfitriona de la Eurocopa cometiendo un absurdo penalti frente a Irlanda en cuartos de final. Muchos medios franceses calcaron entonces las críticas del comentarista inglés. Se abrió un debate alimentado por los más de cien millones que pagó el Manchester United por el futbolista de la Juve, convirtiendo su traspaso en el más caro hasta la fecha. Poco hizo el futbolista para despejar dudas, diluido en su retorno a Old Trafford dentro de un conjunto caro y menor. Así era el United y era Pogba hasta que empezó el Mundial.
Ahora Pogba es Francia y es un campeón. Ya era Francia antes de ayer. Y ayer fue el aliento en el cuello de Mandzukic en el primer gol, la espalda que desvía el remate de Lovren, el pase de campo a campo para Mbappé (casi todos los envíos en ventaja para Mbappé), el golpeo con la derecha que iba a puerta, el golpeo con la izquierda que acabó en la red... El hombre del partido en cada registro -nadie intervino tanto, dio un mayor número de pases, alcanzó su acierto al combinar, robó más balones, o disparó mejor- y en el momento clave: él puso la cita imposible para Croacia con el 3-1. Joven, multicultural, versátil, astuto, potente, veloz... Atributos de la campeona y del jugador de 25 años y ascendencia guineana designado como motor. Un deportista nuevo, versión bien pulida de aquel mediocentro desordenado, que hace tres días sorprendió afirmando que «es un placer defender». «Corremos juntos, defendemos juntos, atacamos juntos», añadió. Eso ha sido la Francia de Deschamps. Y Pogba