Una tregua innecesaria

X.R.Castro

RUSIA 2018

Lavandeira jr | EFE

Dinamarca y Francia dan por bueno el empate desde el inicio pese a que la derrota de Australia aseguraba el pase a los dos

27 jun 2018 . Actualizado a las 12:22 h.

El Dinamarca-Francia acabó con empate, como ya se esperaba, pero nadie podrá acusarlos de biscotto. No porque el partido se jugase casi sin mirar a las porterías (cuatro tiros en total) y que por primera vez en el Mundial un partido acabase 0-0, ni porque la intensidad de los contendientes fuese la justa, sino porque Australia jamás se podrá quejar. No hizo su trabajo y posibilitó que el partido del Luzhniki se jugase con red. Y ni así, hubo emoción.

El primer tiempo fue un canto a la horizontalidad con Braithwaite como única excepción. El danés fue el más enchufado de los 22 pero no vio portería. Las contadas emociones que deparó el primer tiempo llevaron la firma de los galos Dembelé y Griezmann. El tiro cruzado del futbolista del Atlético provocó la única intervención de Schmeichel.

El segundo tiempo pudo ser distinto al confirmarse la derrota de Australia, pero ni franceses ni daneses estaban por el cambio de marcha. Durante diez minutos parecía que el colectivo escandinavo se animaba a buscar la primera plaza con Eriksen poniendo a prueba al debutante Mandanda, que atrapó una falta en dos tiempos y no sin dificultad.

El paso adelante en realidad fue un amago y Dinamarca regresó gustosa a sus cuarteles de invierno para esperar el final del partido. Tiempo que aprovechó Deschamps para seguir refrescando al equipo (prescindió de cuatro titulares en el once). Y uno de los recién salidos, Fekir, pareció el único dispuesto a hacer saltar por los aires el pacto de no agresión implícito. Porque nada más entrar en el campo estrelló con virulencia un balón en el lateral de la red y acto seguido obligó al portero danés a hacer la parada de la tarde tras un disparo desde la frontal. Su falta de puntería no alteró un pacto que mete a ambos y da Francia el primer puesto.