Tras una estrecha relación, todo cambió tras la eliminación de Portugal ante España en el 2010
25 jun 2018 . Actualizado a las 17:05 h.Carlos Queiroz y Cristiano Ronaldo vuelven a encontrarse. El técnico que porfió por que lo fichase el United y que le entregó el brazalete de capitán en la selección y más tarde aireó sus diferencias con el futbolista que marca el paso en Portugal, prepara un muro de contención para evitar que el madridista marque por tercer partido consecutivo en Rusia, el primer precepto para que su Irán pueda soñar con la machada y la clasificación.
Queiroz conoce a Cristiano como pocos entrenadores en el mundo. El seleccionador nacido en Mozambique le echó el ojo cuando el atacante todavía era un niño recién llegado al Sporting de Lisboa desde su Madeira natal. En aquel entonces el entrenador todavía era un cazatalentos de una federación portuguesa que más tarde le daría la sub-20 y la absoluta.
Cuando la opción del Manchester United se cruzó en el camino de CR7, Queiroz, que era asistente del mítico Alex Ferguson, fue la persona que más campaña hizo ante el conjunto inglés para que le fichara sin demora. El mozambiqueño, hombre inquieto, abandonó Manchester en el momento que llegaba Cristiano, pero sí coincidieron dos años después en Old Trafford.
Esta íntima relación llevó al técnico luso a elegirle como capitán de Portugal nada más volver al cargo antes del Mundial de Sudáfrica, una decisión que en Rusia aceptó que había sido precipitada. «Es evidente que hoy Portugal tiene otro capitán que no tuvimos entonces, es un jugador completamente diferente. En este torneo Cristiano está muy bien, pero en 2010 no estuvo tan bien en algunos momentos. Quizás fue capitán demasiado pronto», aseguró.
Porque del 2010 datan sus diferencias personales. Todo cambió entre ambos cuando España le cortó el camino en el primer cruce en el Mundial que terminó ganando la Roja. A la estrella lusa le preguntó la prensa de su país qué había pasado y el dardo del siete apuntó directamente al entonces estratega. «¿Las causas de la eliminación? Pregunten a Carlos Queiroz», comentó en zona mixta. Aquella aseveración fue el detonante del cese del seleccionador pocos meses después.
La frase dio lugar a algún reproche en público -«Ronaldo no tuvo un comportamiento adecuado»- y sobre todo a un prolongado período de indiferencia entre dos hombres que habían tenido una estrecha vinculación en el pasado. Pero el tiempo todo lo cura, y Queiroz no dudó en admitir que el madridista «en los dos o tres últimos años se ha convertido en el mejor jugador de la historia... de nuestro país», aunque matizando que sin él, Portugal también fue capaz de ganar la última Eurocopa.
Esta noche los dos vuelven a encontrarse y, guerra fría, al margen, si alguien conoce como frenar a la referencia de Portugal ese debe ser su compatriota del banquillo de enfrente. Si en los dos partidos anteriores edificó un muro que le dio resultado ante Marruecos y casi le sirve en bandeja un punto frente a España, ahora quiere redondear el círculo dejando a cero a los lusos. El problema es que el niño de Madeira que descubrió en la academia del Sporting está más enchufado que nunca.
Portugal necesita al menos un punto ante Irán para estar en la segunda fase
La selección de Portugal busca este lunes en el Mordovia Arena de Saransk al menos un punto ante Irán que le garantice el pase a los octavos de final del Mundial de Rusia, en un encuentro en el que el combinado asiático echará el resto para tratar de dar la sorpresa y superar la fase de grupos por primera vez.
Las únicas dudas en el esquema de Fernando Santos serán el centrocampista João Moutinho, que atraviesa un proceso gripal, y el lateral izquierdo Raphaël Guerreiro, con molestias en el muslo. Aún así, parece que ambos estar.
Mientras, Irán volverá a ampararse en su férrea defensa, con Rezaeian y Hajsafi en los laterales y Hosseini y Pouraliganji como pareja de centrales, para intentar mantener su puerta a cero. De hecho, solo han cedido un tanto hasta el momento, y de rebote, el de Diego Costa.
Las dos selecciones ya se vieron las caras en la fase de grupos del Mundial Alemania 2006, donde Portugal se impuso por 2-0, con Cristiano anotando el segundo tanto.