El tenor argentino Santiago Ballerini: «El Campoamor no es un teatro que te abruma sino que te abraza»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

El tenor italiano Santiago Ballerini
El tenor italiano Santiago Ballerini

El artista interpretará el papel coprotagonista de «Doña Francisquita», la obra que abrirá el 32 Festival de Teatro Lírico Español con dos funciones en Oviedo

27 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La zarzuela es un tipo de teatro musical en el que se combinan la palabra, la música y la danza para representar diversos aspectos de la vida y cultura española. Dentro de este género se enmarca la obra de Amadeo Vives que lleva por nombre Doña Francisquita, cuya protagonista es uno de los personajes femeninos más reconocidos de la también llamada comedia lírica. La joven doncella Francisquita se paseará a partir de las 19.30 horas de este jueves por el Teatro Campoamor de Oviedo, donde actuará por primera vez Santiago Ballerini. El tenor argentino será el coprotagonista de esta adaptación de Lluís Pasqual, que tendrá otro pase el sábado, 1 de marzo a las 19.00 horas. Horas antes de que dé comienzo la primera de las funciones, el artista cuenta cómo se siente y cuáles son sus impresiones.

—¿Qué significa para usted debutar en un teatro con tanta historia como el Campoamor?

—Para mí tiene mucho componente personal. Mi abuela era de Vigo y el otro día hablando con mi padre me decía: «Imagínate cómo estaría la abuela sabiendo que vas a estrenar una zarzuela en el Teatro Campoamor, que es uno de los teatros más históricos de España». La verdad que a mí eso me toca en lo personal y por eso lo estoy viviendo con esas cosquillas en la panza. Me emociona mucho recordar todo esto.

—¿Qué sintió cuando se vio por primera vez en medio del escenario?

—Aparte de la belleza del teatro y lo auténtico que es, la atmósfera cálida que tiene es atrapante. No diría que es de provincia, pero diciendo que es de provincia quiero decir que es un poco más acogedor. No son esos teatros que te abruman, es un teatro que te abraza y que tiene olor a cocido. Lo siento muy cercano, por eso estos días de ensayos en el teatro estoy como si fuera una reconexión con todo lo mío. La verdad que estoy feliz de estar acá y más haciendo zarzuela tengo una historia con la zarzuela muy especial. Así que estoy muy contento.

«Me encantaría que la gente lo disfrute porque al teatro se viene a disfrutar y a pasárselo bien. Siento que el teatro tiene que ser ese lugar de encuentro de la felicidad»

—¿Qué le une a este género?

—Mira yo me llamo Santiago José, mi segundo nombre es por el abuelo de mi papá, quien era de Cádiz. Como muchos españoles, en su momento, se fue a Argentina. Allí tenemos el Teatro Avenida, que es un teatro de zarzuela. En esa época, ni las mujeres ni los niños podían ir al teatro, no estaban permitidos. Entonces, mi bisabuelo cuando volvía del teatro lo que hacía era sentar a su esposa y sus hijos, les cantaba y actuaba para representarles la zarzuela. También mi papá escuchaba zarzuela, por eso siempre estuve muy conectado a esté género. Por tanto, no es solamente estar debutando en el Campoamor, que ya tiene un montón de cosas, sino que es también debutar en una zarzuela y eso me conecta mucho con mi yo personal. Así que estoy muy contento, disfrutando cada minuto de los ensayos.

El artista interpretará el papel de Fernando, el coprotagonista de «Doña Francisquita»
El artista interpretará el papel de Fernando, el coprotagonista de «Doña Francisquita»

—¿Qué espera de la conexión con el público ovetense? ¿Cómo cree que recibirá esta producción?

—La música de Vives es algo que no hay producción que pueda destruirla. Sabemos que la producción de Pascual no es una Francisquita tradicional porque los textos y demás son diferentes pero la música sí lo es. Y para mí la música es lo importante porque es lo que resuena. Ojalá que a la gente le guste porque uno lo viene a hacer con mucho amor y respeto. Como artista, obviamente, tengo que hacer lo que me dicen y tengo que prestar mi instrumento para que salga lo mejor posible. Después, hay decisiones que no son mías. Pero, verdaderamente, me encantaría que la gente lo disfrute porque al teatro se viene a disfrutar y a pasárselo bien. Siento que el teatro tiene que ser ese lugar de encuentro de la felicidad. Estoy convencido de que en unos años, con esta revolución de la inteligencia artificial, la gente no va a saber diferenciar lo que es real de lo que no lo es y van a necesitar venir a los teatros porque necesitan ver algo que esté sucediendo de verdad. Estoy convencido de que en unos años vamos a tener los teatros llenos porque la gente va a necesitar estar conectada con algo real.

—Oviedo tiene un público muy apasionado con el canto lírico. ¿Siente cierta presión por ello?

—La presión siempre es conmigo mismo porque trato de hacer siempre lo mejor. El arte es eso, tiene que ver con dar lo mejor que uno tiene en el momento que está sucediendo. Me pasa que al ser argentino, la gente puede pensar: «¿Cómo un argentino va a estar cantando una zarzuela?» Porque yo soy argentino-español y toda la vida escuché zarzuela. Espero que con el amor y con el respeto que lo estoy haciendo se lo puedan tomar de esta manera. Después, sobre el resto, el arte es subjetivo. No podemos gustarle a todo el mundo, pero en mi cabeza y en mi objetivo estoy haciendo todo para que sea lo mejor posible.

«Mi rol en Doña Francisquita lo vengo preparando desde hace, por lo menos, un año»

—¿Qué nos puede adelantar sobre esta versión de la obra de Amadeo Vives?

—La música es exactamente igual a la obra de Vives. Estoy muy feliz por eso y también con el reparto, es de lo que más tiene. Leonor Morilla canta La Francisquita y es un sueño de sonido. Es además un sueño de colega y de energía. De todos los artistas, soy el único extranjero, aunque ahora viva en España, pero me siento muy parte de todo esto porque no te puedes imaginar cómo me abrazó todo el elenco, hasta los actores. Yo viví cinco años en Estados Unidos, antes de venir para aquí, y es que el español apenas llegas ya te da la bienvenida. Y eso yo lo sentí con mis colegas en esta Francisquita. Así que, vamos a pasarlo bien.

—¿Cómo se preparó para interpretar a su personaje?

Fernando es un rol largo. En el segundo acto, por ejemplo, canto cinco números seguidos, incluida el aria, y eso es verdaderamente agotador. De hecho, Fernando está mucho más que Francisquita en el escenario y eso es cansado porque te demanda mucha atención escénica. Tienes que absolutamente estar todo el tiempo pensando cuándo vas a descansar, cuándo vas a poder beber un vaso de agua… Eso es lo que tiene Fernando. Es un rol que vengo preparando desde hace, por lo menos, un año.

—¿Hay algún aspecto de su personalidad que se vea reflejado en Fernando?

—Buena pregunta. Sí. Fernando es el típico romántico que tiene que luchar porque, en realidad, en el medio de su relación está su padre. Francisquita está enamorada de su padre y él lucha por el amor de Francisquita. Yo siempre fui una persona que luchó por lo que quería. De hecho, siempre digo que ser cantante lírico y haber empezado una carrera en Argentina, un país a nivel geográfico lejos, y conseguir conectarme con el mundo ha sido una tarea titánica. Y la verdad es que creo que tengo ese aspecto: el ser luchador como Fernando.

Santiago Ballerini llega por primera vez a Oviedo para actuar en la mítica zarzuela<br />«Doña Francisquita»
Santiago Ballerini llega por primera vez a Oviedo para actuar en la mítica zarzuela
«Doña Francisquita»

—¿Qué reflexión le gustaría que hiciesen los espectadores después de ver esta función?

—La que ellos quieran. Nosotros como artistas preparamos un espectáculo y la gente tiene que entender que uno como artista arriba del escenario da lo mejor. Después, los gustos y las opiniones ya queda en lo personal. Hay gente que viene, se sienta, se agarran las palomitas y disfruta de un show, mientras que otros vienen con la partitura a ver si se equivocó media nota. Cada uno viene al teatro a lo que quiera. Por eso digo, siempre tiene que ver con lo que uno quiera llevarse también.

—Su propósito es que la gente disfrute

—Sí, que vengan al teatro a pasárselo bien y a disfrutar de la música. Esta producción tiene una puesta en escena distinta a Doña Francisquita original. Es una propuesta diferente y ojalá la gente pueda quitarse esa cosa de la tradición y de no sé cuánto para poder disfrutar. Mi objetivo además es que la gente venga al teatro y se olvide de todos los problemas porque el teatro es un lugar de desconexión.

—¿Por qué cree que la zarzuela sigue teniendo un lugar especial en ciudades como Oviedo?

—Creo que pasa igual en toda España. Tengo amigos en Málaga, en Madrid… y todos tienen su conexión con la zarzuela. De hecho aquí en los años 80 había un programa de televisión que versaba sobre zarzuelas y eso es porque hay tradición de zarzuela en España. Creo que el ser humano en estos días con la desconexión de los móviles, las redes sociales y demás, está comenzando otra vez a conectarse con esas sensaciones que nos hacen felices y la zarzuela es una de ellas porque es lo que se escuchaba en las casas. La ópera es internacional, pero la zarzuela es el género español y creo que nunca va a morir, porque esto es lo que nos da la identidad a nosotros.

—Si pudiera cantar otra zarzuela en el Teatro Campoamor, ¿cuál sería y por qué?

—Cantaría Marina porque a nivel operístico me dedico al bel canto (Arte del canto según el estilo tradicional de la ópera italiana, en que priman el gusto por la belleza sonora y las florituras, y la técnica interpretativa ágil y poco esforzada) y el estilo de Marina es muy belcantista. Su música es mi preferida.

—¿Ha tenido oportunidad de conocer Oviedo más allá del teatro? ¿Qué lugares le han llamado más la atención?

—He descubierto una ciudad con sello y encanto propio. No se parece a ninguna otra de las que he conocido en España. Recorrer sus casas amplias con aroma a sidra, disfrutar de su gente orgullosa de su ciudad, y la arquitectura. En Oviedo se respira identidad y barrio.

—Si tuviera que hacerle una recomendación a alguien que viene por primera vez a Oviedo, ¿qué no debería perderse?

—Si tuviese que recomendarle un extranjero que visita Oviedo, por primera vez, no perderse la joya oculta que es la catedral de la ciudad.