De sanar cuerpos a esculpir el suyo como culturista: la doble vida de una enfermera del HUCA

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Irene García se ha proclamado ya campeona en un campeonato internacional de culturismo
Irene García se ha proclamado ya campeona en un campeonato internacional de culturismo

Irene García empezó a ir al gimnasio para estar bien físicamente. Pero, gracias a su actual pareja, descubrió el culturismo y en menos de cuatro años ha logrado hacer podio en distintas competiciones internacionales

26 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Apenas recuerda un solo día en el que no se haya ejercitado físicamente. Y es que Irene García lleva haciendo deporte toda su vida. De bien pequeña empezó a practicar varias actividades deportivas. Tras probar diversas disciplinas, esta asturiana se dio cuenta que lo que más le gustaba era el patinaje artístico y la natación. Se le daba tan bien hacer giros, piruetas y acrobacias con los roller skates, además de desenvolverse como pez en el agua, que llegó a competir a nivel local en estas dos modalidades.

Con los años decidió dejar a un lado los patines para así poder dedicar su tiempo libre única y exclusivamente a la natación. Le gustaba tanto zambullirse en el agua que hasta se convirtió en monitora para compartir su pasión con otras personas. Así, de esta manera, conseguía también algo de dinero con el que costear sus caprichos. Por aquel entonces, no había terminado ni siquiera sus estudios en enfermería, por lo que no podía emplearse de su «verdadera» vocación.

Tras la llegada de la pandemia del coronavirus, Irene empezó a ser asidua del gimnasio. Usaba mancuernas y barras para fortalecer sus brazos y piernas. Hacia flexiones, abdominales y sentadillas para controlar su peso corporal. Se subía también a la cinta de correr y a veces a la elíptica para mejorar su resistencia. Todo con el objetivo de estar bien físicamente. Pero, de la noche a la mañana, esta enfermera de la UCI del HUCA cambió de parecer y quiso ir un pasó más allá con sus entrenamientos: empezó a hacer culturismo «sin ningún tipo de pretensión».

La culturista asturiana Irene García
La culturista asturiana Irene García

Sin haberlo fantaseado antes, le empezó a gustar deporte hasta el punto de que en menos de cuatro años ha logrado hacer podio en distintas competiciones internacionales. «Nunca me imaginé que iba a llegar a este punto», confiesa la asturiana, que se adentró en este mundo gracias a su actual pareja. Cuando le conoció ella ya iba al gimnasio en Pola de Lena, pero se ejercitaba, podríamos decir, a su manera. Sin embargo, este comenzó a recomendarle rutinas físicas para mejorar ciertos aspectos de su cuerpo.

«Él lleva entrenando desde que era adolescente, entonces sabe mucho sobre esto. A mí me guio bastante», dice. Para perfeccionar los entrenamientos, decidió contratar a un preparador físico. «Me hizo una tabla de nutrición y me marcó todos y cada uno de los ejercicios que tenía que hacer», detalla antes de señalar que su instructor personal al ver su evolución comenzó a decirle que «tenía una buena estructura para competir en culturismo».

Al escuchar la palabra «culturismo», empezó a darle vueltas a la idea de rendir un verdadero culto a su cuerpo. Hizo intensas búsquedas en internet para saber realmente en qué consistía este deporte. Al ver el cambio físico de mujeres que habían desarrollado extremadamente sus músculos por medio de ejercicios y conocer, en parte, sus historias personales, la asturiana que de aquella tenía 29 años cada vez se sentía más atraída por esta práctica deportiva. Comenzó, por tanto, a entrenar la funcionalidad de su musculatura.

Fue poco a poco mejorando el tono de su cuerpo hasta que en el 2023 y por motivos de salud tuvo que dejar a un lado las pesas. «Me dio un trombo en el brazo, por lo que estuve sin entrenar el tren superior bastantes meses. Igual fue cuatro o cinco meses. En ese período, al no entrenar tanto, perdí mucha masa muscular. Toda la que había generado en un año, entonces empecé a verme bastante mal», dice Irene, quien entre medias se mudó a vivir a Pola de Siero y por tanto tuvo que cambiar de entrenador. Ahora su preparador físico es de Avilés y es el responsable de su actual estado físico.

Como trabaja a turnos, no siempre le resulta fácil compaginar ir al gimnasio con atender a aquellos pacientes en estado más crítico. En función de los horarios que tiene en el hospital debe cuadrar las horas de entrenamiento. «Tengo pautados cinco días de entrenamiento y hago ejercicios función un poco de cómo de cansado tenga el cuerpo porque hay veces que no me da tiempo casi ni a recuperar. Los dos días que tengo de descanso hago algo de cardio porque no puedo no hacer nada», detalla.

Tupper.
Tupper. Katelin Kinney | iStock

Al hecho de tener que andar continuamente «a la carrera», porque si no no le da tiempo a nada, hay que sumarle que Irene va «siempre» con los táperes «a todos lados». La nutrición es una parte esencial del culturismo. Y es que alimentarse adecuadamente ayuda al cuerpo a afrontar los duros entrenamientos, además de permitir una recuperación más rápida. También ayuda a modificar la composición corporal en función de los objetivos marcados. Es por esta razón por la que no puede saltarse ni una sola comida.

«Cada tres o cuatro horas tengo que comer algo, por eso tengo que cuadrar hasta las comidas. Hay veces que en la UCI cardíaca tengo turnos que son malísimos, de no tener ni siquiera un minuto para beber agua... pero, aún así, tengo que apañármelas y comer porque es muy importante que no me salte ninguna comida, sobre todo ahora que estoy en la etapa de volumen», manifiesta esta asturiana que sigue a rajatabla su dieta.

A diferencia de otros culturistas, Irene no tiene restringido ningún alimento. Lo que sí, baja las cantidades, sobre todo de hidratos de carbono, cuando quedan pocos meses para la competición. «En mi caso tengo suerte porque me cuesta bastante coger peso, entonces nunca tuve que bajar los hidratos de carbono a cero en ninguna de las comidas. Eso sí, nos ceñimos siempre a los mismos alimentos: arroz, pasta, patata, pollo o merluza. No variamos para que tampoco me siente mal en el estómago», explica.

¿Se da de vez en cuando algún capricho? «Desde que empecé a prepararme para competir solo comí dulce una vez», asegura. No se atiborró más veces «no porque no pudiera», sino porque «meter azúcar al cuerpo hace que te dé más ansiedad, te genera la necesidad de querer más y más dulce y al final psicológicamente no lo llevas bien». Por eso, «vale más no comer nada de dulce y llevar una dieta lineal», dice antes de reconocer que de pecar prefiere hacerlo con salado. «Me apetece más unas empanadas o una tortilla», confiesa.

Aun así no es algo que eche de menos, el comer sin tener que pensar en las calorías. Al contrario. De todos los aspectos que aprecia del culturismo, destaca haber aprendido a cuidar su alimentación. «Antes no hacía ninguna dieta, comía un poco según me apeteciese, a lo mejor si no tenía hambre no comía nada o cogía cualquier cosa que hubiese por la cocina. Ahora sé que eso no se puede hacer, que es importante llegar a los niveles de proteína, de hidratos de carbono... porque es algo que te ayuda a mejorar físicamente», expresa. «Es fundamental el entrenamiento pero también la dieta es muy importante porque si no la haces al final no consigues nada», apunta.

Pero aparte de «haber aprendido a comer» a Irene lo que más le gusta de hacer culturismo es, sin duda alguna, poder retarse a sí misma. «Ver hasta dónde puedo llegar y dónde puedo ver mi mejora física a nivel natural para mí es lo mejor», dice esta asturiana que se ve mejor «ahora con 33 años que cuando tenía 26». «No solo por la imagen sino por la capacidad física que tengo ahora mismo. Con mi pareja hago también alpinismo y subimos picos muy altos. Hicimos unos cuantos en Picos de Europa y hasta coronamos el Mulhacén. Lo conseguí gracias a la resistencia que tengo pero también a mi musculatura. Si no tienes unas buenas piernas, nunca vas a poder hacer esas subidas tan altas sin lesionarte».

La asturiana Irene García compite en la modalidad Bikini Fitness de culturismo
La asturiana Irene García compite en la modalidad Bikini Fitness de culturismo

Si hablamos de retos, para esta joven enfermera el mayor desafío de rendirle culto a su cuerpo es haber llegado hasta una tarima. «Nunca imaginé que podía llegar a competir», asegura. Así que imagínate como me siento que además de competir, gano también», señala orgullosa. En su caso, busca tener su propio palmarés en la categoría de Bikini Fitness. «En mi modalidad se busca que sea una silueta en X, que esté proporcionado tanto el tren inferior como el superior», precisa.

Aunque su entrenador, su pareja y su entorno más cercano siempre la animaron, no fue hasta el pasado mes de agosto cuando decidió «ponerse en serio» y ejercitarse para debutar en la Copa de Madrid, donde se impuso en su categoría y en la absoluta. Este primer puesto la llevó a clasificarse para el campeonato de España, alzándose con una medalla de bronce, que le dio el impulso necesario para llegar hasta la que ha sido su primera competición internacional.

Disputó el Míster Olympia, que se celebró el pasado mes de noviembre en la localidad portuguesa de Estoril, en Lisboa. En la ciudad lusa se alzó «sorprendentemente» con el oro. «No me imaginaba para nada estos resultados. Yo me había tomado cada una de las competiciones como un viaje en familia», reconoce, antes de señalar que seguirá participando en campeonatos «no solo por ganar sino por las experiencias que vives».

Irene García se ha proclamado ya campeona en un campeonato internacional de culturismo
Irene García se ha proclamado ya campeona en un campeonato internacional de culturismo

Seguirá por tanto ejercitándose duramente para continuar subiéndose a una tarima. «Este año lo que tenemos pensado y ya estamos haciendo es trabajar el volumen, por ahora pequeño, para intentar ganar algo más de masa muscular. Mejoraremos también algunos de los puntos que nos dijeron los jueces», dice Irene, quien «si todo pinta bien y todo sigue igual» saldrá a competir en la primera temporada del campeonato nacional.

El mejor de sus consejos

Para quienes están empezando a adentrarse en esta disciplina deportiva, la asturiana recomienda tener paciencia. «Los cambios no vienen de hoy para mañana. Yo al final estuve unos 8 o 9 meses para coger volumen», dice antes de señalar que el quid de la cuestión está en ser perseverante. Ese sacrificio que se realiza, para ella, se recompensa luego con los resultados obtenidos.

«Yo nunca me quedaría con las ganas de no haberlo probado», asegura. Y no es de extrañar que tenga este pensamiento porque al fin y al cabo el culturismo le cambió «radicalmente» la vida. «Además es que conoces a gente muy buena. Yo por ejemplo la chica que me hace los bikinis, aparte de todos los consejos que me dio y me da, para mi ya es una amiga», señala la que es ya una de las enfermeras más fuertes de toda Asturias.