Pasarela contra los estigmas del cáncer de mama en Oviedo: «Queremos que se vean perfectas y salgan felices»

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Imagen del desfile del año pasado, en el que participó un hombre.
Imagen del desfile del año pasado, en el que participó un hombre. Aida Piniella

Lencerías Berta ultima los preparativos para su noveno desfile solidario, que contará con ocho modelos que padecen la enfermedad. «Tenemos que visibilizar porque sigue habiendo muy poca información», apuntan desde este comercio especializado en artículos ortoprotésicos para mujeres afectadas

03 jun 2024 . Actualizado a las 09:33 h.

Hace cerca de 20 años que Lencerías Berta se especializó en toda clase de artículos para hacer más fácil la vida de las mujeres con cáncer de mama. Casi la mitad de la trayectoria de este pequeño comercio ovetense que echó a andar de la mano de Marta Pérez en 1984. Cuando sus clientas empezaron a demandar sujetadores específicos y otros productos relacionados con la enfermedad, decidieron formarse e introducirse en un nicho de mercado muy descuidado hasta el momento. El objetivo, desde el inicio, fue que se sintieran cómodas y normalizaran su vida lo máximo posible. 

«Muchas venían y te contaban que necesitaban un sujetador específico. Se las dirigía a ortopedias y ellas lo que querían era seguir comprando en su tienda habitual. Eso nos hizo abrirnos y buscar. Al principio fue muy difícil, pero ahora tenemos prácticamente todo lo que ellas puedan necesitar, desde que les dan la noticia hasta que tienen que pasar por quirófano y todo lo que ello conlleva», recuerda la propietaria.

En estas dos décadas Lencerías Berta se ha convertido en un verdadero referente para las mujeres con cáncer de mama. Trabajan todo tipo de sujetadores para prótesis y cirugías, así como moda de baño adaptada o complementos para aliviar los linfedemas u otras dolencias derivadas de la enfermedad. «Intentamos que su vida se normalice y que puedan seguir comprando en las mismas tiendas y llevando la misma ropa», defiende Marta. 

Para estas clientas la información es «fundamental». Por eso, aparte de ofrecer sus artículos, tanto Marta como Consuelo y Aida —las dos empleadas— presentan todas las subvenciones que existen asociadas a este tipo de productos. «A veces desde la propia sanidad no se informa de lo que realmente necesitan tras la operación, qué sujetadores pueden utilizar o a qué ayudas pueden optar», subrayan. 

En todo momento, la cercanía resulta primordial. Se trata, dicen desde Lencerías Berta, de que sientan que están atravesando un proceso «tan normal como la vida misma». Eso sí, reconocen que siguen existiendo estigmas: «Muchas veces entran al probador y no te miran de frente, están escondidas. Cuando se dan la vuelta ya las tienes ganadas, pero tienen que hacerlo sin forzar, que lo hagan porque realmente han cogido esa confianza y esa seguridad», admite Marta Pérez.

Aida Piniella y Marta Pérez tras el mostrador de Lencerías Berta.
Aida Piniella y Marta Pérez tras el mostrador de Lencerías Berta.

Tras casi dos décadas de trabajo con estos productos, no solo tienen clientas asturianas; también de diferentes rincones de España. Han llegado a ellas a través de sus redes sociales y de su página web, donde hacen especial hincapié en explicar las diferentes ayudas a las que tienen acceso estas mujeres para poder adquirir sujetadores adaptados u otros productos. Al fin y al cabo, tratan de hacer fácil algo que a priori resulta «muy difícil». «Muchas veces vienen desarmadas y salen dándote un beso y contentas, para nosotras eso es la pera», reconoce Marta.

Un desfile cargado de complicidad

La implicación de Lencerías Berta con las mujeres con cáncer de mama es máxima. No solo en el apartado comercial, también en el humano. Desde hace más de una década organizan un desfile solidario en el que diferentes modelos lucen prendas de baño. Este martes, 4 de junio, celebran la novena edición —hubo un parón de dos años por la pandemia— en la Sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. «Con este evento intentamos quitar toda esa parte negativa, que las vean desfilar y que ellas se sientan perfectas», defiende la propietaria y organizadora. 

Se pasan todo el año preparando el desfile: «Desde que acaba uno, empezamos con el siguiente». La mayor parte de las modelos son veteranas y forman parte de un grupo que se reúne en la tienda todos los lunes para hablar y compartir inquietudes sobre la enfermedad. «Es como tener una familia fuera de casa. La complicidad que hay entre ellas y nosotras es muy importante. Ni te imaginas lo que nos pueden llegar a querer y lo queridas que nos sentimos… Es un lujazo tenerlas y en su situación nos demuestran día a día que están aquí», aplauden.

El objetivo de este evento no es otro que visibilizar su situación y las carencias que todavía existen: «Insistimos en que hay muy poca información. Tenemos a los mejores profesionales en cáncer de mama en Asturias y los tratamientos son excepcionales, pero falta esa parte de orientación que muchas veces les damos aquí. La primera postura, cómo colocarse la prótesis… Una información vital y fundamental que es necesaria desde el minuto uno y, en cambio, viven sin ella».

La complicidad entre las participantes en el desfile y las responsables de Lencerías Berta es total.
La complicidad entre las participantes en el desfile y las responsables de Lencerías Berta es total.

Esperan que el apoyo al desfile vuelva a ser masivo, como en ediciones anteriores. Y, en definitiva, «que salgan felices», porque la gran mayoría del público será afecto y quizá no se atrevería a estar encima de la pasarela, por lo que el efecto positivo es doble. «Con que todo el mundo salga contento de allí, objetivo cumplido», apoya Marta. 

Sin embargo, este año no han logrado que ningún hombre con cáncer de mama se anime a desfilar. En estos casos, la información es todavía más escasa. «El año pasado conseguimos que viniera uno, este lo intentamos, pero no hubo manera, y eso que hicimos un llamamiento a través de las redes sociales», apunta Aida Piniella mientras explica que ellos no están exentos de la enfermedad. «Muchas veces cuando se enteran es tarde y casi todos son ya metastásicos. No tienen información o se esconden porque lo ven como una cosa de mujeres. La misma sociedad lo impone como una enfermedad exclusiva de mujeres y no es así», lamenta. Los estigmas y tabúes se multiplican aún más cuando el afectado es masculino. 

«El 90 % de las mujeres no sabemos qué talla de sujetador llevamos»

Aparte de estar especializadas en lencería oncológica para mujeres con cáncer de mama, en esta tienda de la calle Palacio Valdés venden prendas íntimas y moda de baño para todas. Porque defienden a capa y espada una gran premisa: «Todos los cuerpos son normales, tengas más o menos pecho o estés operada». Por eso, explica Aida, trabajan «todo tipo de tallas, copas y contornos, porque queremos normalizar la moda que se adapta absolutamente a todos los cuerpos». 

Entre las mujeres también hay mucho «desconocimiento» sean o no pacientes de cáncer de mama. Por eso tratan de asesorar a cada clienta con una atención totalmente individualizada: «Cada una necesita una cosa porque su pecho es totalmente diferente. El 90 por ciento de las mujeres no sabemos qué talla de sujetador llevamos, y me incluyo porque no lo supe hasta que no llegué aquí», admite la dependienta. «Nosotras por deferencia preguntamos qué talla llevan, pero no nos importa, porque con verla ya lo sabemos», añade Marta Pérez.

Ella fue la fundadora de Lencerías Berta, una marca que llegó a tener cinco locales abiertos de manera simultánea en Oviedo. Ahora mantienen una tienda abanderando el espíritu del pequeño comercio: naturalidad y cercanía. «Hay veces que a nosotras nos sorprende que nos digan: “qué bien nos habéis tratado”, porque es nuestro trabajo», reconoce la comerciante.

Y para finalizar, Marta Pérez lanza un llamamiento a la sociedad para que defienda y compre en el pequeño comercio: «Es fundamental porque lo estamos pasando mal y la situación es muy complicada. Yo he pasado por todas las crisis porque en 40 años ha habido muchas, pero ninguna ha sido como esta. Desde la pandemia notamos mucho bajón, la gente tiene menos poder adquisitivo y han cambiado las costumbres de compra. Nosotras no podemos vender tan barato como en internet o en una cadena, pero sí podemos hacer que la gente se marche contenta».