El asturiano que está en la élite de la fotografía deportiva: «Me encantaría poder cubrir el Mundial de Fútbol»
LA VOZ DE OVIEDO
Sobre ruedas o por el aire, Charly López es a sus 30 años uno de los pocos fotógrafos que tienen el privilegio de captar la esencia de grandes competiciones deportivas. Su carrera profesional cambió cuando en el 2019 recibió una llamada para participar en el Rally Dakar. «Me pilló completamente por sorpresa», asegura el poleso, cuya historia es digna de admirar
02 abr 2024 . Actualizado a las 14:13 h.Cuando alguien de su entorno le regalaba una cámara de fotos desechable Carlos López, más conocido como Charly, era el niño más feliz del mundo. Le apasionaba ver la vida detrás del objetivo. Como disfrutaba mucho haciéndolo dedicaba su tiempo libre a trastear con las cámaras de carrete «que tenía por casa» para así tomar todo tipo de imágenes. Si iba de excursión con los amigos o de viaje con su familia llevaba siempre una con él para poder inmortalizar la experiencia. Poco a poco iba perfeccionando la técnica, mientras que cada vez se sentía más atraído por esta disciplina artística. Esta afición se acabó convirtiendo más pronto que tarde en su profesión. Y tal es el talento que este poleso demuestra detrás de una lente que es de los pocos fotógrafos que tienen el privilegio de captar la esencia de grandes competiciones deportivas como el Tour de Francia, el Rally Dakar o la Fórmula 1.
El camino hasta ser uno de los mejores fotógrafos deportivos del mundo no ha estado exento de baches y obstáculos. Para empezar, Charly tuvo que gastar buena parte de sus ahorros para tener una cámara de fotos de calidad. Cuando lo hizo tan solo tenía 16 años. Para poder dominar la técnica tuvo que cursar el grado superior de Imagen y Sonido, con los consiguientes sacrificios que acarrea el hecho de estudiar. Una vez finalizado dicho FP que era impartido en La Felguera, decidió matricularse en la escuela de idiomas para aprender inglés. Era consciente de que el hecho de dominar esta lengua le iba a abrir puertas en esta profesión. Realizó al mismo tiempo un curso de fotografía en Gijón, por lo que debía planificar bien las clases.
Fue con 20 años cuando decidió dar el salto al mundo laboral. Para ganarse la vida e ir poco a poco haciéndose un hueco en el sector, al igual que la mayoría de los compañeros de profesión, el poleso comenzó capturando la magia de las boda. Como el deporte era otra de sus aficiones cada vez que podía acudía a rallies o cualquier otra competición para captar la esencia de la misma. De vez en cuando colaboraba con alguna revista deportiva y siempre que algún equipo o escudería de automovilismo se mostraba interesada en su trabajo, gustosamente les prestaba sus servicios. Así es como Charly poco a poco iba llenando la agenda hasta conseguir un sueldo con el que cubrir sus necesidades y satisfacer sus caprichos.
Yendo de un evento a otro, el fotógrafo asturiano recibió en el 2019 una llamada que cambió su vida para siempre. Hasta ese momento «pensaba que iba a acabar haciendo bodas». Pero nada que ver con la realidad. La agencia portuguesa para la que trabajaba cubriendo las carreras del mundial de Rally le ofreció acudir al Rally Dakar para tomar instantáneas en el campamento y a todos aquellos patrocinadores. Era un trabajo más bien secundario pero era la única oportunidad que iba a tener para poder participar en dicha carrera automovilística. Sin pensárselo ni un segundo el de Pola de Siero dijo que sí. Una vez en tierras peruanas, donde se disputaba dicha competición, la suerte le volvió a sonreír. La organización del evento se había quedado sin fotógrafo para ir en el helicóptero y como él era el único profesional que estaba en ese momento ahí le eligieron a él.
«Me pilló completamente por sorpresa. Es más, me recomendaron tomarme una pastilla para no marearme en el helicóptero y como seguía sin creérmelo no lo hice y estuve varios días revuelto», rememora a sus 30 años. Desde entonces el asturiano es el fotógrafo oficial de esta competición que es una de las más importantes del mundo. «A los organizadores les gustó bastante lo que hice ese primer año y ya me llamaron para ir con ellos las siguientes ediciones», asegura orgulloso. Para poder captar la esencia del Dakar, durante las dos o tres semanas que dura la carrera, Charly se levanta todos los días a las 5.30 horas. Cámara en mano se dirige al helicóptero para volar desde el campamento «que cada día está en un sitio diferente», hasta la salida de cada etapa.
Una vez dado el pistoletazo de salida sigue a través del aire todo el recorrido hasta llegar a la meta. En las «10 o 11» horas que está volando sobre los parajes desérticos de la prueba, aprovecha para hacer cientos de fotografías y también algún que otro vídeo. Si ve que el paisaje no puede ser más espectacular y las condiciones lumínicas son idóneas para tomar una instantánea perfecta incluso pide a los pilotos que aterricen el helicóptero para disparar desde el suelo. «Hay veces que si veo que me va a cundir más estar posado digo que me dejen en un sitio muy concreto y que pasen luego a recogerme. En ocasiones, aunque la verdad que muy pocas, cuando te bajas no es tal y como te lo habías imaginado y no te queda más remedio que quedarte ahí», cuenta.
Seguir la competición automovilística desde el cielo permite al asturiano llegar a aquellos sitios que de otra manera le resultaría imposible. «Ir en helicóptero es una ventaja increíble», asegura. Al cabo del día tiene «un montón de oportunidades» para tomar la instantánea perfecta. «Puede ser incluso interesante retratar accidentes que no sean muy graves como por ejemplo un piloto que haya pinchado y están ahí los mecánicos cambiándole la rueda», resalta el poleso, quien por tercer año consecutivo se llevó el premio Émilie-Pocuan a la mejor fotografía aérea del Rally Dakar
No obstante, no puede pasarse todo el tiempo haciendo fotografías dado que la aeronave, «tiene más funciones como puede ser de rescate»: «Hay días que tengo que ir en el coche porque lo necesitan exclusivamente para tema médico», asegura. Cuando eso ocurre Charly es aún más consciente de que tiene la mejor posición para sacar fotografías. «Si vas en coche y eliges mal sitio, el paisaje no acompaña ni tampoco la luz y además no hay acción es casi un día perdido», reconoce antes de señalar que en el caso de tener que ir en el automóvil prefiere captar a los corredores durante el atardecer y por la noche dado que «es algo que nunca se suele hacer».
Más competiciones deportivas
A raíz de su participación en el Rally Dakar, los organizadores del Tour de Francia se pusieron en contacto con Charly para que retratase también la magia de esta competición que a su juicio es una de las más importantes del año. Tiene además puesto su objetivo sobre La Vuelta a España, tanto la masculina como la femenina. «Entre uno y otro paso tantos días o más involucrado en el ciclismo como con el automovilismo», asegura el asturiano, quien hasta la fecha ha captado la esencia de la Copa Davis o la Fórmula 1, entre otros eventos deportivos de élite.
Desde hace unos años forma parte del equipo de fotografía de RedBull. «Cubro los eventos más potentes que hacen aquí en España», detalla. Ha comenzado además a captar encuentros de fútbol, así como de pádel. Este año es también uno de los responsables de retratar la dureza de la carrera de resistencia de 24 Horas de Le Mans, en Francia. Y si hablamos de futuro, le gustaría «seguir tocando todos los deportes». «Me encantaría poder algún día cubrir el Mundial de Fútbol o las Olimpiadas», confiesa Charly.
Ser testigo de estos eventos deportivos implica que el poleso vaya siempre con las maletas a cuestas. Debe pasar muchos días fuera de casa para retratar la magia de cada una de las pruebas. Además como reside en Oviedo debe hacer largos viajes con alguna que otra escala de por medio. Pero este trasiego no lo cambia por nada en el mundo. «Si tuviese que mudarme a otra comunidad ya cambiarían las cosas para mi. Sí por ejemplo viviría en Madrid sé que tendría más trabajo pero viviría mucho peor porque la calidad de vida ya no sería la misma», reconoce el asturiano, a quien no le hizo falta desvincularse de su tierra natal para convertirse en uno de los mejores fotógrafos deportivos de nuestra era.
Si tuviese que darle algún consejo a alguien que se esté adentrando en esta disciplina artística, Charly lo tiene claro: «Hay que estudiar idiomas». Son muy importantes, a mi fueron los que me abrieron muchísimas puertas», confiesa el asturiano, que además del inglés domina el francés, el italiano y el alemán. «Quiero aprender también árabe para poder desenvolverme tranquilamente», afirma.
De igual modo recomienda a aquellos fotógrafos amateurs tener «muchísima paciencia» para poder llegar a los contactos que hay que tener para adentrarse en este mundo. «Aquí entra un poco el factor suerte porque tienes que dar y conocer a las personas correctas conozcas», asegura. No obstante, «si trabajas bien y estás metido en el deporte no vas a tener problema porque realmente somos relativamente pocos los que nos dedicamos a esto», confiesa el de Pola de Siero, quien dado al talento que demuestra detrás de la cámara se ha convertido en un referente en la élite de la fotografía deportiva.